LOBO MALDITO: la cacería de las bestias

GIBOSA CRECIENTE

Esa noche el bosque se encontraba inquieto, se sentía en la oscuridad a un animal correr, uno muy desesperado, que corría pero que a su vez sus huesos le dolían. Una criatura estaba siguiendo al pobre animal en fuga lastimándolo con cualquier cosa que podría encontrarse, este dio su último intento con un tronco que al lanzar logro darle al blanco haciendo desplomar por fin al animal maltratado.

-Sabes bien que te ocurrirá si sigues escarbando, te veo una vez más y te matare animal baboso.

El esperpento desapareció sin dejar rastro de aquella presencia que asustaba en los bosques silenciosos. El animal débil no pudo hacer movimiento alguno para quitarse el tronco de encima, estaba tan lastimado por dentro y por fuera que mejor decidió quedarse ahí, suspirando, optando por esperar la muerte en esa noche tan fría.

ZZZ

Una chica se encontraba mirando desde la ventana de un auto los paisajes lindos que el viaje le dio la oportunidad de ver, sin duda fue algo que la animo un poco porque su mareo no era algo positivo. Había cinco integrantes dentro del auto, los cuales estaban muy animados ya que iban de vacaciones al olvidado pueblo de Montmell-Marmellar oculto en lo más profundo de los bosques de Tarragona - España. En este viaje se cantaba, se bailaba y se mareaban en especial la albina que llevaba desde un largo rato de esa manera.

-Ellie, ¿te encuentras bien? Te veo muy rara, no te reconozco jeje.- Verónica, la hermana que más molesta a la más joven.

-No, no, no es nada tranquila.

-Se ve que esta mareada, es mejor que paremos papá, elizabeth esta por vomitar.- Margaret, una madre completa para todo el mundo.

-Que no pasa nada, solo ve más despacio papá.

Al final elizabeth vomito dentro del auto y tuvieron que parar en una gasolinera a limpiar el desastre hecho, pero eso no los detuvo para llegar antes del anochecer ya que dicen que es muy peligroso andar en carro por esa zona. Llegaron por fin a aquel pueblo que desde siempre ha sido solitario, en donde no hay ni un solo alma pasando por ahí, la familia nunca se preguntó la razón de su abandono solo venían porque cerca vivía alguien muy especial para ellos, nunca quisieron pasear o buscar aventuras. Se bajaron a estirarse un poco por el viaje tan largo que tuvieron y decidieron buscar una tienda para comprar algunas cosas.

-Elizabeth, si quieres quédate aquí sentada juiciosa, vamos a ver si hay una tienda abierta para comprar unas cositas ¿bueno?

-Si, entendí bien mamá. Pero se van a ir todos o que.

-Ja, quisieras, piensas que te vamos a dejar sola.

-Pues tú te quedas porque te da pereza ir verónica.

-Bueno si.

ZZZ

Las hermanas se quedaron sentadas en una banca al lado de un árbol en toda esa oscuridad que había, era inquietante el hecho de que no había una pisca de luz por el pueblo y eso que algunas casas estaban levemente prendidas. Elizabeth se cansó de ver su celular por lo que decidió por ver su entorno, se concentró totalmente, tanto que se dio cuenta que las estaban observando. Verónica estaba en su cuento con su celular por lo que no se percató que su hermana pequeña estaba muy asustada. Había siluetas escondidas en unos árboles y había asomadas algunas personas en las ventanas de sus casas, observándolas, mirándolas sin apartar la mirada, tal vez buscando la oportunidad para sacarlas de su territorio. Fueron unos minutos de total desesperación, en donde la albina quería decirle a su hermana pero le era imposible por el miedo hasta que por fin había llegado su salvación, sus padres.

-Papá, mamá, ya nos vamos verdad.

-Claro hija, pero que te paso que estas temblorosa, ¿acaso tienes frio?