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-Te ves hermosa, Keeva. -Caminó frente a mí. -Tal vez y te falta un pequeño detalle. -Estiró su brazo.

El collar.

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-Moli, no...

-Keeva, por favor. Dylan no se dará cuenta. Niall estará ahí y lo verá. Sabrá que aún no lo olvidas. -Sus ojos brillaron.

-Moli estás loca. -Lo tomé entre mis dedos. Dudé. -¿Puedes abrocharlo?

Su sonrisa se extendió y voltee los ojos.

Bajamos las escaleras y los ojos de Dylan se posaron en mí. Esa mirada asquerosa. Podría apostar que por su mente pasaban miles de pensamientos morbosos. Mi padre estiró sus dos brazos y nos ayudó a bajar los últimos dos escalones.

-Podría dejar a Greg plantado con tal de despojarte de esa ropa. -Susurró en mi oído al abrazarme. Plantó un beso húmedo en mi cuello.

-¿Keeva, podría irme contigo? -La vocecilla de mi hermana me sacó del sucio momento.

-Claro, Moli. No creo que a Dylan le moleste. -Miré a Dylan que me veía con el ceño algo fruncido.

-Por supuesto que no, Moli. -Dejó de verme para ver a la pequeña de mi hermana con una sonrisa fingida.

El viaje a la mansión Horan fue mucho más divertida de lo que seguramente hubiese sido de haber ido con Dylan sola. Moli hacía preguntas sin ton ni son a Dylan. Éste le contestaba con un simple asentimiento o con solo palabras monosílabas. Era un completo patán.

Al llegar a la Mansión Horan mi corazón comenzó a acelerarse a punto de salir del pecho. No dejaba de jugar con la cadenita colgada a mi cuello. Bajé del auto, sin ayuda de Dylan, y mi hermana y yo comenzamos a caminar tras él.

-Iré con tu padre para ir con Greg. -Me avisó.

-¿Estas nerviosa? -Preguntó mi hermana en un susurro.

-Demasiado. -Tomé su brazo y lo enredé al mío.

El cuerpo de la señora Horan se plantó frente a mí. Seguía siendo una señora con cabellos cortos y pintados de un color dorado.

-Keeva... -Sus ojos se abrieron y una sonrisa salió de sus labios. Abrió sus brazos y me apegó a su cuerpo. -Dios mío. Ha pasado demasiado tiempo. ¿Qué tal la vida, cariño? -Se alejó de mi sin dejar de tomar mi hombro izquierdo.

-Maura, los Milán ya llegaron... -El señor Bobby llegó con nosotros y después me miró. -Keeva Milán... Ya eres toda una adulta... -Me dio un pequeño abrazo y después pasó su brazo por la cintura de la señora Horan. -¿Hace cuánto que te fuiste a Inglaterra? ¿4 años?

-3, Señor Horan. -Sonreí a duras penas.

-¿Dónde está tu esposo, Keeva?

-Con mi padre. Irían con Greg.

-Hola Moli. -La señora Horan saludó a mi hermana

-¿Cómo han estado señores Horan?

Platicamos unos pocos minutos para que después nos dijeran donde estaba nuestra mesa. Justo a unas mesas cerca de la suya. No había visto al castaño de los ojos bonitos. Moli y yo tomamos asiento junto con mi madre. Hablamos cosas irrelevantes, después de algunos 20 minutos un joven con cabellos oro se acercó a la mesa con la mirada perdida en el celular.

-Señora Milán... -Su voz. Era él. Niall Horan estaba a espaldas mío.

Al escuchar su voz automáticamente mi mano fue al collar. Estaba ahí. El amor de mi vida estaba a unos centímetros dándome la espalda. La mano de Moli tomó mi mano libre y la apretó un poco.

-Niall. Querido... -Mi madre se levantó de la mesa a saludarlo. -¿Cómo has estado?

-Muy bien señora Horan. -Su cabeza giró para ver a Moli y después verme a mí.

Sus ojos se abrieron de par en par. Sus ojos azules me miraron impacientes, su mirada se dirigió a mí cuello, había visto el collar. Se acercó a mí.

-Keeva, mi amor. -La voz de Dylan me hizo separar mis ojos de aquellos azules. -Niall... -Los ojos de Niall se dirigieron a Dylan.

-Dylan. -Las manos de ambos se juntaron en un saludo seco y frío. -Señora Milán, tengo que ir con Greg. Un gusto verle. -Miró a mi madre para después verme a mí y partir de ahí.

-Keeva, Denise necesita que le ayudes con ciertas cosas.

-Vengo madre. -Me levanté de la mesa y la mano de Dylan tomó la mía.

Caminamos hacía la mansión, no había ruido alguno dentro de ella. Entramos a la sala principal, donde estaba Greg, Niall, Bobby y ahora Dylan y yo. Greg se acercó a abrazarme.

-Keeva, necesito que le ayudes con el vestido de Denise. Tienen problemas con algunas cosas. -Me tomó por los hombros.

-Por supuesto Greg. -Sentía la mirada de Niall sobre mí. -¿Dónde están?

-Yo... no puedo llevarte, es de mala suerte ver a la novia antes de la boda... -Se calló. -Niall te llevará, ¿verdad hermano? -Le miró suplicante.

Mis ojos como los de él se abrieron de par en par. La mano de Dylan apretó un poco la mía. Él no supo jamás que yo había tenido algo que ver con el rubio aquel. Simplemente estaba molesto por tener que dejarme con otro hombre.

-Sí, Greg. Yo la acompaño. -Su voz algo rasposa, pero al mismo tiempo aguda hizo que mi corazón se acelerara. -Por acá, Keeva.

Dylan me plantó un beso en los labios y soltó mi mano, maldito controlador.

Comenzamos a caminar para la parte contraria de donde la boda se realizaba, caminábamos a la cabaña donde nuestro primer beso ocurrió. Mi mirada se encontraba mirando el suelo, él solo veía el paisaje.

-¿Cómo has estado? -Soltó de pronto y me miró.

-Bien. -Mentira, lo acababa de ver después de años y lo primero que le decía era una mentira. -¿Y tú?

-Bien, supongo. -Encogió sus hombros y agachó la vista.

Silencio. 

-Lo siento. -Dijimos al mismo tiempo.

Su mirada se encontró con la mía y ambos dejamos de caminar.


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IIIIIIHHHHHH, se volvieron a ver después de tanto tiempo :3 

Mi AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora