-12-

6 0 0
                                    

-Le pediré el divorcio. -Solté de pronto.

~~~~~~11

Lo haría. Tomaría el valor de pedirle el divorcio a Dylan. Amaba a Niall con toda la mitad de mi corazón, la otra parte era de Sam.

-Te amo demasiado, y no volveré a perderte. -Tomé su mano mientras él seguía manejando.

-¿De verdad lo harás? -Preguntó emocionado.

-Lo haré, Nialler. -Agarró mi mano y la acercó a sus labios para besarla.

Estábamos tirados en la cama, viendo una película mientras Sam estaba acostada en su pecho.

-¿Quieres cenar, K? -Miró a Sam que empezaba a moverse inquieta. -Alguien sí tiene hambre. ¿Verdad, Sam? -Empezó a hablarle tierno.

-Sí. Podemos bajar e ir a cenar al restaurante. -Me levanté para tomar a Sam. -Vamos nena, hora de cambiar el pañal.

Bajamos a cenar, Niall tenía a la bebé en brazos mientras yo presionaba el "PB" del elevador. Su brazo libre pasó por mis hombros y me acercó a él para darme un beso en la frente. Le sonreí.

La cena pasó tranquila. Cenamos pasta y la pequeña Sam una papilla de papa. Decidimos ir a caminar por la zona verde del hotel, para ver si la pequeña se quedaba dormida. Tenía en brazos a la bebé, mientras Niall caminaba con su brazo en mi cintura.

-¿Nos podríamos tomar una foto? -Preguntó. -Me gustaría guardar este momento para siempre.

Sacó su celular del bolsillo de sus jeans, la pequeña estaba dormida en mis brazos mientras el castaño se colocaba tras mío para hacernos una selfie. De su cara no salía más que esa boba sonrisa que me tenía enamorada. Subimos a la habitación, acomodé a Sam en la pequeña cuna mientras él tomaba unas cervezas del minibar.

-Ven, vamos al balcón. -Colocó su mano libre en mi cintura mientras terminaba de acomodar a Sam.

Caminamos al pequeño espacio libre, abrió la cerveza y me la tendió. Nos quedamos en silencio unos minutos, sabía que algo pasaba por su cabeza, algo quería preguntarme pero no tenía el valor. Me acerqué un poco a él, miré su perfil, su ceño estaba fruncido; tomé el valor de acariciar su nuca y automáticamente al sentir mi tacto su rostro se relajó.

-¿Qué está pasando por tu mente, Nialler? -Sonrió al oír el viejo apodo.

-Keeva, ¿Qué pasará el día de mañana? ¿Cuándo nos volveremos a ver? ¿Qué pasará con nosotros? -Soltó sin verme. -No quiero separarme de ti. -Dijo en susurro mientras volteaba a mí.

-Iré a Inglaterra mañana. Le pediré el divorcio a Dylan, en cuanto él lo firme seré libre de estar con el amor de mi vida; contigo. -Acaricié su barbilla.

-Quiero estar ahí contigo, quiero apoyarte en esto. No quiero dejarte sola en este momento, K. -Suspiró. -Me da miedo lo que ese imbécil te puede hacer.

Suspiré. Dylan era un maltratador, yo también temía. Sam es ahora lo más importante para mí y tenía que ver primero por mi hija.

-Puedo irme contigo mañana a Inglaterra. Si no quieres que vaya contigo para enfrentar a Dylan puedo cuidar a Sam en lo que tú vas y hablas con él. -Tomó mi mano entre las suyas.

Es noche volví a ser suya. Besó y acarició cada parte rota de mí. La pequeña Sam se levantó como de costumbre a las 5 am. Tomé un baño rápido en lo que él iba a su habitación a preparar sus maletas para irnos, sí, se iría con nosotros. El vuelo iba casi vacío y de suerte el asiento a mi lado estaba libre para ser comprado por el castaño. Las siguientes 9 horas fueron tranquilas, Sam estaba acostumbrada a los aviones, puesto que sus 6 meses de vida eran entre viajes de Inglaterra a Italia por la pasarela. Jugaba con Niall, y él con los juguetes de la pequeña. Sam dormía en mis brazos mientras el castaño mantenía su cabeza en mi hombro.

-Estaré contigo todo el tiempo que necesites, K.

Había sonado mi celular anunciando un mensaje de Dylan.

Keeva, no me encuentro en casa. Vuelvo mañana.

Era la oportunidad de sacar mis cosas de esa casa y dejar los papeles de divorcio. Al llegar a Inglaterra, decidimos irnos directo a casa del castaño para dejar las maletas del viaje y tomar su camioneta para traer las cosas mías y de Sam en ella.

Como había dicho Dylan, la casa se encontraba vacía, no había nadie ni siquiera alguien del personal. Subimos rápidamente a la habitación de Sam. La acomodamos en su cuna para nosotros empezar a llenar maletas con su ropa y uno que otro juguete, al terminar nos pasamos a la que era mi habitación con Dylan. Saqué dos maletas más y comencé a guardar las cosas de importancia en un pequeño maletín que mi padre me había regalado años atrás; documentos, actas de nacimiento, pasaportes. Mientras que una de las maletas la llenaba de ropa interior, de calor y de frío. Tomé unos pares de zapatos y los acomodé en otra de las maletas. Empezamos a subir las maletas a la camioneta del irlandés y volvimos a entrar para dejar los papeles de divorcio en la mesa. Tomé a Sam de su pequeña periquera y al dar la vuelta estaba ahí de pie junto a la puerta.

-¿Qué mierda está pasando aquí? -Sus ojos iban de Niall a mí como par de bolas de billar. -He preguntado ¿Qué mierda está pasando aquí? -Comenzó a caminar a mí y rápidamente el castaño se puso frente de mí, tomando mi mano detrás de él.

-Keeva y Sam se van conmigo. -Contestó con un tono de voz demasiado grave. Estaba enojado.

-Niall. -Susurré.

-¿Qué dices, irlandés de mierda? -Se detuvo a vernos de arriba para abajo. -Así que por este son tus viajes a Italia, Keeva. -Me miró fijamente. -Siempre supe que eras una zorra.

-No le hables así. -El castaño soltó y dio un paso a él.

-¿Por qué no hablas, Keeva? Ninguna de las dos se irá con este cualquiera. ERES MÍ ESPOSA. SAM ES MÍ HIJA. -Gritó.

-Quiero el divorcio, Dylan. -Me atreví a hablar. -Ya no quiero estar contigo jamás. He dejado ahí en la mesa los papeles de divorcio. No te estoy pidiendo nada. Puedo mantener de Sam. Solo firma los papeles y no volverás a saber de mí. Lo juro.

-¿Firmar? ¿Para qué? ¿Para qué te vayas de puta y te lleves a MÍ hija contigo? -Sonrió de manera hipócrita. -Y tu Horan, ¿no te quedó claro que te quería lejos de MÍ mujer? ¿No te fueron suficientes aquellos golpes que te di?

¿Qué? Dylan había golpeado a Niall y eso yo no lo sabía. La mano del castaño, que no me había soltado en ningún momento apretó la mía. Se lo había guardado para no hacerme daño. 

-¿Tu querido amor no te lo contó, Keeva? -Sonrió y volteo su mirada a mí. -Déjame contarte. -Dio un paso atrás y comenzó a jugar con una pequeña pelota de Sam que se encontraba en uno de los sillones. -El pequeño Horan después de la boda de Greg se hizo el valiente y fue a buscarme para amenazarme. -Rio. -Ingenuo. Después de soltar toda la mierda que llevaba dentro le dije que eras mía, que siempre lo serías. Me soltó un puñetazo, el único que pudo ponerme, después sabrás bien tú lo que hice con él; lo has vivido en carne propia. -Me miró. -Le regresé el golpe al ojo y uno más al abdomen. Se agachó y ahí le di un rodillazo en la nariz ¿tuviste que operártela, Horan? -Le miró sonriente. -Salía demasiada sangre, espero hayas ido a revisarla. -La mano del castaño apretaba cada vez más la mía pero sin dejar de verle. -Aun así con todo ensangrentado seguía diciendo mierdas. Te ha de amar mucho para que después de esa paliza siguiera buscando por ti. -Se rio. -Pero ¿sabes algo? -Caminó al castaño y lo tomó del rostro. -No voy a firmar ningún papel. -Me miró sin soltarlo. -Habías hecho bien al irte de Inglaterra, Horan. ¿Porque no te vuelves a ir? Aquí no hay nada para ti. -Su mirada volvió a él. -Keeva me pertenece. Su padre prácticamente me la vendió. ¿Sabes por qué? Por qué su pequeño novio de ese entonces no era NADIE -Alzó la voz en eso ultimo. -Y sigues siendo nadie, Horan. -Soltó intimidante.


~~~~~~~~~~~
MALDITO DYLAN!!!  

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora