Primera parte

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–¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues?
–Aquí... Me sigues... –fue lo único que Eco pudo decir, maldita como estaba, habiendo perdido su voz
Narciso siguió hablando y Eco nunca podía decir lo que deseaba.
Finalmente, como la ninfa que era acudió a la ayuda de los animales, que de alguna manera le hicieron entender a Narciso el amor que Eco le profesaba. Ella le miró expectante, ansiosa… pero su risa helada la desgarró. Y así, mientras Narciso se reía de ella, de sus pretensiones, del amor que albergaba en su interior, Eco moría.
El mito de Eco y Narciso.

NarcisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora