ㅤㅤ𝗲𝗽𝗶𝗹𝗼𝗴𝘂𝗲 ❟❟

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E P Í L O G O
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ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤHAY UN PEQUEÑO cementerio que Charlotte visita, y que es hasta más colorido que un carnaval

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ㅤㅤHAY UN PEQUEÑO cementerio que Charlotte visita, y que es hasta más colorido que un carnaval.

Mientras camina, sus botas de tacón chasquean contra los adoquines del color del algodón de azúcar, que inevitablemente conducen hacia el arco del cementerio maya de Yucatán. Alrededor de ella, muchas familias, ya sea recién afligidas o de visita, colocan pequeños cachivaches en las tumbas de sus seres queridos. Cada una más sentimental que la anterior.

Charlotte los observa desde debajo del ala de su sombrero negro de piel sintética. Había algo en la forma en que los humanos lloraban que le parecía tan hermoso. La forma en la que dejaban todo salir, sin reservas ni nadie a quien impresionar. No se esperaba de un humano que contuviera su tristeza, sino que era una emoción normal que a menudo aquejaba a muchos, especialmente en lugares como aquel. Incluso entonces, las emociones humanas eran un amplio espectro, siendo el llanto el subproducto de la tristeza, la felicidad, la risa o el miedo. Muy diferente a la monótona colección de emociones de Charlotte, que no solo la atormentaba a ella, sino a otros de su especie.

Las lápidas que visita Charlotte se encuentran en una gran parcela al final del camino, en la que nadie entra a menos que lleve mucho tiempo investigando su ascendencia. Donde yacen estas tumbas, muchas de las que las rodean no son más que escombros. Piedras con tenues nombres y números a medio tallar, a veces una A o un 2. Guijarros perdidos que alguna vez habían pertenecido a algo mucho más grande.

Bajo su bufanda, que le cubre parte del rostro de la luz del sol, que poco a poco se oculta en el horizonte de Mérida, Charlotte deja que sus dedos bailen tímidamente con las hierbas que aparecen de vez en cuando entre las piedras, como si quisieran recordarle que aún están ahí. Su mano refleja en el aire brillantes colores holográficos al llegar a la impactante luz, casi como si recordara las tumbas lilas, naranja canario y verde lima que había pasado de camino a su destino.

En línea recta, sobre un terreno irregular, bajo las brillantes lápidas de color rojo pimiento, se encuentra cada uno de los miembros del linaje familiar de los Everett. No es un gran linaje, ya que su familia acaba en un varón llamado Raoul, pero es fuerte. Charlotte aprecia cada nuevo nombre que no había podido presenciar en persona, pero su mirada siempre se detiene en los más antiguos.

Estando agachada, Charlotte finalmente se deja caer sobre la hierba. El calor de esta sería insoportable para un humano vestido de negro como ella lo estaba, pero para su piel congelada, no es un calor superior al que generaría una vela.

La tumba de su padre fue la primera que reconstruyó, siendo él el patriarca. Su nombre, Amancio, estaba grabado en una fuente finamente pulida, con su fecha de nacimiento y su fecha de muerte registradas una seguida de la otra. Su padre había muerto a los 45 años, un año antes que la madre de Charlotte, Carys, cuya tumba descansa junto a la de su padre. Juntos, incluso en la muerte.

DEATH HOURS ..⃗.⚰•̩̩͙⁺   TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora