Parte 9

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Me puse de pie de golpe y caminé hasta su puesto.

-Me gustaría que repitieras lo que dijiste, creo que desde halla atrás no se escuchaba bien. - exclame con mi sonrisa más angelical. Ella me sonrió sarcásticamente mientras se ponía de pie para quedar con sus ojos a mi altura.

- ¿tienes dos novios no? Sinceramente no se sorprende, siempre supe que eras una zorra. - esas estúpidas palabras bastaron para que de manera inmediata una de mis manos viajara hasta su mejilla e impactara contra su cara de niña perfecta, haciendo que se girara por el impacto. Todo el sol estaba en un silencio absoluto y no había falta que los mirara para saber las caras que tendrían.

-¡señorita! Que cree...- la voz apenas audible del profesor Mackensy fue opacada por el llanto sínico de la chica rubia que tenía enfrente. Sabía muy bien que estaba fingiendo. Pero para nuestro profesor no fue esa la percepción de la situación. Claramente yo era la mala asique me envió directo a la dirección. Yo cogí mis cosas y salí dejando caer detrás de mí la puerta con tantas fuerzas que quizá se escuchó en varias salas continuas. Camine furiosa hacia la oficina de la directora.

<<dos veces en una semana ¿eh? Claramente te estas superando Alex>> mi conciencia hablo nuevamente con burla.

¿Quién era esa estúpida para decir que yo era una zorra? Las razones de porque no éramos amigas eran obvias pero el hecho de que inventar eso de que yo tenía dos novios ¡no tenía sentido!

Uno pensara que, si no se mete con nadie, pues nadie se mete contigo. Así de simple. Pero, la gente siempre te quiere joder, de alguna u otra forma. Es su naturaleza.

La directora me miro y puedo jurar que vi un destello de decepción travesear sus ojos. Después de todo era de esperarse, siempre había sido una alumna ejemplar y ahora estaba tirando toda esa perfección a la mierda.

- ¿Por qué golpeaste a esa alumna Alex? Sabes perfectamente que en este colegio no toleramos la violencia.

<<típica frase de todo colegio en donde les importa una mierda la violencia>> pensé mientras sentía como la rabia dentro de mi seguía creciendo y no podía controlarla.

- ¿Bueno, si no quieres hablar no puedo obligarte, pero tendré que llamar a tu madre esta vez, dame su número, por favor? - Dijo cansada. Me quede mirándola fijamente porque no podía enterarme mi madre de esto, porque o si no haría preguntas, muchas preguntas que no sabría cómo responder y con esta sensación que estaba experimentando quizá no terminara bien nuestra conversación.

-está bien, lo buscare yo misma. - Soltó la directora mientras comenzaba a hurgar en unos cajones llenos de papeles.

Yo no sabía que hacer y mis ojos viajaron a mis manos que temblaban descontroladas mientras descansaban en mi regazo. La directora pareció notar mi actitud y me miro un poco preocupada.

- ¿Alex, te sientes bien? - Interrogo.

-Alex si estas teniendo algún problema con alguien o en tu...casa, te podemos ayudar ¿lo sabes cierto? - su voz era cuidadosa como si temiera mi respuesta.

- ¿Alex? ¡por dios! ¿Quién te hizo eso? - Sus palabras me impactaron y mire en dirección hacia donde apuntaban sus ojos para encontrarme con la parte interna de mi muñeca expuesta y en ella unos pequeños moretones que se podían apreciar con claridad. El corazón se me detuvo y rápidamente con mis manos temblorosas tire del puño de mi buzo para cubrir las marcas.

<< ¿Cómo pude dejar que se me vieran?>> me regale con puras intenciones de golpearme mentalmente.

- ¿Alex, alguien té está haciendo daño? - siguió insistiendo mientras la preocupación aumentaba en su rostro.

La vida de AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora