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El día había sido un completo desastre.

Las pruebas de Lacross... recordarlas le daban ganas de llorar.

Luego que en la temporada pasada Scott había sido el capitán y que él por fin había logrado ser titular, llegaron confiados a las pruebas... Gran error. No estaba concentrado... ninguno de los dos lo estaba. Él claramente no era el mejor jugador, no era muy ágil, ni muy fuerte... o rápido, eso lo sabía. Pero estaba consciente que fue un completo desastre y Scott había corrido con la misma suerte. Ambos demasiado distraídos pensando en cierta rubia como para dar su máximo potencial.

Y la cereza del pastel tenía nombre y apellido. Liam Dumbar. Ese chico no era normal, aunque habían confirmado que era un humano seguía sin ser normal ¡Nadie podía ser tan bueno en el Lacross! Aun así... estaba consciente que el niño no se merecía salir lastimado, se sentía un poco mal por él y sabía que Scott se estaba sintiendo muchísimo peor. Pero bueno... siempre había accidentes violentos en los deportes. No es como si le hubiese hecho algo irreversible por el resto de su vida, el chico iba a estar bien.

Quien no lo estaría si no conseguía alguna respuesta o al menos una pista de lo que sucedía con cierta brujavampira rubia iba a ser él.

—Estas distraído... ­—le susurró su voz en el oído llamando su atención. Sus besos descendieron de nuevo hasta su cuello dejando un camino húmedo sobre él erizándole esa zona tan sensible —... ¿Qué sucede?

—Nada... Se supone que tendríamos que estar estudiando. —respondió, aunque el reproche de su tono perdía credibilidad por la sonrisa que tiraba de sus labios.

Y ella sabía bien que no quería que se detuviera. Podía oler su excitación, y más que eso podía sentirla. Se alejó de su cuello para no perderlo de vista y sacudió sus caderas con más sensualidad sintiendo lo duro que estaba sobre su sexo.

—Pero eso puede esperar. —jadeó consumido en el hambre por poseerla.

El deseo llameante en sus ojos y la ferocidad con la que atacó sus senos le gritaban cuanto lo estaba disfrutando, y ella lo disfrutaba aun más. Los besos y mordidas en sus pezones la estaban elevando a la locura, pero eso no era suficiente. Y sin la paciencia para esperar un segundo más desgarró la tela de sus calzoncillos y se insertó en él de una vez.

Los gemidos llenaron la habitación junto con los golpes del respaldo de la cama contra la pared. A Malia le encantaba hacerlo rudo y la gran mayoría de veces ella siempre llevaba el control, su naturaleza salvaje la hacía querer dominar y él se lo permitía, aunque algunas veces llegara a salir lesionado por la pasión de la chica. Tanto era el descontrol de sus encuentros, que siempre intentaba que fueran cuando estuviese solo en casa y su padre estuviera la estación de policía, justo como esa noche.

El día había sido un completo desastre, pero al menos por las noches la tenía a ella y ella lo tenía a él. Tal vez su relación no era muy convencional, pero luego de todo lo que pasó en Eichen y el Nogitsune encontraron en el otro un lugar seguro para refugiarse y ayudarse mutuamente. Y si... su compañía desembocó a algo mucho más carnal, pero eran un par de adolescentes hormonales no se podría esperar otra cosa.

SIPHON 3 • Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora