Capitulo 103.-
_________ salió del hospital, corriendo. No podía creerlo, no podía. Sus oídos no escuchaban nada más, solo en ellos, retumbaban el último gesto de cabeza del médico. No ha podido ser, lo siento. Mamá ha muerto. Mamá… mamá está muerta. Y la última imagen, y las últimas palabras. Y no se daba cuenta de que había tormenta, de aquellas tan odiosas de finales de primavera. Y también le... daba igual mojarse, y tampoco sentía la ropa húmeda. Solo la falta de respiración, el corazón… parecía que le hubiera dejado de latir, parecía que no sintiera nada. Las lágrimas salían, sin que ella se pudiera oponer. Quería hacer algo… pero no sabía el que. O quizás sí. ¿Y ahora? ¿Ahora su vida seguía teniendo sentido? Oh, no la tenía. No tenía ni el menor gramo de sentido. Su vida ahora si era una completa mierda. Quizás eso era una señal más de que debía desaparecer. Y entonces supo que hacer… exactamente eso. Desaparecer. - No llores más. – le había dicho April – No tenías por qué avergonzarte de no decírmelo. Fue un error, un hermoso error. Sea quien sea el padre, Max o Abraham. Yo te ayudaré con el bebé… siempre que lo necesitas, aun que sean las tres de la madrugada, podrás llamarme. ¿Y de que había servido el alivio de las palabras de April? Ah, ayer de mucho. Pero hoy, _______ ni las recordaba. Solo se subió a la barandilla del mirador. Y que bella se veía la ciudad de Los Ángeles des de allí. Quería sonreír ante aquellas vistas, pero no podía. No sentía alegría, no sentía felicidad, por nada, ni por nadie. Quería morir, irse con su madre, al fin y al cabo, estar en un jodido lugar que estuviera mejor que aquel maldito infierno. - ¡No! – alguien la cogió de la cintura, tan fuertemente que ________ sintió algo de dolor en el vientre. ¿Dolor? Ya no siento el dolor. Nada puede provocarme más dolor. – No hagas ninguna gilipollez, _________. Aun que en esos instantes no oyera nada, aquella voz era inconfundible. - ¡Déjame! – gritó ________. Y seguía llorando. Y aquella puta pena no tenía intención de parar. Ni lo más mínimo – Suéltame, maldito hijo de perra… quiero tirarme… - se encorvó hacia el brazo, tirando de él. Pero las manos le resbalaban – Jodida lluvia – murmuró - ¡Que me sueltes! ¡Joder! – pataleó, intentando golpearlo. Y consiguió rozar el abdomen de Abraham, pero a él le dio igual. _________ se ahogó en su propio llanto. Eso era el colmo. Ni suicidarme en paz ¿puedo? El pié le resbaló, y cayó en el barro. Y le dio igual. Se apoyó contra la barandilla, de donde segundos antes estaba subida y encogió su cuerpo. La ropa chorreaba, transparentaba. Y le pesaba. Por todo, por no comer y porque el agua traía peso. Y ahora la mierda de barro. Pero le dio igual ensuciarse. Deseaba que le cayera un rayo encima. Deseaba terminar con todo esto lo antes posible. El pelo se le pegó a la cara, a los hombros y al cuello. Apoyó la frente contra las rodillas, cubiertas por unos vaqueros, que si antes eran de un azul cielo, ahora eran de un azul marino, teñido por gotas de lluvia. Abraham se puso en cuclillas en frente de ella. Le acarició los muslos, intentando calmarla. Pero lo único que recibió, fue que ________ se las apartara. - No me toques. – sollozó, sin ni siquiera mirarlo. Seguía allí, escondida, entre su cuerpo y sus piernas. - Vale, no te toco… - dijo Abraham, apartando las manos. – Pero no quiero que vuelvas a intentar hacer ninguna estupidez más. - ¿Crees que voy a hacerte caso?... – dijo ______. A Abraham le costaba entenderla. Pero al fin y al cabo, lo hacía. – Me das igual. Y cuando te vayas de nuevo, cuando me dejes sola otra vez. – Rió - ¿Qué digo? Si ya estoy sola. – ahora si miró a Abraham – me iré. Y no vas a verme más. ¿No era eso lo que querías? Un estorbo menos. Ya no sabrás nada de mí. Ni tú, ni nadie. Y yo me podré olvidar al fin, de este jodido infierno. - ¿Te crees que así se soluciona todo? – dijo Abraham poniendo las manos de nuevo en ella… ahora en sus brazos. - ¡¿Solucionar qué?! – dijo ella, volviendo a estallar en lagrimas, si es que alguna vez había saciado sus llanto. – Para ti todo es fácil. Tienes dinero, estás rodeado de gente que te quiere, tienes ya sacada tu puñetera carrera de profesor. Abraham cogió su cara entre las manos y la besó sin pensárselo dos veces. El agua de la lluvia se colaba entre sus bocas, y él la movía, la movía, queriendo devorarla a toda ella. El pulso de ________ no disminuyó, al contrario, aceleró. Forzó un poco, pero Abraham la cogió de las muñecas y se colocó entre sus piernas, apoyando su torso contra el pecho de ella, embarrándose igual que __________. Pero eso le dio igual. Al final ella se relajó. Le siguió el beso, y empezó a llorar de nuevo. Apoyó la cabeza entre el mentón de Abraham y su pecho. - Lo siento… - Se disculpó, dándose cuenta de que había insultado y golpeado a Abraham. - No pasa nada. – dijo él, acariciándola. – Vamos, vas a coger algo. Ella intentó levantarse. Pero resbaló. Como un bebé que aprende a caminar y ya se ha cansado de levantarse una y otra vez, y resbalar, Abraham la cogió en brazos y la metió en su coche. - Abi se preocupará. - Hablé con ella. - ¿Qué te dijo? - Mejor no te lo digo, pero… fue algo más fuerte que lo que me has dicho tu, estando cabreada. - Dios… no le hagas caso. - No le he hecho caso. Si no, creo que ni tú ni yo estaríamos aquí ahora mismo. - ¿Por qué? - ¿No recuerdas que hace diez minutos te habías intentado tirar por el mirador de aquí atrás? – Los parabrisas empezaron a funcionar, esparciendo las gotas de lluvia y aclarando la visión de las ventanillas del coche. Aun que lo único que se veía era un cielo gris, casi negro. __________ no dijo nada. Lo miró, intentando no llorar más. - Tengo mis motivos. - Nunca te rindas. – Abraham le acarició la mano. _________ sonrió un poco. Abraham la vio y sonrió a su vez. - ¿Por qué has dicho que ni tú ni yo estaríamos aquí? Entiendo que si no fuera por ti… estaría muerta… pero… tu… - Y yo también, _________. Ella lo miró. - Si tú te tiras, yo me tiro. – Abraham la miró, se inclinó para besarla, y a punto de hacer eso, le susurró – Si tu no vives, entonces es cuando yo si podré decir que tengo los motivos para morir. – besó sus labios, mezclados con sal de las lágrimas de _________. – Igualmente, mi corazón dejaría de latir, sin ti.
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Soy Tu Profesor. 2°Temporada Abraham&Tu TERMINADA.
RomanceEn esta nueva temporada vendrán muchas mas aventuras. Disfrútala. ACLARO, ESTA NOVELA NO ES MÍA. TODOS LOS CREDITOS A SU INCREHIBLE Y FABULOSA ESCRITORA. Síganme en Twitter @Srta__Mateo