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Y una vez más, él se encontraba ahí, rodeado por una inmensa oscuridad, mientras nuevamente era consumido por la negatividad y el dolor, ¿acaso hizo algo malo? Él solamente los amó demasiado y temió ser olvidado, pero aún así, era un castigo injusto por tales acciones.
El antíguo maestro de Wonderworld miro a su alrededor una vez más en busca de una salida, pero solo encontró oscuridad y a sus pequeños negatis rodeándolo, burlándose de él y consumiendo las débiles y pocas emociones positivas que aún habitaban en su frágil corazón. Sin más alternativa, soltó un suspiro lleno de pesar, aceptando nuevamente su destino, pues, ese era su papel ahora y tenía que aceptarlo, sin tener oportunidad de cambiarlo.
Amargas lágrimas empezaron a brotar de sus ojos color zafiro, mientras que en su pecho y garganta empezó a surgir un enorme malestar, estos síntomas le sorprendieron bastante, pues si bien, podía llorar a causa de las emociones negativas de los demás, él nunca sintió esas emociones como suyas, sin embargo, estas lágrimas y ese sentimiento eran diferentes, pues, era suyo, eran sus lágrimas y era su dolor, el cual por fin había explotado y vaya que le dolía.
-P-Por favor... S-Solo terminen con esto. -Suplico entre lágrimas, mientras se abrazaba a si mismo, para así, tratar de tranquilizarse.
-¡Lance!
Al escuchar su nombre, alzó su mirada, buscando al dueño de aquella voz y entonces fue ahí cuando lo vió... Balan, su creación y actual maestro de Wonderworld se acercaba a una gran velocidad hacia él, y pensando que se trataba de una vil ilusión, el de los zarcillos oscuros con vetas multicolor, cerró los ojos con fuerza, ignorando aquella supuesta alucinación, mientras seguía ahogándose en sus propias lágrimas y dolor... Sin embargo, sintió como una enorme cálidez empezo a rodear su cuerpo, acompañado de una suave luz blanquecina que se lograba colar por sus párpados, ante tales sensaciones, decidió abrir sus ojos, descubriendo con sorpresa que ya no estaba en aquella profunda oscuridad, sino que, se encontraba en el vestíbulo del teatro y que aquella calidez y luz blanquecina que sintió, provenía del mismísimo maestro del misterio, que en esos momentos, se encontraba abrazándolo con fuerza, como si este no quisiera que el negati se separara de él.
-¡Oh mi querido Lance, no sabes cuánta alegría me da el haberte encontrado, en serio temía que todo fuera como en el pasado y que de tu presencia me hubiera olvidado! -Mencionó en un susurro de alivio el de rastas color menta, mientras seguía abrazando a su contraparte negativa.
El de ojos zafiro se quedó en blanco y con un sutil movimiento correspondió el abrazo, mientras ocultaba su cabeza en el hombro de su contraparte positiva, para volver a romper en llanto, no le importaba si era en frente de su rival, solo deseaba desahogarse en esos momentos. Al principio dicha acción desconcertó al de ojos amarillos y sin ninguna idea de cómo consolar a su compañero, solo se limitó a seguir abrazándolo y tararear una suave melodía para intentar calmarlo.
Paso un tiempo, o al menos así lo sintieron ambos, cuando finalmente Lance rompió el abrazo de forma suave y sutil, tomo una de sus lágrimas ya cristalizadas y empezó a caminar hacia la soledad de su camerino, no sin antes dedicarle una mirada pacífica al del sombrero de copa como forma de agradecimiento y pidiendo su silencio ante tal personal situación, para su suerte, Balan comprendió su mirada y solo asintió con un movimiento de cabeza y una de sus típicas sonrisas.
Una vez en su dentro de su camerino, Lance se puso a pensar en muchas cosas mientras miraba aquella pequeña lágrima de cristal que sostenía en su mano, desde su pasado, hasta sus emociones y más profundos sentimientos y entre todos sus pensamientos, salió la imagen de su contraparte positiva y su reciente acción; a veces, por no decir la mayoría del tiempo, Lance pensaba que Balan solo era un pequeño bufón en búsqueda de atención y diversión, pero entonces comprendió que él era mucho más que eso y que era capaz de ser empático, amable y cálido con cualquiera, incluso con un ser como él. Balan era como una brillante y cálida luz, que provocaba una sensación agradable, ya entendía porque tanto los visitantes como los pequeños Tims apreciaban su compañía, al igual que él, aunque, nunca lo admitiría, pero, tampoco lo negaría.
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