What am I doing?

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Hinata lo sabe con certeza... es arriesgado.

Es una idea tonta.

Y podría resultar ser una completa vergüenza, lamentablemente ya está acostumbrado a ser el centro de burlas.

Es Hinata Shoyo, el chico que ha recibido varios balones con su cara. Aún así, ¡hoy recibió uno perfectamente!, y también, ¡un famoso setter le hizo una promesa!

"¿Una promesa?, no deberías exagerar tanto."

Eso fue lo que dijo Kageyama.

Estúpido Kageyama.

Pero tiene un poco de razón, ¿qué fue en eso en realidad? Cuando puso un pie en las nacionales sostuvo con confianza que se encontraría con gente maravillosa y mucho más fuerte que él, queriendo derrotarlos a todos y cada uno de ellos. Su primer partido fue una explosión de emociones y el segundo fue inimaginable, contra uno de los mejores equipos del país.

Y Karasuno ganó, realmente lo hicieron.

Y un chico rubio que anteriormente le había dicho que apestaba, lo llamó por su nombre de pila tan pronto como terminó el juego, el tipo lo miró a los ojos y con absoluta sinceridad dijo...

"Algún día lanzaré para ti"

Sin poder responder, lo último que vio fue la espalda con el dorsal número "7".

Hinata tendría que haberse quedado con su equipo, celebrando un poco más la victoria junto a ellos y obligar a Kageyama a reconocerlo. Sin embargo, tan pronto como su cerebro volvió a funcionar; simplemente salió corriendo por los pasillos.

Está mal, lo comerán vivo.

—¿Hinata-kun?

Oh, sí.

Afortunadamente o desafortunadamente la primera persona de Inarizaki con la que se topó fue el capitán, menuda suerte.

—¿Qué necesitas? —pregunta mientras cruza sus brazos contra su pecho.

Shoyo traga saliva y evita el contacto visual.

—S-set... setter.

Esa definitivamente no es la manera de preguntar por la presencia de alguien más. Diablos, está terriblemente jodido y...

—¿Buscas a Atsumu-kun?

¡Atsumu!

Ahora recuerda su nombre.

El más bajo simplemente asiente como un cachorro perdido.

—¿Nuestro setter hizo algo?

Hinata podría manifestar que Atsumu lo despreció antes del partido, pero sinceramente no valdría la pena ya que no es la razón por la cual vino hasta aquí.

Así que niega suavemente.

—No, no se preocupe —con la fuerza de la naturaleza, lo ve a los ojos—. Solamente si es posible, me gustaría hablar con él.

Esto parece sorprender al capitán por un breve segundo, luego habla nuevamente.

—No está de muy buen humor, veré qué puedo hacer por ti.

Kita-san le indica que espere allí mismo.

Shoyo no es alguien obediente y tampoco es alguien que se negaría a una mirada así de cautelosa, por lo que apoya su pequeño y delgaducho cuerpo contra la pared y espera.

No es hasta menos de cinco minutos después que escucha una puerta abrirse y cerrarse con fuerza abrupta, sus piernas temblando mientras las quejas se acercan y el tono de voz dice que claramente quiere matar a cualquiera que se cruce en el camino.

ONE SHOTS (ATSUHINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora