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Capítulo 25

Capítulo 25. Salvación

Lu Wei'an no llorará.

Desde que era un niño, aunque lo intimidaran a golpes, aunque lo señalaran y lo regañaran, aunque lo hirieran gravemente, aunque no lograra transformase, Lu Wei'an no lloraría.

Sentía que llorar era el mayor desperdicio de energía del mundo, no tenía sentido y no cambiaría el resultado de nada, excepto para que la gente lo mirara.

Eso es lo que siempre pensó Lu Wei'an, hasta que vio al pequeño y feliz robot que ni siquiera se molestó en decirle a su compañero su identidad, sosteniendo su cuerpo algo estropeado, gritando su nombre con una voz tan distorsionada que podía oírse en tonos electrónicos, preguntándole si no podía ir a casa, sus ojos se enrojecieron de repente.

"No", dijo Lu Wei'an, volviendo a su forma humana e intentando levantar las comisuras de la boca antes de decir con una voz tan ronca que era casi inaudible, "no tengas miedo, estoy aquí, conmigo, seguro que volveremos".

Al escuchar a Lu Wei An decir esto, Wei Jiang sonrió al instante.

Su Xiao Bai es tan bueno, tan poderoso, y tan confiable... Como es tan afortunado que puede conocer a un Xiao Bai tan bueno.

"¡Entonces estoy aliviado! Acordamos que Xiao Bai me llevaría de vuelta..."

dijo Wei Jiang, sintiendo que su cerebro se aturdía.

No sabía lo que estaba pasando, y no sabía si este cuerpo se iba a romper.

Tenía un poco de pánico, pero no se atrevió a dejar que Xiao Bai lo supiera, así que sólo pudo soltar a Xiao Huang en sus brazos de forma tranquila y silenciosa, y luego utilizar el brazo que todavía era capaz de moverse ligeramente para tirar secretamente de la esquina del abrigo de Xiao Bai.

Estaba realmente un poco asustado, no de que Xiao Bai no pudiera arreglarlo, sino de que después de hacerlo, ya no sería él.

Era un robot roto, al ser reparado, ¿podía realmente recordar lo que había pasado antes?

Y, si era un robot, ¿Qué era realmente... ese vago recuerdo de haber vivido en otro mundo?¿Había existido...?

Wei Jiang pensó de forma descuidada, y al final su aturdido cerebro no pudo soportar más sus pensamientos y se apagó por completo.

Lu Wei'an vio cómo todos sus movimientos se detenían bruscamente, y todo su cuerpo se movía como si se hubiera pulsado el botón de apagado.

Se sentía como si estuviera en medio de la niebla, sus ojos y su mente estaban en blanco, no podía ver nada, no podía pensar en nada.

Los sonidos de las llamas a su alrededor, los gritos, los sonidos de la batalla, todos los sonidos le taladraban los oídos, pero todos los sonidos no le taladraban el cerebro.

Su mundo estaba en silencio, como si no quedara nada.

El vacío duró mucho tiempo, y habría continuado si una débil voz no hubiera penetrado en su mente a través de la niebla.

Era una voz un tanto familiar, ansiosa y frenética, y le sonó familiar a Lu Wei'an, que desplazó sus ojos inconscientemente hacia abajo para ver, por fin, no una niebla, sino una masa amarilla ansiosa y vibrante.

La masa amarilla piaba frenéticamente, pidiéndole ayuda. Lu Wei'an reaccionó entonces, frunció los labios y levantó suavemente a Wei Jiang, para luego cargar a Xiao Huang sobre su hombro.

"Está bien, lo salvaré", murmuró Lu Wei'an, sin estar seguro de si le hablaba a Xiao Huang o a sí mismo, "lo haré, lo salvaré".

Repitiendo la frase dos veces, los ojos vacíos de Lu Wei'an finalmente adquirieron lentamente un brillo.