⛓️Cap 16⛓️

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Después de que se terminó el pastel y la comida, todos salimos al estacionamiento. El aire fresco de la noche nos recibió mientras nos agrupábamos en círculo, hablando sobre a dónde iríamos a continuar la fiesta. Lau fue la primera en romper el silencio.

—¿De aquí a dónde vamos? —preguntó, con su característico entusiasmo.

—Que T/n decida, es su cumpleaños —dijo David, señalándome con una sonrisa.

Sentí todas las miradas sobre mí. Siempre me costaba decidir, especialmente cuando sabía que todos se adaptarían a mi elección. Entonces miré a Lau, buscando apoyo.

—Lau, ayúdame —dije, casi suplicando—, para que también festejemos tu cumple.

—¡Pero el mío ya lo festejamos ayer! —respondió, sorprendida.

—Un doble festejo no hace mal —insistí, guiñándole un ojo.

Lau sonrió, como si ya supiera exactamente lo que íbamos a hacer.

—Bueno, ¿y si vamos a la pista de patinaje?

—¡Síiiii! —gritamos al unísono, Lizzy y Lau, seguidas por todos los demás.

—¡Vámonos! —exclamé, entusiasmada.

Nos subimos en los autos en los que habíamos llegado y nos dirigimos a la pista de patinaje. Al llegar, nos equipamos rápidamente y nos dirigimos hacia la pista. Sentía la emoción crecer en mi pecho, aunque hacía años que no patinaba y no podía evitar pensar en la posibilidad de caerme.

—Hace años no hago esto, así que puede que me parta la madre —comenté, más para mí misma que para los demás.

—Tranqui, si te partes la madre, nos la partimos juntas —me dijo Lau, riendo, lo que me hizo reír también.

Estaba por entrar a la pista cuando mi pie se resbaló, y, antes de darme cuenta, me aferré a lo primero que encontré. O, mejor dicho, a la primera persona. Al voltear, vi que era Blake. Mi corazón dio un vuelco y me solté de inmediato.

—Perdón —dije rápidamente, alejándome de él lo más rápido que pude. Me giré hacia Lau, intentando ocultar mi incomodidad—. Vamos Lau, ya le agarré la onda.

—¡Vamos, vamos! —respondió, siguiéndome a la pista.

Pasamos un rato increíble. Lau y yo comenzamos a hacer maniobras como si fuéramos patinadoras profesionales, riéndonos y disfrutando del momento. Mientras tanto, el resto del grupo también se divertía, aunque Blake no tanto, ya que Lizzy no sabía patinar y él se había convertido en su cuidador personal. Lizzy no se separó de la orilla en ningún momento.

Después de unas cuatro o cinco horas en la pista, David nos llamó para irnos. Devolvimos todo el equipo y nos acomodamos en los autos tal como habíamos venido. El viaje de regreso fue tranquilo, con todos disfrutando de la resaca de la diversión.

Al llegar a la casa, Lizzy se acercó a Blake.

—Oye, amor —dijo ella, con una voz suave.

—Dime —respondió él.

—Yo ya me tengo que ir.

—¿Hoy no te quedarás? —preguntó, sorprendido.

—No puedo, creo que mañana saldremos de viaje.

—¿A dónde? —Blake intentó ocultar su decepción.

—A Cancún.

—Ah, em, bueno... ¿y cuándo vuelven?

—Dentro de cuatro o cinco días.

—Está bien. Adiós, amor, te amo —dijo Blake, besándola.

—Igual —respondió Lizzy antes de irse.

𝕄𝕚 𝔼𝕣𝕣𝕠𝕣 ℙ𝕖𝕣𝕗𝕖𝕔𝕥𝕠 (𝑩.𝑻, 𝑪.𝑩, 𝑫.𝑨) 𝑇/𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora