4: Salida

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Un viento frío, un suspiro. Cerró sus ojos por un instante para poder ajustar la chaqueta alrededor de su cuello. Cuando abrió los ojos, el autobús estaba allí. Se levantó rápidamente y se deslizó entre el montón de gente que se amontonaba fuera de las puertas de éste. Pasó una de las correas de su mochila sobre su hombro, luego entró al autobús y buscó un asiento. Pero a esta hora, ni siquiera podía esperar encontrar uno.

—¡Oh, milagro! —exclamó, sus ojos aterrizaron en un buen asiento con apariencia acogedora.

Se acercó rápidamente, temiendo que alguien tomara el lugar frente a sus ojos. Una vez que estuvo listo para sentarse, con una gran sonrisa extendiéndose por sus labios, notó a una anciana caminando hacia él, mirando de derecha a izquierda en busca de un asiento vacío.

Donghae ni siquiera lo pensó. Se levantó y le ofreció el asiento con una sonrisa educada. La anciana le agradeció y finalmente fue capaz de descansar sus piernas. Donghae se aferró a las barras metálicas conectadas al techo para evitar caerse. Qué pena, esa mañana tampoco podría sentarse.

Por lo menos, había hecho su buena acción del día, y solo esto lo llenó de una placentera alegría.

Llegó a su escuela alrededor de media hora más tarde. Rápidamente encontró a Siwon sentado en el patio hablando con Hangeng. Conversaron juntos hasta que Sungmin y Ryeowook llegaron. Cuando la campana sonó, todos juntos fueron a clases. Fue diez minutos luego de que la clase comenzara que Kyuhyun llegó al salón, creando una gran conmoción.

Finalmente salieron a comer durante la hora del almuerzo. La comida se pasó entre risas, burlas inocentes, y cosas sin sentido. Todo marchó bien, es más todo fue perfecto. ¿Tal vez demasiado perfecto? Fue una pregunta que Donghae pensó mientras observaba a Ryeowook riendo tanto que sostenía su estómago con sus manos. ¿Era normal que la vida pareciera tan hermosa? ¿Era normal sentirse tan feliz? Al fin y al cabo, ¿era molesto? ¿Esto podía terminar siendo aburrido? No. Con sinceridad y pura franqueza, Donghae no pudo encontrarlo aburrido. Por lo que así, terminó su comida con una alegría igual de hilarante que al principio.

Pero al final de la tarde, cuando todas las clases terminaron, un pensamiento lo golpeó. Sí, era feliz y no, no le aburría. Pero aun podía encontrar algo más. Podía tener más en su vida. Y eso, solo Eunhyuk podía dárselo. Su corazón se aceleró pensando en el muchacho y su sonrisa se agrandó. Su conversación del día anterior no había parado de dar vueltas en su cabeza. Y luego de pensarlo mucho, cosa que había durado casi toda la noche, había llegado a convencerse de que Eunhyuk tenía razón.

Se despidió de sus amigos y corrió hacia la biblioteca con la cabeza en las nubes. Nada podía quitarle la sonrisa que llevaba. Estaba demasiado feliz. Nada. Excepto esto... Al llegar a la mesa donde él y Eunhyuk se encontraban todas las noches, notó que no estaba allí. Donghae sintió como si alguien lo hubiera abofeteado. Francamente, no lo había esperado en absoluto. Eunhyuk siempre había estado allí hasta ahora, dormido o no. La puesta de sol lo iluminaba y esparcía una clara y cálida luz sobre ese delgado cuerpo. Incluso cuando el cielo estaba cubierto con nubes, Donghae siempre había tenido la impresión de que había un halo de luz a su alrededor. Su brillante cabello marrón oscuro siempre cubría un poco sus ojos y acariciaba sutilmente su cuello. Sí, Donghae siempre había tenido que lidiar con tal vista al llegar a esa mesa. Pero no esa noche. Y lo extrañaba mucho.

Triste y decepcionado, de todas formas, caminó hacia la mesa. La rozó suavemente con sus dedos como a un objeto frágil que no debe dañarse. Y sin querer irse de inmediato - Eunhyuk podría estar llegando tarde - jaló la silla para sentarse. Pero algo lo detuvo a último minuto. Se percató de un pedazo de papel encima de la silla. Intrigado, lo tomó y lo desdobló, encontrando algunos dígitos sobre el papel.

Cielo e Infierno | Re-traducción |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora