Secuestrada

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Capítulo 25.

Abro la boca para hablar pero ningún sonido sale de mi garganta. La mirada de Thomas es ira y tensión.
Cierro mis ojos con fuerza y me giro sobre mi estómago, ahogando el nudo de mi garganta.Thomas levanta el material de mi blusa con cuidado y lo escucho inspirar aire con fuerza al ver la piel de mi espalda.

Mis ojos se cierran con fuerza y no me muevo. Él tampoco se mueve. El silencio es tenso y tirante. El silencio me sofoca. El silencio me va a volver loca.

—¿Quién? —espeta y no reconozco su voz.

Yo no respondo y me encojo, intentando desaparecer. Intentando fundirme con el material de la sábana.

—¡MALDITA SEA, _____!, ¿¡QUIÉN FUE?! —grita y ahogo un sollozo, incorporándome de prisa, haciéndome un ovillo en el rincón más cercano de la habitación.

Su mirada es enloquecida, frenética, iracunda… Las venas de su cuello saltan a la vista por la tensión de su cuerpo, sus puños están fuertemente apretados contra sus costados y su mandíbula está tan apretada que tengo miedo de que vaya a quebrársela de un movimiento.

—¿¡Fue Brien ?! —inquiere en un gruñido y yo desvío la mirada. No soy capaz de verlo. No lo conozco. No conozco a éste Thomas No conozco a éste chico furioso delante de mí y tengo miedo. Tengo miedo de que vaya a hacerme daño en un arranque de ira irracional.

—¿Fue Benn? —su voz es tan tranquila que asusta. No me muevo ni un milímetro—, voy a matarlo—promete—. ¡Te juro que voy a asesinarlo! —espeta y sale de la habitación.

Siento la bilis y el miedo asaltándome y me obligo a ponerme de pie, saliendo detrás de Thomas intentando alcanzarlo.
Tiemblo de pies a cabeza, mis ojos arden con lágrimas no derramadas, mi corazón late tan fuerte dentro de mi pecho que duele, siento las puntas de los dedos de mis manos heladas debido al miedo y quiero vomitar.

Puedo ver la figura de Thomas desapareciendo por las escaleras y acelero el paso, intentando detenerlo. Llega abajo cuando yo estoy a medio camino en las escaleras y, antes de que pueda reaccionar, a la velocidad de un latido, Thomas saca su pistola de la cinturilla de sus vaqueros.

Todo sucede a una velocidad impactante. Thomas precipitándose hacia Benn, golpeándole el rostro con la culata de la pistola. Brien levantándose del sillón, alarmado, abriendo los ojos como platos. Brien gritando, Benn mirándome con horror y odio. Brien mirándome estupefacto, Diablo ladrando, y yo sigo congelada.

—¡ESTÚPIDA PERRA! —brama Benn en mi dirección y lo veo sacar su pistola de la cinturilla, apuntando directamente a Diablo.

Escucho un aterrador “click” y mi mirada viaja hacia Thomas quien acaba de apuntar el cañón de su arma contra la sien de Benn.
Todo color abandona el rostro del chico de ojos verdes apuntando a Diablo y siento cómo mis rodillas se doblan por el miedo.

—Dispara y te mato —la voz de Thomas es tranquila y serena. Completamente aterradora.

—N-Nos está mirando —la voz de Brien es miedo y horror puro—. Ella n-nos está mirando.

Thomas no se inmuta. Su mirada sigue fija en Benn, quien aprieta la mandíbula con fuerza.
Poco a poco, baja el arma con la que apunta a Diablo. —Tírala al piso —la voz de Thomas es fría y aterradora.

Benn traga duro y lanza la pistola por el suelo, hasta que queda a los pies de Diablo, quien sigue gruñendo.

—Si vuelves a poner uno de tus jodidos dedos en ella, juro que te mato —promete—. Y me encargaré de que sea lento y doloroso.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal.

—Estás consciente de que tendremos que matarla, ¿cierto? —Dice Benn—. Nos ha visto. Va a identificarnos e iremos a la cárcel. La única manera es entregar el cuerpo al recibir el dinero.

La frialdad y poca humanidad de sus palabras hace que mi cuerpo tiemble.

—No la vuelvas a tocar —dice Thomas ignorando sus palabras—. No vuelvas a poner tus asquerosas manos en su cuerpo. No vuelvas a acercarte a su habitación; no vuelvas a mirarla. Ella es MÍA, ¿entiendes?, ¡MIA! —espeta y me quedo sin aliento ante sus palabras.

Benn mira a Thomas horrorizado; antes de asentir velozmente. Thomas golpea a Benn con la culata de la pistola y patea su estómago con una fuerza impresionante.
Se aleja, jadeando, enfurecido y enloquecido. —Agradece que no te muela a golpes en éste momento —su voz es más ronca que nunca.

Entonces, su mirada me encuentra y sus ojos se suavizan un poco. Se acerca hacia mí lentamente y yo retrocedo dos escalones hacia atrás. Noto el dolor en su mirada, pero tengo miedo. Tengo miedo de él. Tengo miedo de ésta nueva faceta que no conocía de su persona. Tengo miedo de su voz fría y helada. Tengo miedo de su temple al sostener un arma y tengo miedo de darme cuenta de que estoy enamorándome de una persona que es capaz de amenazar de muerte a otra.
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Ya tengo otra novela en mi perfil esta se llama #VendidaALos16
Y espero que les este gustando esta novela

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