Capítulo 12

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Un gran foco atormetanba los párpados ligeramente cerrados de un azabache causando que se removiera con incomodidad en una especie de cama, muy suave a su pensar optando levantarse indagando en donde rayos estaba despierto.

El color blanco de su entorno logro ayudarlo entrar en razón que debía estar en el hospital, lo último que recordaba fue a Auron hablando a su lado justo cuando su mente colapso en el suelo.

Alex suspiro agobiado acariciándose los cabellos, ya no era normal esos cambios repentinos en su cuerpo, agradeció que no estuviera en el trabajo, o si no, no sabría cómo decir para que el trabajo no se lo arrebataran.

En fin, giró su torso evitando desconectar las vías en su brazo izquierdo buscando con ayuda de sus yemas un aparato eléctrico que había visto de reojo en una mesa justo al despertar, se estiró como pudo incluso se rodaba poco a poco para alcanzarlo, pero fue inútil.

Estaba decidido a no darse por vencidos, así que lo volvío a intentar, estiró su brazo rozando el objeto con sus dedos notando como ese se balanceo hacia delante directo al sueño, su pecho ocasionó un mini infarto hasta notar una mano atajarlo en el aire.

—Ten, Sr.Bravo—

Alex quedo mirando en silencio al chico vestido de blanco que le regaló una sutil sonrisa estirando su celular a su rostro, el azabache trago saliva aceptado ese aparato con nerviosismo, si con nerviosismo porque se le volvió a caer en las rodillas soltando un pequeño chillido que causó una mini risa en el chico contrario.

—Estas bien? Donde te cayó?—Pregunto ese desconocido retirando con cuidado las sábanas que envolvían el torso ajeno.

El azabache en silencio vio como aquel chico le ordenó sentarse donde cumplió lo dicho tomando en sus manos la pierna donde cayó ese artefacto haciéndole movimientos lentos de arriba a abajo para asegurarse si no había algún tipo de fractura.

En la cabeza del paciente, se escuchaba cada espacio los gritos tipo fangirleo del de piel blanca que inconcientemente texteo en su Twitter cosas sumamente incoherentes.

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—No le veo muy mal, solo fue un golpe. Mejor, relaje su rodilla—Pidio amablemente el chico ayudándolo a acomodarse nuevamente.

Alex no dejaba de mirar de reojo a ese médico en particular desde que llegó, debía admitir que ante sus ojos tenía lo suyo, es más a quien engañaba, era super atractivo y eso que el no era como los pargelas de sus amigos, ellos si o algunos, se enamoraban a primera vista.

—Que torpe, olvide presentarme—Se rió sutilmente el médico causándole nerviosismo al azabache—Dr. Frank Ramírez, un gusto Sr. Bravo—

Frank extendió una mano a la cercanía del rostro de Álex quién apretó esa mano mostrándole una pequeña sonrisa.

Esperaba que ninguno de sus amigos se enterará de eso, sería humillante para su imagen que sepan que estaba completamente nervioso por alguien.

—Muy bien, sigamos con la rutina. Usted ingreso al hospital por una deshidratación severa, lo que nos confirma una cosa—El doctor revisaba la plantilla del historial de vida de ese paciente—Estar tomando en las noches causa esa deshidratación, aparte que su condición no debería hacerlo excesivamente—Esta vez, si lo regaño.

Adiós a la cuartada de Alejandro.

—En mi defensa, solo fue vino. No soy un gilipollas para tomar bebidas más fuertes que seguro me hubiesen matado, aunque de ser así lo hubieran hecho—Lo último, lo susurro cruzándose de brazos.

El doctor alzó una ceja acercándose a su paciente que quedó callado, el no era un completo metiche, debía llevar su relación medico-paciente pero ahí no estaba ninguna de sus enfermeras, por lo que optó a girar un poco su mentón a la puerta disimulando tomar un banquito para sentarse a un lado del chico.

—Igual, esta mal. Usted sabe perfectamente que su condición puede empeorar si empieza a vomitar, ¿y si le hubiese sucedido solo? Si estuviese manejando, se estrellaria. O aún peor, caminando solo le hubieran hecho algo, debe pensar mejor las cosas—

Ahora, Alex se sentía sumamente peor que antes, no porque lo estuviera regañando ese chico que era su doctor, si no que no midió las posibilidades de su salud.

—Entonces, ¿Que debo hacer?—Estaba dispuesto a escuchar recomendaciones.

—Lo primero, descansar todo lo que pueda. Quizás, si está en mejor estado mañana le damos de alta en la madrugada. Pero, si no sigue las indicaciones debemos internarlo—Proclamo Frank afincandose de la tablilla entre sus dedos observando a ese azabache.

Le parecía una monada ese chico, algo curioso, pero sin duda una monada, su piel era sumamente clara tirando un poco a moreno, incluso sus ojos eran un naufragio seguro, algo en ese chico había captado su atención desde que llegó, por eso se ofreció en el turno de la noche para observarlo más de cerca.

Sin querer parecer un acosador.

—Debo retirarme, voy a darle la noticia a tus amigos que ya despertaste luego de 9 horas. Veremos quién se queda contigo—Estuvo apunto de irse cuando una mano se aferró en su muñeca.

—¿COMO QUE NUEVE HORAS?—

Frank sonrió tomando la mano del chico en la suya, era sumamente más pequeña que la de él, incluso muy suave.

—La deshidratación hizo que te desmayaras, por ello tardaste ese tiempo para que tú cuerpo volviera a hidratarse—Culmino.

Alex fijamente vió al contrario que aún seguía sosteniendo su mano, parte de su corazón sentía como iba a salirse de los nervios que llevaba, eso lo notó Frank viendo la máquina de electrocardiograma que aumentó subjetivamente optando a soltarlo y regalarle una última sonrisa.

Para el azabache acostado significó el inicio de algo hermoso, aunque ya sonó demasiado cursi.

—Tsk, que asco me das corazón...

Jefe Encubierto | Luzuplay [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora