La mascara

El callejón

Pov Harry

Estaba en frente de un bar, que definitivamente parecía un cuchitril por fuera, preguntándome si la serpientes tenían sentido del humor y esta me había estado tomando el pelo. 

Después de una noche de charla, o más bien interrogatorio por mi parte, descubrí muchas cosas acerca del mundo mágico. Enterarse que existe todo un mundo que se encuentra en la  clandestinidad del resto me sorprendió, pero a la vez la idea de un mundo aparte, oculto de aquellos que no son mágicos, traía infinidad de posibilidades a lo que tenía pensado para su vida.

También me enteré un poco de como funciona el mundo mágico, aunque en cuanto pudiera tenía pensado documentarme profundamente, Levi me contó que si mis padres habían sido magos, quizá me habrían dejado algo para mí en Gringotts, que es el banco de los magos.

Así que me propuse ir hasta allí y saber de mi procedencia, con un poco de suerte podría comprar algún libro con lo que tengo de mesada.

Pero ahora me estaba arrepintiendo...

"Seguro que es aquí Levi..." le pregunto a la serpiente que se encontraba entre sus ropas.

"Por ssssupuessssto maessstro, un poco de confianza, ssssolo debes entrar y preguntarle al encargado que te abra la entrada"

Entre en el bar -fantástico- pensó Harry, también es un cuchitril por dentro, a los magos que entren de este mundo deben dejarlos con una gran impresión.

A esas horas de la mañana había muy poca gente pero la que había era... por decirlo de alguna forma, extravagante.

Sin pararse mucho por a observar se dirigió al encargado que se encontraba en la barra.

"Buenos días, podría abrirme la entrada al callejón" dijo respetuosamente

"Claro, pequeño, vienes con tus padres" pregunto el encargado obviamente preocupado de encontrar al menor por allí solo.

No tengo la paciencia para lidiar con este, me mordí la lengua y saqué mi mejor sonrisa
"Por supuesto, vine con mi madre, mi padre nos espera dentro, me dijo que me adelantase-el encargado cambió de cara inmediatamente me guio hacia la parte de atrás.

" Esperó que sepas llegar" le dijo el encargado mientras tocaba unos ladrillos.

"No se preocupe y muchas gracias" el pasaje se abrió dado paso a una calle llena de tiendas y algunas personas que andaban por ella, el chico se sorprendió aunque no lo dejó ver.

La calle estaba llena de vida incluso a esas horas de la mañana, la magia se podía respirar en el ambiente, caminé por el callejón entre las tiendas recordándome que después de visitar el banco tendría que parar en la librería, casi me tentaba parar ahora que la tenía justo en frente.

Al final de la calle se alzaba Gringotts el banco de los magos, territorio de los duendes, Levi me había dicho que son una raza orgullosa e infravalorada en la sociedad mágica, que cuentan con sus propias costumbres y una magia única. 

No me contó mucho más aparte de avisarme que me dirigiera a ellos respetuosamente y serían un gran aliado, aunque es casi imposible que se lleven bien con un mago, rencores de viejas guerras o algo parecido.

Gringotts, bajo una impresionante fachada de mármol blanco pasó las escaleras hasta la enormes puertas de bronce.

Entra, desconocido, pero ten cuidado
Con lo que le espera al pecado de la codicia,
Porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,
Deberán pagar en cambio mucho más,
Así que si buscas por debajo de nuestro suelo
Un tesoro que nunca fue tuyo,
Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado
De encontrar aquí algo más que un tesoro.