Capítulo 38

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EL PRIMER HIJO DEL TERCER TEMPLO

Después de todo el "escandalo" sobre los gemelos llegó la hora de despertar al siguiente día en la que todos estaban en la sala para desayunar, un silencio inminente estaba presente entre los cuatro de primer año y los hermanos Fukushima, más específicamente con Ame, quien le importaba menos el ambiente y actuaba como si nada hubiera pasado.

— Bueno, la verdad tengo cosas que hacer... — Gojo ni siquiera había probado la comida. — Gracias por la comida, tengo cosas que atender fuera de la escuela junto al director... Así que los dejo, cuídense.

— Adiós profesor, cuídese. — Yuuta era el único que se despidió de él haciendo que el mayor le sonriera de vuelta.

— Nada de ataques a cualquiera, _____-chan queda a cargo... ¡Y no quiero quejas! — Advirtió antes de irse. — Nos vemos.

La sala quedó otra vez en total silencio, los demás no habían tocado la comida.

— ¿Por qué las caras largas? — La castaña les sonrió y en respuesta ellos la ignoraron.

— ¿Qué sucede? — Keitaro era el único que no estaba enterado de nada. — ¿Pasó algo ayer?

Pero como si fuese el pitido del comienzo de una carrera para llegar a la meta los chicos se levantaron dejando los platos en el fregadero y saliendo completamente de los dormitorios.

— ¿Qué hiciste?

— ¿Yo? ¿De qué hablas? — Bufó. — Todos son iguales.

Caminando todos juntos a los campos de entrenamiento pudieron distinguir tres sombras fáciles de deducir quienes eran, las risas de los dos pequeños se escuchaban fuerte y claro, pero de ella no, era más que normal no escucharla

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Caminando todos juntos a los campos de entrenamiento pudieron distinguir tres sombras fáciles de deducir quienes eran, las risas de los dos pequeños se escuchaban fuerte y claro, pero de ella no, era más que normal no escucharla.

Maki quiso desviar su andar para ir a otro lugar y no verla, pero ya era muy tarde. Ya estaban casi enfrente de ellos, _____ se percato de ellos y mientras se levantaba su mirada se mantenía en el suelo.

Los gemelos corrieron hacía ellos. — ¡Ya llegaron! — Empezaron a girar a rededor de ellos.

— Pueden quedarse con ellos si gustan. — Con su voz a lo más bajo se despidió con eso. — Entonces los dejo entrenar.

— ¡Oye! — Ame se acercó. — Mi hermano y yo nos vamos.

No preguntó, solo salió de la vista de todos sin esperar respuesta, no le importaba si ella estaba al mando, no le importaba; la detestaba y por lo tanto no iba a obedecerla. _____ siguió su rumbo sin mirarlos manteniendo una gran distancia.

— Ya se fue. — Los niños la vieron partir y seguían en la misma posición.

— Oigan, mocosos. — Les llamó la atención. — ¿Se puede saber qué pasó ayer?

La Luz En Mi Camino [Okkotsu Yuuta x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora