1 Amor sin límites

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Hoy 13 de Enero del 2016, me encontraba con mi marido en el hospital, hace una semana le habían diagnosticado cáncer de páncreas, tomándonos por sorpresa a ambos, desde ese momento no quise y ni quiero separarme de él. Estábamos en una camilla de un hospital de Inglaterra, dormía sobre su pecho y lo abrazaba por la cintura, mientras él hacia lo mutuo con su cabeza en la almohada.

¿Me dolía?, por supuesto que me dolía, el amor de mi vida estaba muriendo, ¿Cómo no me iba a doler?, nos habíamos conocido en una fiesta, él estaba casado con Rima, pero su divorcio se debió a que ella era lesbiana y Alan la descubrió con otra mujer haciéndolo, Rima se había casado con él por deber, pero ahora habían quedado como simples amigos. Debo admitir que me da celos cuando la abraza.

Volviendo al presente, eran las 7:00 am, cuando comencé a sentir unas caricias en mi parte baja de mi espalda, pero por ¨complacer¨ me hice la dormida  mientras subía mi pierna derecha sobre él (yo siempre dormía del lado izquierdo) escuche una risita, por lo que lo abracé del cuello, sentí unas nuevas caricias ahora en mi pierna.

Alan - Se que estás despierta - dijo susurrando - Pero si te gustan mis caricias, me las puedes pedir - 

Amaba su voz, era muy varonil, pesada y excitante, pero también era suave y amable, simplemente hermosa. Subí un poco más y lo besé con pasión, él me correspondió con la misma intensidad.

Se preguntarán, ¿Qué hay de bueno con está pareja?, pues, la respuesta es simple, él tiene 69 y yo 25 años, 44 años de edad por diferencia. ¿Cómo fue qué pasó?, yo soy hija del presidente de la Republica Mexicana, si soy orgullosamente mexicana, y nuestro amor prueba que ¨para el amor no existe edad¨ y él no me busca por sexo, ya lo comprobé por 5 años, 5 años de casados qué rápido pasa el tiempo.

Me separé sonriendo, me encanta sus labios, jugosos y deliciosos.

Alan - Entonces, ¿No estabas dormida? - dijo riendo. 

- ¿Cómo iba a dormir contigo a mi lado? - me levanté u poco sonriendo.

Alan - Amor, sube - supe a que se refería así que lo hice, me puse de cunclillas sobre él, luego me senté sobre su miembro - me encanta la vista desde aquí - comencé a hacer ligeros movimientos - ¡Oh mi amor! - gimió.

Sin previo aviso una enfermera entró, yo no me inmute pero si me detuve, la enfermera se había puesto roja deteniéndose en el umbral de la puerta.

Alan - ¡SALGA AHORA! ¡ Y más le vale que nadie más nos interrumpa! - gritó  histérico, la enfermera asintió y salió cerrando la puerta - ¿En qué estábamos? - dijo más tranquilo.

Yo reí, mi amado Alan Rickman solía ser bipolar.

¡¡ADVERTENCIA!!

Escenas fuertes a continuación, lea bajo su propio riesgo.

No me hago cargo de lo que pasará con ustedes.

Aún sonriendo bajo al suelo, cerré la puerta con seguro, luego la cortina, de igual manera la cerré. M e acerqué quedando de su lado izquierdo, él me veía expectante.

Me quite la camisa azul de tirantes, luego mis tenis negros, luego mis calcetas que tenían dibujos de ¨Las reliquias de la muerte, para después bajar mi mayon ajustado color negro, quedando simplemente en ropa interior color negro, me acerqué a él y baje la manta hasta sus rodillas lentamente, sin dejar de sonreír, baje mis ojos hasta su miembro viendo ya su bulto, Alan subió hasta quedar acomodado en el respaldo, poniéndose la almohada en su espalda, subí la bata dándome cuenta que no tenía su habitual boxer, sonreí con satisfacción, comencé con ligeros masajes, lo vi tenía los ojos cerrados, me acerqué y lo metí en mi boca.

One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora