¿?- Papi - decía una pequeña joven de unos 14 años, la cuál se encontraba dormida -papi, no -jadeaba - ¡PAPI! -gritó sentándose en su cama sobresaltada.
Un hombre de no más de 38 años, piel morena, ojos azabaches, calvo y con músculos bien desarrollados, entró apresurado con una pistola en mano.
¿? - Hija, ¿Estas bien? - prendió la luz, encontrándose a su hija llorando - pequeña, ¿Qué pasa? - dejó la pistola en la mesita de noche y se acercó a su pequeña, para abrazarla.
¿? - Pa-papi, no te vayas sin mí - lo abrazó por el cuello - Por favor papi, quiero ir contigo - susurró.
¿? - Hija ya hablamos de esto, te quedarás con Mía y Brayan - ella negó.
¿? - Papi, no quiero que te pase algo malo, por favor déjame ir - él la vio a los ojos.
¿? - Entonces si vas, ¿Quién cuidará a Peitón? - ella lo vio por unos momentos, luego bajo la cabeza.
¿? - Bien - dijo rendida.
La joven de catorce años, se volvió a recostar su padre, Bob Estone, le dio un suave besó en la frente le sonrió y salió tomando la pistola que había dejado.
La joven no cerró los ojos cuando su querido padre salió, tampoco los cerró al pasar de los minutos, ella sabía muy bien que su padre estaba en peligro con cada misión que tenía, ya que él era un espía, el mejor que había conocido, pero cada vez regresaba de nuevo ese pensamiento de él terminando muerto, lo odiaba, por eso, cada vez que regresaba a casa, ella era la primera en ir a recibirlo, primero para regañarlo y gritarle, luego, lo abrazaba y llenaba de besos todo su rostro, era lo que merecía, ¿Qué querían?, eso era lo que siempre decía ella.
Pero luego trató de pensar positivo, al final, está sería la última misión, para después jubilarse. No se dio cuenta cuando ya habían pasado horas, simplemente había escuchado el ruido de un motor, para luego alejarse ese sonido, no se levantó hasta las doce, realmente no quería ver a nadie, siempre era así, siempre que Bob tenía una misión.
Pasaron los segundos, minutos, horas, días, hasta meses, y Bob no había vuelto, esto preocupo más y más a la chica, poco a poco dejo de comer y esto preocupo a Mía y Brayan, y sólo basto una visita.
¿? - ¿Señores Oconer? - Ambos asintieron -Esto es de la agencia - les dio una carta - lamento su perdida - se fue.
Brayan leyó la carta y la chica simplemente sonrió tristemente, se fue a su habitación cerrando la puerta. La carta les indicaba que Bob Stone había muerto durante el combate, después de días la joven no había salido de su habitación, cuando Mía fue a visitarla gritó agudamente, alertando a Brayan, el corrió a la habitación dejando a Peitón confundida, cuando llegó a su destino encontró a Mía abrazando a la que estaba comenzando a considerar hija, se acercó con un vuelco en el estomago, cuando pudo ver bien, ella se había cortado las venas y a su lado había una carta, la tomó leyéndola...
¨Papi, No te vayas sin mí¨
FIN
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