Al día siguiente, Lynn Sénior acudió en persona a la oficina de reclutamiento en Michigan a indagar información sobre su hijo perdido.
–Hola –se aproximó a saludar a uno de los suboficiales a cargo del lugar–. Eh, tal vez pueda ayudarme, mi hijo es menor de edad y creo que pudieron haberlo reclutado... Miré, es él...
–Ah sí –asintió el suboficial en cuanto el señor Lynn le mostró una foto en la que salía en compañía de Lincoln, a quien reconoció de buenas a primeras–, el recluta Warren, alias Jay Leno... ¿Su hijo, dijo?
–Si.
–Vaya, creí que era su padre. De hecho aquí todos pensamos que era un anciano que sabía mantenerse saludable.
–Suele pasar, es por el cabello blanco.
–Déjeme ver... Lo enviaron al cuartel estatal, le daré la dirección.
–Se lo agradesco, de veras –sonrió aliviado el señor Loud–, no entiendo que pudo orillarlo a cometer una locura como esta.
–La verdad es que el ejército de hoy tiene un paquete muy atractivo –comentó el suboficial en lo que anotaba la dirección en una hoja de papel–, salario competitivo, prestaciones, universidad...
***
En menos de cinco minutos, el señor Lynn hablaba por teléfono con su esposa, en afán de convencerla de dejarlo enlistarse a él mismo.
–Rita, aun no he firmado nada, sólo escúchame –le habló a su móvil, con el suboficial sonriendo expectante a sus espaldas ante la idea de haber convencido a otro pobre incauto de enrolarse–. Sólo son dos fines de semana al mes y calificaríamos para un préstamo hipotecario... Si, hay una ligera posibilidad de servicio activo, pero el sargento Rick espera que los eventos globales se estabilicen en meses...
***
Por su parte, ese día Lynn Jr. acudió a la casa de retiro Cañón Sunset, específicamente a una sección cuyo letrero anunciaba en la entrada: Hospital de veteranos.
Una vez adentro, lo primero que hizo fue aproximarse a hablar con la enfermera a cargo del lugar, una mujer robusta de brazos y piernas cortas llamada Sue, tal cual rezaba su gafete.
–Disculpé.
–¿Qué quieres? –preguntó la enfermera, que se mantenía ocupada yendo de un lado a otro a darles de tomar sus pastillas a cada uno de los ancianos que residía en esa sala.
Algo que Lynn no pudo pasar por desapercibido era que la mayoría de todos allí tenían sus miradas ausentes y babeaban cuales zombies amodorrados. Por ahí incluso advirtió que uno de los residentes le apuntaba a una pecera con el control de la televisión.
–Doscientos canales –oyó que se quejaba el viejo–, y sólo veo peces.
–Soy Lynn Loud Jr. –se anunció la joven deportista en cuanto pudo captar la atención de la encargada–. Me toca lunes, miércoles y viernes de tres a siete.
–Nadie se ofrece de voluntario aquí –rió Sue como si le estuviesen jugando una mala broma–. Todos van al glamoroso trabajo de unidad de quemaduras.
–Sólo quiero ayudar a los veteranos –insistió.
–¿En serio?
La robusta enfermera se puso en jarras, frunció el ceño y esbozó una picara sonrisa burlona.
–¿Crees que puedes ayudar por aquí? –preguntó en tono desafiante–. ¿Qué tal si le das al señor Albert un baño de esponja?
–¡Pero si es mi nietecita!
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Lincoln se enlista en el ejército
FanfictionLa resolución no oficial y nunca antes contada del polémico episodio No Such Luck. No como fue, sino como pudo haber sido según su buen amigo StarcoFantasma ; ) The Loud House y sus personajes son propiedad de Chris Savino y Nickelodeon.