❝𝐌𝐨𝐫𝐞 𝐭𝐡𝐚𝐧 𝒘𝒐𝒓𝒅𝒔❞ [𝖪𝗎𝗋𝗈𝗈 𝖳𝖾𝗍𝗌𝗎𝗋𝗈𝗎]

Eᴘɪsᴏᴅɪᴏ 3

Los primeros rayos de sol se colaron por la ventana de mi habitación como un ladrón silencioso que había venido a robar la oscuridad dejando a su paso una cálida luz como firma de su crimen y, aunque intentaba no ser descubierto, yo llevaba ya horas despierta esperando su llegada. 

Un incesante dolor de cabeza se había propuesto no dejarme dormir y, aparentemente, lo había conseguido. A pesar de haber consumido una pastilla para que cesara, no había conseguido que se fuera por lo que me dejo toda la noche en vela.

Pero... ¿por qué me encontraba así? Pensé en que podía haber cogido frío porque, al regresar a casa, la temperatura había bajado unos grados de más, pero deseché la idea porque no padecía ningún síntoma más. También barajé la posibilidad de que fuera por haber estado forzando la vista al mirar el espectáculo astrológico que había acontecido horas antes y, una vez más, lo descarté porque usé gafas de sol. Incluso se me pasó por la cabeza la imagen de aquella camarera tan rencorosa echando algún tipo de alcohol o droga a mi bebida.

El malestar había comenzado justo después de que el eclipse finalizara y, tras beberme la bebida que había pedido, fui a casa con la excusa de "estar demasiado cansada como para aguantar a aquellos idiotas". Yaku insistió en acompañarme para que no regresase sola a casa, así que él me acompañó y aprovechó para volver a la suya.

Natsuki me llamó para comprobar que había vuelto a salvo, ya que, en vez de preocuparse por su amiga de toda la vida, prefirió quedarse con Kuroo. 

Cogí el aparato que se encontraba sobre la mesita de noche y vi que había algunos mensajes de mi ladrona de medias.

Fantástico. Si ya me daba problemas el estúpido gallo ahora se multiplicarían por tres.

La deje en leído porque conociéndola, hoy se presentaría en mi casa para contármelo todo. Siempre era así cuando se trataba de chicos y siempre me tocaba a mi hacer de psicóloga. Solo esperaba que Kuroo no le hiciera mucho daño o tendría que pasarme una semana con ella en su casa viendo como se alimentaba de helado de chocolate y comida basura, por no hablar de sus llantos mientras veíamos películas románticas.