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San.

Todos nos hemos renegado alguna vez del trabajo que tenemos o por el que no tenemos, pues gran parte de nuestra vida se consume en el va y ven del mundo laboral. Así que en cualquier parte suceden cosas increíbles como cosas nefastas.

Muchas veces la relación entre un jefe y su personal es muy tensa. Los empleados o bien están obligados a trabajar por un salario o son enviados a algún lugar con instrucciones ridículas. Sin embargo, también hay agradables excepciones a esta regla. En mi caso, me he tomado la libertad de hacer el cambio entre todas las generaciones que han tenido los negocios de mis padres, hacer la diferencia es lo que siempre me digo, pues lo hice, todo mí personal lo trato por igual.

Pero tenía un trato especial con mi ejecutiva de negocios, y no no es lo que muchos piensan, ella lleva muchísimo tiempo en la empresa, más del que yo mismo, pues había sido secretaria de mi madre —ex presidenta de la empresa— y ahora con su título universitario fué ascendida por ello, mamá siempre ha confiado ciegamente en ella, lo malo, ella trabajaba a tiempo completo, quise cambiarle sus horarios los cuáles ella no acepto así que aprovechaba los días en que yo mismo debía buscar la mercancía más importante de la empresa para los hospitales.

Un día, llegué a su oficina,  llamé al conductor y a ella, los recuerdos están frescos en mi memoria 

—Tenemos que salir de la ciudad, ir a cargar un par de cosas y regresar.— ordené.

—¿Porque debo ir?— cuestionó confusa. Siempre he admirado su color peculiar de cabello.

—Se trata de negocios ¿No?— dije obvio.
—Te necesito conmigo.

Ella acepto sin poner un pero, así que los tres nos pusimos en marcha. Salimos de la ciudad por una carretera. La verdad ellos no sabían a dónde iban, pues también le tenía una sorpresa a ella, es su aniversario de empleada en la empresa así que se debe celebrar.

—Bueno, ¿A dónde vamos? ¿Cuánto tiempo llevará?— preguntó con curiosidad, se encontraba a mi lado, y cada vez que sonreía me ponía nervioso ¿Alguna razón? No lo se.

—No será mucho tiempo, por ahora sigue derecho— ordeno.
—Luego de dos semáforos cruzas a la izquierda.

La chica a mi lado me cargaba nervioso ¿La razón? Desde que la conocí y me acompañaba a las reuniones empresariales siempre quería saber a dónde íbamos pues tiene un tip con el que no lo sepa, le llega una curiosidad grande con saberlo, y que le esté ocultando algunas cosas no es de mi agrado

—Señor Choi por favor a dónde vamos— vuelve a insistir, luego de darle indicaciones a mi chófer al lugar donde nos dejará.

La miro y suelto un suspiro.

—¿Recuerdas el laboratorio farmacológico con el que hicimos trato? ¿El que es un hospital solo para enfermedades extrañas?— se queda unos minutos pensando y luego asiente.
—Alli iremos.

—Es lejos— susurró.

—Y deben esperarnos— cierro la libreta dónde llevo todo contabilizado.

Faltaban otros 250 km, mientras que ya la hora laboral estaba terminando. Llegamos al anochecer lo cuál nos tomó 2 horas pues el papeleo era inmenso, luego de eso, aún era tarde así que ya era hora de la sorpresa.

—¿Quieres cenar conmigo?— pregunté sin rodeos.
Sus hermosos ojos se abrieron de par a par

—¿Disculpe?— sonreí, aún estaba fuera de lugar, pues mayormente ella solo hace el trabajo y que haya hecho esa invitación es inédito.

—Te pregunté bella dama ¿Quieres cenar?— se sonrojo y asintió lentamente.
—Muy bien, Señor Irwin por favor trasladenos a este restaurante— le paso la tarjeta que tenía en mis manos.

—Vayamos entonces— informó.

Pero lamentablemente las cosas no son como uno quiere.  Teníamos planeado ir a un restaurante realmente bueno, pero estaba reservado en su totalidad, no había una bendita mesa para ambos. Así que, terminamos yendo a un restaurante de mala muerte, Porque teníamos hambre y no íbamos a un viaje realmente largo hambrientos. Estábamos vestidos superformales comiendo hamburguesas grasientas, si un puesto de hamburguesas, tenía muchos años que no comía una, ella sin embargo no puso mala cara o algo, disfruto su hamburguesa.

También compramos un par para nuestro chófer, nos quedamos afuera sentados esperando el pedido ya que había mucha gente, después de 10 minutos se cortó la electricidad y el cielo se iluminó. Definitivamente me quería pegar un tiro en ese momento.

—No pudo ser peor— susurro a medias.

Ella llevó su mano a mí hombro.
—Fue una gran noche Señor Choi.— sonríe enormemente. Gracias a la luz de la luna y las estrellas pude apreciar su sonrisa.
— Se lo agradezco.

En ese momento nos llevaron las hamburguesas, y volvimos al auto, esperamos que Irwin cenara, mientras ambos seguiamos admirando el cielo. Una vez terminado todo Irwin procedió a llevarnos de regreso a nuestras casas, aquella madrugada,  volviendo  de pronto se nos vino un auto de frente. No tenía la marca para protegernos, y creo que ella de momento no pudo reaccionar al igual que Irwin, en ese instante con el impacto cerré mis ojos, no recuerdo mí golpe, ni otras cosas más, solo recuerdo que me abalance a ella para protegerla.

Cuando todo terminó, ya estábamos camino al hospital, ella a mi lado, su pecho subía y bajaba con rapidez, pero no supe más.

Hasta cuándo desperté con un poco de cables y vendas y yesos por mi cuerpo, no sabía que fué lo que sucedió hasta que las imágenes me invadieron con rapidez.

Miré a mi madre sentada a un lado de mi, pérdida en la ventana.

—¿Mamá?— quitó su mirada con rapidez de la ventana, su semblante se relajó.

—Diosa luna gracias— dijo y se acercó para darme un abrazo.
— Agradece que tú marca se haya activado y pudiste sobrevivir.

¿Que carajos?
—¿Mi marca?— cuestioné confuso.

Ella asintió.
—No sé dónde la tendrás o apenas saldrá, pero gracias a eso pudiste sobrevivir.

—¿Ella como está?.

Suspira.
—Gracias a la diosa Luna también está mejorando.

—¿Puedo verla?— mi madre niega con su dedo.
— Ha perdido la memoria temporalmente jovencito.

Mis ojos se abrieron como platos.
—¿Quieres decir que no me recuerda?

—Eso aún no lo sé— dijo.
—Solo te informo para que no digas algo fuera de lugar cuando la vayas a ver.

—¿Así que si podré ir a verla?— pregunté con alegría, mi madre volvió a negar.

—Hasta que estés más recuperado.— lleva su mano a la mía.
— Debemos tener una conversación seria.

—¿Me dirás qué soy el rey del que tanto hablan?

El color de piel de mi mamá se fué de ella. Tenía un poco de conocimiento sobre ello, pero con las últimas cosas que habían sucedido dónde casi hago un desastre con el hielo, el viento y las plantas llegué a suponer, aún así no estaba seguro del todo.

—Esta bien madre— aprieto su  mano.
— Ya luego hablaremos.

Solo espero que mi cuerpo se recupere rápido para verla.

—Y otra cosa jovencito— paso a verla, y se encuentra con una ceja levantada.
—¿Ustedes qué estaban haciendo?

Rodé mis ojos.
—La lleve a su cena de aniversario con la empresa.— mi madre paso a verme con los ojos entrecerrados.
—Por favor mujer

KINGDOM: El Retorno De Los Reyes [Choi San]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora