Capitulo 7: Final

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Ojos rojos, mejillas resecas y pequeñas bolsitas bajo los ojos

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Ojos rojos, mejillas resecas y pequeñas bolsitas bajo los ojos. Todo era presente en los rostros de ambos padres jóvenes, pequeños y débiles hipidos salían de los labios de un cansado peli-negro, el cual permanecía hecho bolita en una de las incomodas sillas del hospital. Esperaba noticias de su pequeño.

— Deberías ir con él, después de todo aún no están divorciados. — JiYong, el abogado de Jin opinó. El chico peliazul podía ver el sufrimiento en el rostro del rubio y en parte sentía lastima al ver su pequeño cuerpo temblando de frío.

Kim dirigió su mirada hacía el peli-negro, al verlo en aquel estado no dudó en caminar a él. Sabía que lo rechazaría pero nada perdía con intentarlo. A pasos lentos llegó a el asiento del chico, tocó su hombro con cuidado, pudo sentir como el cuerpo de JungKook se tensó y como el chico comenzaba a moverse. Sus miradas chocaron y ambas se llenaron de lágrimas.

JungKook rompió en llanto y Jin, con dolor en su pecho lo envolvió en sus brazos. Ambos estaban preocupados por su pequeño, verlo de aquella forma fue muy doloroso.

— Yo lo siento tanto Jin — JungKook comentó entre susurros, se aferró aún mas al cuerpo de su aún esposo y se dispuso a sacar todo el dolor acumulado por medio de lágrimas. — Todo es culpa mía, si nunca te hubiera pedido la custodia esto no habría pasado. Aiden nos necesita a ambos, y yo solo hice que lo distanciaran de ambos.

— No te culpes solo de esto, yo igual tengo culpa. Los hice sufrir a ambos, Aiden necesitaba de ambos, y por darle lo que creímos mejor para él, fue infeliz.

— Aún recuerdo su carita manchada de sangre, no me lo perdonaría si algo malo llegara a pasarle.

Abrazados, comenzaron a lamentarse, incluso a pedirse perdón. No había noticias del pequeño y muy en el fondo, ambos presentían algo malo.

Las horas pasaban, los rayos del sol cada vez se apagaban más. Pronto toda luz solar se acabaría y llegaría la noche, y ellos seguían sin noticia alguna. El joven psicólogo se hizo presente en el hospital minutos después, le tenía un gran cariño al pequeño Aiden, era un niño bastante fuerte, y sobre todo lindo.

Uno de los doctores se hizo presente en la sala y los presentes se pusieron de pie, JungKook y Jin más que nadie comenzaron a llenar de preguntas al doctor, el cual solo les dedicó una mirada de lastima a ambos.

— Explicaré lo que ha pasado con el niño. — La preocupación invadió la sala.

— Verán, el niño perdió demasiada sangre, el golpe en su cabeza fue muy fuerte, tenía demasiados raspones e incluso una costilla rota. — El doctor comenzó a explicar a detalle todo lo sucedido con su hijo, JungKook ya esperaba lo peor.

— P-pero, ¿Está bien? — JungKook retuvo las lágrimas al ver que el señor de bata blanca negaba. — Dígame que no quedó en coma, por favor.

— ¿Quiénes son los padres? — Los mencionados alzaron la mano. — Temo decirles que ahora tienen un lindo angelito cuidándolos desde el cielo. Aiden no aguantó mucho, y murió. El pequeño perdió mucha sangre, el niño luchó lo que tenía que luchar.

Y esas palabras provocaron demasiado dolor en aquellos corazones, JungKook cayó de rodillas en el suelo y Jin tan solo rompió en llanto, su pequeño ya no volvería, su bebé ya nunca más le pediría que jugara con él. Mierda, esa palabra definía correctamente la clase de persona que era Jin, tantas veces su hijo le pidió ayuda y tantas veces lo mandó a la mierda.

JungKook tan solo analizaba todo, su corazón se había hecho añicos y todo por algo que él había provocado. Él necesitaba a su hijo, le había prometido miles de cosas, le había prometido jugar con él aquella vez que decidió pelear su custodia, pero nunca jugó con él, al contrario, se dedicó a regañarlo por los juguetes regados en el suelo.

 Él necesitaba a su hijo, le había prometido miles de cosas, le había prometido jugar con él aquella vez que decidió pelear su custodia, pero nunca jugó con él, al contrario, se dedicó a regañarlo por los juguetes regados en el suelo

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La nubes cubrían el cielo, el gris resaltaba en el.

Gris.

Como la jodida vida que ahora debían seguir ellos.

En el momento en que aquella caja blanca fuera cubierta por toda esa tierra, las vidas de Kim SeokJin y Jeon JungKook comenzarían a llamarse porquería, ¿La razón?, ya no habría una dulce e inocente sonrisa que los ayudara a sonreír. Ya no verían más un lindo par de ojos llenos de magia y color al ver algo que le gustara, ya no habría más juguetes regados, ni mucho menos hojas de papel con lindos muñequitos formando una familia.

Simplemente ya no habría más Aiden.

¿En qué momento la vida que ambos llevaban comenzó a empeorar?

¿Cuándo dejaron de darle amor a su hijo? ¿Por qué nunca se dieron cuenta del sufrimiento en su hijo, de la falta de amor?

El coraje, el egoísmo y la estúpida pelea de saber quien mierda se quedaría con la custodia del niño provocó todo esto.

— Mi pequeño, discúlpame por haber provocado todo esto. — JungKook acariciaba el cristal de la caja, donde su niño ya se encontraba durmiendo en paz, su rostro era relajado y no llevaba esa carita triste como meses anteriores siempre traía. — Me dejas un vacío en mi corazón, siento no haber podido ser el padre que tanto deseabas, pero quiero que sepas que tú fuiste el mejor hijo que cualquier padre hubiese querido en este mundo. Te amo pequeño. —
Besando el cristal se retiró.

— Campeón, fuiste un niño muy fuerte y sobre todo valiente. Quiero pedirte una disculpa mi niño, una disculpa por todas esas veces en las que tanto me necesitaste y nunca pude ponerte atención, me di cuenta que le prestaba atención a cosas que realmente no importaba y eso me hace sentir fatal. No pude aprovecharte estos 6 años, ni pude darte una buena educación como lo merecías. ¿Sabes? Tenía varios regalos para ti, pero el juicio me hizo perder la cabeza que olvidé por completo regalartelos. — Las lágrimas caían por las mejillas del rubio — Siempre serás mi pequeño Aiden, perdóname por no decirte tantas palabras como las mereces, pero soy un cobarde y las lágrimas ya se han apoderado de mi. Te amo campeón, siempre serás el pequeño de papá.

Ambos se enredaron en un abrazo, y cerrando completamente la caja se despidieron. El color blanco comenzaba a perderse en aquel hondo agujero, varias flores eran lanzadas en este y la tierra fue cubriendo todo, JungKook se dedicaba a sollozar y mojar la camiseta de Jin con sus lágrimas, el rubio solo lloraba en silencio.

Dejando un par de flores y algunos juguetes en la lapida de Aiden, y susurrando un "Te extrañaremos" después de un "Lo siento" se retiraron.

The End

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Custodia • JinKook • AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora