Capitulo 1

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El sonido de la alarma me despertó de mi sueño, del sueño que se había repetido múltiples veces a lo largo de la semana. Lauren estaba en él, protegiéndome, tomándome de la mano. Me decía que me amaba, como lo había hecho hace unos 3 años y medio. Casi cuatro años.
Escuché el llamado de Cameron en su habitación. Me levanté de la cama y apagué el tintineo de la alarma que se repetía múltiples veces. Me acomodé el cabello en una coleta rápida y corrí por el pasillo hasta llegar a la habitación del pequeño Cameron.
- Hola, angelito. - le dije mientras veía como se extendía por la cama y estiraba sus brazos a mi posición.
- ¡Mami! - gritó con entusiasmo. Me senté en la orilla de su cama y él se sentó a un lado de mí.
- ¿Cómo estás, mi vida? - le pregunté poniéndolo encima de mis piernas.
- Bien. - dijo con su tono inocente. - Quiero ir a la escuela. - chilló.
- Hemos dicho que en Octubre, ¿recuerdas? - acaricié su cabello despeinado y tracé una línea suave en su rostro. - Además, la tía Mani y Dinah te llevarán a ti y a Tom al parque acuático todo el día, ¿recuerdas?
Cameron asintió animosamente y me abrazó por el pecho. Lo acurruqué en mi regazo y canté la canción que le había cantado desde el día de su nacimiento, aquella canción que memoricé el día que Lauren me mostró sus habilidades musicales. Me había aprendido la letra para mi bebé. Aún no le daba un nombre a la canción, pero pronto lo haría.
- Me gusta la canción. - comentó Cameron.
- ¿Sí?
Cameron movió su cabecita de arriba abajo y se aferró a mi cuello.
- ¿Papi te la enseñó? - me preguntó.
Su pregunta me tomó totalmente desprevenida. Cameron había preguntado varias veces por su padre, pero ni una de manera tan directa, tampoco le había dicho que tenía otra madre, no 'papi'.
- ¿Papi? Sí, papi me la cantaba todas las noches, así como yo lo hago contigo.
- ¿Cuándo regresará de trabajar, mami?
Separé a Cameron de mi regazo y lo puse en una posición donde pudiera ver sus hermosos ojos verdes, idénticos a los de su madre. Su cabello era casto, sus labios eran gruesos y llenos como los de su padre y el color de su piel era como el mío. Tenía todo de su madre.
- ¿Por qué lo preguntas, Cameron? - dudé impaciente.
- Tom dijo que cuando su papá no está fue a trabajar. Mi papá está trabajando, por eso no le he visto.
Intenté ocultar el dolor que eso me provocaba, sus palabras eran dolorosas y crueles al igual que sus pucheros y la inteligencia que había adoptado.
- Pronto regresará, mi amor. - lo abracé delicadamente hasta que el timbre resonó por toda la casa. - Ahora, ayúdame a escoger tu ropa para irte al parque. Anda. - lo bajé de la cama con sumo cuidado y le di una nalgadita amorosa para que se apurara a escoger su ropa.
Bajé las escaleras rápidamente y abrí la puerta de la entrada para dejar pasar a Dinah, Mani y Taylor.
Dinah llevaba a Tom en brazos y a Mani tomada de la mano con la suya. Eran una familia encantadora. Mani me había ayudado muchísimo con Mike, cuando yo estudiaba ella lo cuidaba y es por eso que conseguí mi título y pude conseguir un trabajo.
- Hola, Camila. - me saludó Taylor para después plantar un beso delicado en mi mejilla.
- Hola, Taylot.
- Saluda, Thomas.
- ¡Mila! - exclamó el nene en brazos de Taylor balanceándose contra mí. Lo recibí en brazos y lo apegué a mi regazo.2

Lo abracé delicadamente mientras él refugiaba su rostro en mi hombro y sus pequeños brazos rodeaban mi cuello.
- ¿Cómo estas, Tomy?
- Bien. - dijo con su voz angelical.
- Me alegra, mi amor. - lo bajé de mis brazos depositándolo en el suelo con cuidado. – Mike está arriba. En unos momentos estará listo. - agregué dirigiéndome a Taylor, Dinah y Mani
- No te apures, Mila. No habrá mucha gente.
- Vale, pasen a la cocina, en unos minutos estaré con ustedes, voy a alistar a Mike
- ¿Quieres que te ayude, nena? - se ofreció Dinah.
- Por favor.
Subimos las escaleras con cautela para encontrarnos con Mike con un traje de marinero que le había regalado Halley en su cumpleaños número tres. Halley chilló de emoción cuando lo vio, tanto así que lo levantó en el aire y lo llenó de besos incesantes mientras Cameron se reía duramente.
- ¡Eres guapísimo! - exclamó Dinah.
Cameron le sonrió abiertamente. Era un niño sonriente, feliz, totalmente amable y sincero. Desde pequeño había mostrado diferentes habilidades, pero la que más se remarcaba era en querer a la gente, sonreírles y darles lo mejor de sí.
- ¡Tía Dinah! Soy un marinero. - mencionó entusiasmado aún en los brazos de mi amiga.
- Claro que sí. Te sienta bien ser un marinero.
Dinah le guiñó un ojo y yo los pasé de lado apresurándome a hacer la maleta de Mike y poner todo lo que necesitara en ella. Cuando terminé de empacar su maleta, bajamos las escaleras rápidamente y nos dirigimos a la cocina donde estaban Mani y Taylor preparando café.
- Espero que no te moleste que usáramos tu cafetera. - dijo apretando los labios.
- Por supuesto que no, estás en tu casa. Puedes hacer lo que desees aquí dentro. - agregué acomodando la maleta de Mike en el piso.
- Vale, iré a encender el auto para irnos lo más pronto posible. - dijo Frank levantándose de la mesa y depositando a Tom en el piso cuidadosamente.
- Tom, Mike, tomen su vaso de leche. - les ordenó Mani amablemente.
Ambos asintieron y tomaron los vasos llenos de leche para tomárselos. Mike rio varias veces gracias al bigote de leche que se le marcaba a Tom a los costados del labio superior.

Cuando terminaron, Dinah y Mani los llevaron de la mano hasta la puerta conmigo detrás de ellas siguiéndoles el paso hasta la camioneta. Acomodaron a los niños con el cinturón de seguridad y yo sin más me despedí de ellos, dándole todo mi amor a Mike y deseándoles un buen viaje a todos. La van gris en la que iban se desvaneció por la calle donde vivía. Me despedí a lo lejos con una ondeada de mano y me volví para entrar de nuevo a la casa. Me apresuré a tomar una ducha y arreglarme para mi turno de trabajo en la compañía donde era, además de administradora de ganancias, practicante publicitaria.
Tomé mi bolso para salir de la casa y mi termo lleno de té caliente y listo para tomar. Me metí en mi auto azul marino, que había logrado comprar con mis ahorros y un poco de ayuda de Julieta y Ally. Dinah aportó en la casa al igual que Taylor y Mani. A todos les debía una.
Iba manejando entre las calles, escuchando "Happy" de Pharrell Williams cuando de pronto un Mini Couper negro con franjas blancas se me cruzó y por pronto golpeaba la parte trasera del auto.
- ¡Joder, cabrón! ¡Ten más cuidado! - le grité dentro del auto.

No alcanzó a escucharme porque salió disparado por las calles.
Seguí con mi camino y entré al estacionamiento del edificio donde trabajaba y acomodé mi auto cerca de la entrada. Caminé apresurada hasta la entrada y me metí al primer ascensor que abrió sus puertas.

- Buenos días. - dije al entrar, notando que la cantidad de gente en el ascensor era mayor de lo usual.
- Buen día, Señorita Cabello.
No pude evitar recordar a Lauren, que alguien dijera mi nombre de esa manera me lograba atontar de una manera impresionante. Me volví para ver de quien se trataba y no era nadie más que mi compañero de piso.
- Hola, George. - le sonreí egocéntricamente.
- ¿Cómo estuvo tu fin de semana? - me preguntó interesado.
- Ya sabes, nada más que una salida de familia. ¿Qué tal el tuyo?
- Mi socio, Connor, me ha invitado a conocer un restaurante magnífico. Deberías de pasarte por ahí un día de estos. - me recomendó con su sonrisa coqueta.
- Podrías llevarme. - lo incité.
- Me encantaría. ¿Viernes por la noche?
- Lo sopesaré estos días.
Le guiñé un ojo y desvié mi mirada a un señor de edad avanzada que reía por lo bajo mientras me miraba con aprobación.
- Vale, paso por tu cubículo el jueves. Espero que para entonces hayas hecho una decisión.
- Esperemos.
Cuando el ascensor apuntó al piso donde tenía que bajar, sin más lo hice. Me dirigí a mi cubículo y acomodé mis cosas para poner manos a la obra en el proyecto que estaba por venir al cual había sido invitada, sería la organizadora y la diseñadora del evento en el cual se llevaría a cabo para montar el proyecto.
Primero contacté con mi jefe para pedirle el número de invitados al igual que los nombres de cada uno de ellos al igual que sus datos más importantes para después mandar a pedir algunos diseños para las invitaciones y empezar a pedir el salón donde se llevaría a cabo el evento.
Cuando me quedaba solo una hora más para ir a casa y hacer toda la limpieza de ésta, mi jefe llamó a mi cubículo para que lo viera en su oficina. Cuando estuve justo fuera de su oficina, toqué la puerta y esperé a que me dejara pasar.
- ¡Pase! - gritó del otro lado de la puerta.
- Sr. Bradley, ¿necesita que haga algo por usted?
- De hecho sí, Camila. Habrá algunos invitados especiales en la fiesta y quiero que se les trate de manera, especial. Quería asegurarme que mi mejor postor, tú, estarás al tanto de que así será.
- Por supuesto, Sr. Bradley.
- Muy bien, te enviaré los nombres y sus datos. Las invitaciones tendrán que ser entregadas personalmente por usted, señorita Cabello.
- Claro que sí, Sr. Bradley. Iré a mi ordenador para agregar a los invitados a la lista. Todo saldrá perfecto.
- Sé que lo hará.
Salí de la oficina y corrí a mi cubículo para garantizar que los datos habían sido enviados a mi correo. Los leí un poco y solo observé los primeros nombres de su nombre.

"L. Jauregui y R. Vila"


//La primera parte de esta historia esta en el perfil de @uptoxins, como SEX INSTRUCTOR.

Sex Instructor 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora