Dejar ir

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No maldigo el día que te conocí, aunque fácilmente podría hacerlo, no maldigo el día en que me rompiste, y sí que lo hiciste. Y menos maldigo el día en que te fuiste sin razón alguna de mi vida. Maldigo el día en el que me dí cuenta que tú y todas tus facetas, me iban a hacer daño; lo maldigo, porque aunque sabiéndolo, no hice nada al respecto, solo me senté a esperar a que ese día llegara, con la ilusión de que no lo hiciera; y aún así, llegó. Y no sé a quien culpar, ¿A ti? No. claro que no, no podrías prevenir esto, no alguien como tú. No alguien que no lucha por lo que quiere, no alguien que se esconde en ese taboo del "así soy", y así no son las cosas. y aún así te amaría mil veces por como eres, pero amarte solo me ha traído una cosa... que no pienso decirla, porque al menos, uno de los dos, si tiene empatía.

Fue eso lo que le dije antes de marcharme, antes de dejarla atrás, antes de darle ese último beso en su frente y despedirme de ella. Fue así, como me levanté, le dí la espalda a ese ruido que hizo con su aturdidor silencio como respuesta, y empecé a caminar tratando de no mirar hacia atrás. En lo profundo de mi sí esperaba que me detuviera, pero un poco más abajo, sabía que jamás pasaría eso. Y me fuí, y me dejaste ir. Tal vez porque no te dí las razones suficientes para que me amaras y te quedarás conmigo, o tal vez te dí demasiadas que no supiste que hacer con ellas.

Sentimientos Odiados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora