Rememorar

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Y aquí estoy yo, a punto de entrar a una casa que, aunque tiene un toque familiar, no conozco, o más bien, no recuerdo. Hay un portón grande al lado de una puerta pequeña que las separa una pequeña brecha, una casi parecida a lo que separa la vida de la muerte. Decido entrar por la puerta pequeña, sentí que sería muy avaro de mi parte hacerlo por la grande, siempre me ha gustado lo sencillo, lo simple, no hay mejor manera de vivir que esa. Al entrar, lo primero que veo es un tipo arrogante, que a simple vista, se nota lo desesperado que está por ser mejor cada día, tratando de escribir alguna clase de texto que solo lo hace para intentar impresionar alguien, pero en el fondo sabe que no lo necesita. A pesar de tener un gran escritorio en forma de L, este chico solo utiliza un poco, es curioso lo ordenado que es. Una vez dejo de mirar al chico, levanto mi cabeza, y veo una especie de repisa hecho en cielorraso, un material que se utiliza para construir, y en este caso sí que lo utilizaron bien. Es bastante grande, tanto que a mi izquierda tienen muchos libros, unos de medicina y química, y otros de construcción, pero estos últimos se veían con bastante polvo, como si hace tiempo que no los utilizan, pero tampoco se preocupan por limpiarlos. A la derecha de esto a lo que le he llamado erróneamente repisa, tienen una colección de copas, vinos, y diferentes tipos de licor, sin contar también diferentes animales de colección que hay. Y en el centro tienen un televisor bastante grande, diría que tienen buen gusto; excepto por los muebles que tienen, los tienen en forma de L...Dios mío, que tiene esta familia con la L... son de un color café, y muy pequeños para esa sala tan grande, y aunque parecen nuevos, no se ven bien, cosa que me dejó pensando por un tiempo, que no por ser nuevo, se tiene que ver bien. De un momento a otro, el chico se levantó, y caminó hasta el fondo de la casa, me quedé viéndolo con curiosidad, y como acto natural giré mi cuerpo unos 90 grados, en resultado de esto mi campo periférico se amplió, y me pareció ver algo que me llamó la atención, entonces termine de girar mi cuerpo, y me choqué con una mesa de vidrio con seis sillas, pero lo mejor de la casa estaba por verlo. Un amoblado grande, le pongo que tiene unos 2 metros de altura y 1,5 metros de ancho. Está lleno de fotos, viejas y nuevas, cada una con su propia historia, única y especial, hay tantas fotos que siento que, no acabaría jamás de admirarlas.
Sigo caminando por la casa y me encuentro con unas escaleras, pero decidí terminar con el primer piso, y ahí si subir. Llegué a la cocina, y estaba algo desordenada, muchas ollas por todos lados, definitivamente es una parte de la casa de la que no quiero hablar, a la salida de la cocina, una gran nevera adornaba lo trágico que se veía esta. Luego encontré una pieza al frente de la cocina, algo espaciosa y bien acogedora, parecía de una mujer, un lindo y ordenado chifonier, una cama tendida con bonitos tonos rosados, y peluches en cantidad. Salgo de la pieza y justo pasa el joven, la curiosidad me mató y quise ir a ver de dónde venía, y era un baño, algo pequeño pero no está tan mal.Justo cuando decido subir las escaleras, algo, o alguien, Dios, tiempo, o quizás algo que no podemos entender, acaso, ¿qué diferencia hay entre los tres? Tuve que irme, aunque hubiera preferido quedarme.



Se trata de un relato de alguien que no solo vivió en esta casa, si no que la construyó, alguien que por diferentes motivos, que no tienen que ver con la venta de la casa, ya no vive aquí, alguien que ahora tiene otra familia, alguien con quien ahora somos los mejores amigos, pero ya no volvió a casa, porque alguien lo espera en otra. Es una descripción de un recuerdo(de esos que tanto duelen).

Sentimientos Odiados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora