Min Yoongi está harto de solo escuchar los murmuros en los pasillos sobre cómo le rompieron el corazón, por eso, decide conseguirse un novio. Pero no uno cualquiera, sino que, a él fantástico y perfecto, líder del equipo de natación, Jeon Jungkook...
— ¿Qué carajos, Yoongi? ¿Tan rápido me superaste? - Dijo mientras quitaba la sangre que se esparcía por su labio. — ¿Qué? ¿Ya te acóstate con él y por eso te defiende tanto?
— Cállate, imbécil. - exclamó jeon.
— Deja de hablar tanta mierda como si tuvieras el derecho a reclamarme algo, Taehyung. Terminamos ¡Porque tú me engañaste! - Soltó con frustración.
— ¡Y ya te pedí perdón!
— Vete a la mierda, Taehyung.
— Cuando recapacites, ven a buscarme, Yoongi.- Dijo mirando de forma despectiva al azabache. — Sé que volverás. Rió. — Y tú suéltame idiota. - le ordenó al chico que lo sostenía en intento de detener la pelea.
— Oye...- Inició el azabache.
— N-no tenías porqué entrometerte, ni pelearte por mí. - Interrumpió el pálido.
— No se me hacía nada justo. Además, me gusta golpear a idiotas que se lo merecen. - Dijo causando una carcajada en Yoongi, la cual le pareció la risa más linda de todas. — Por cierto, Soy...- Fue interrumpido por el móvil de Yoongi. — Jungkook...- Terminó el pelinegro mientras miraba la espalda del más bajo alejarse.
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Luego de aquel encuentro desagradable con Taehyung y ser rescatado por aquel chico, Yoongi llegó a casa, que para su buena suerte, se encontraba sin sus padres. No quería ser recibido con preguntas sobre Taehyung o Jimin, porque, sí, era un cobarde que no pudo revelarle a su familia acerca de la traición de aquellas dos personas mencionadas, sobretodo, cuando ambos eran realmente queridos en la gran familia Min.
Se encaminó a su gran baño para tomar una ducha y relajarse un poco. Al salir, los ruidos y voces provenientes de abajo le hicieron saber que su familia había llegado, por lo que decidió bajar.
Vaya sorpresa que se llevó al ver a Taehyung riendo junto a su padre. Tenía que ser una jodida broma.
— Joder...- Dijo en un suspiro frustrado esperando que nadie hubiera notado su presencia.
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Jungkook se encontraba caminando a casa, realmente no tenía ganas de llegar, pero ya era demasiado tarde y tenía que descansar para entrenar con toda la energía del mundo. Aunque, sus planes se fueron al caño cuando empezó a escuchar aquellos gritos impidiendo su sueño.
— ¡Estoy harta de lo mismo! ¡Eres un maldito alcohólico! - Gritó la voz femenina perteneciente a su madre.
— ¡Deja de joderme! ¡Trabajo todo el día para mantenerte a ti y al bastardo de tu hijo! - Gritó el hombre. Su padre.
— ¡Deja de llamarlo así! ¡Él también es tu hijo!
Y más gritos continuaron, pero Jungkook prefirió no escucharlos y salir por su ventana para despejar la mente corriendo.
Y corrió y corrió hasta que sin darse cuenta, había llegado a el lugar correcto. Vio a aquel chico pálido, arriba de un columpio, en un parque, donde su única compañía era la luz de la luna.
— Hola...- Pronunció cuando estuvo lo suficientemente cerca del rubio como para que, incluso, se asustara por el repentino sonido de una voz.
— ¡Dios! - Gritó asustado.
— No, Jungkook. - Dijo tratando de hacerlo reír, lo cual funcionó.
— ¿Te gusta aparecerte de la nada, no?
— Creo que es un don. - Sonrió.
Después de eso, ambos chicos simplemente quedaron en un silencio cómodo. . . .
Cambié toda la escena, pero la situación debe ser casi parecida para que la cercanía y todo eso, pues: 🧚🏻♀️suceda🧚🏻♀️
