00

91 12 1
                                    

12 años antes

« • ❁ • »

Saint miraba con curiosidad a las niñas de su escuela jugando con uno de esos estuches de maquillaje barato que venían incluidos en la compra de un algodón de azúcar y que su padre nunca le quería comprar y debía jugar con una manita pegajosa y fea que se adhería a cualquier lugar.

Yari siempre robaba la atención del pequeño de mejillas gordas, la niña era hermosa y a Saint le encantaba su cabello porque siempre llevaba broches hermosos.

Un día le contaba a su padre sobre aquella niña de regreso a casa. Su padre le dijo que no podía dejar de verla porque le gustaba y que debía darle un beso.

Días después, Saint comía unas galletitas de malvavisco con coco rallado sobre ellas, el paquetito llevaba consigo un sobre con mermelada y le gustaba dibujar caritas sobre ellas.

Mordió a su galleta con dibujo deforme de corazón y su boquita quedó llena de coco, Yari se acercó y de sus labios salió una risita robando de nuevo la atención de el niño Saint

-¿Q-quieres una galleta?

- Gracias, Saint.

- Me gustas - soltó Saint de la nada, el rostro de la pequeña se tornó rojizo, volteó robando un beso casto a Saint.

- También me gustas, Saint.

El timbre del fin de receso sonó.

Luego de eso y durante toda la semana Yari y Saint compartían el desayuno juntos durante el receso hasta que un día  Yari llegó llorando diciéndole que su familia se iría de Busan y que no podrían verse de nuevo, Saint asintió con la mirada baja.

La pequeña niña retiró el broche con nubes y arcoíris de su cabellera y lo puso en una manita de Saint, "para que siempre me recuerdes", Saint vio fijamente el broche y luego a Yari corriendo con su mamá.

Saint no se entristeció ni nada parecido, estaba feliz.

Paracetamol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora