¿Quien soy?

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N/A: Bueno, una disculpa por no haber actualizado en casi una semana.

La verdad es que simplemente no he tenido ganas de escribir. Cuestiones personales.

De cualquier modo no pienso dejar esta historia inconclusa, ya que siempre me he quejado de cuando eso pasa.

De cualquier modo, disfruten:

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—¿Así que quieres ser femenina para Santiago?— pregunto María.

Siendo realmente honestos, Alejandro no tenía la menor intención de ser una chica, lo odiaba, pero una cosa era cierta, de alguna forma se había enamorado de su mejor amigo.

No sabía cómo había pasado esto, ni tenía la menor intención de descubrirlo, solo sabía que había pasado.

Como supuso su madre no se oponía a la idea de que saliera con un chico, pero su padre no sabía cómo sentirse.

Para María el hecho de que su hija fuera "normal" le tranquilizaba de cierta forma.

Eran una familia tradicional, así que era bueno el hecho de que pudiera tener descendencia como mujer.

Ambos le habían prohibido salir con chicas, la razón era meramente "Biológica" (en palabras de sus padres).

María miro a Alejandra por unos segundos y le dijo:

—De acuerdo mija, te ayudare con todo esto—

Ella siempre había querido tener una hija, así que para María se sentía bien enseñarle a su hija la idea de hacer cosas de chicas con su hija.

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Alejandro se dio cuenta de algunas cosas en ese día.

Uno, odiaba el maquillaje, era incomodo llevar esa cosa en la cara, se sentía asfixiante hasta cierto punto, y sentía que este limitaba mucho sus movimientos del rostro.

Dos, odiaba los vestidos.

Tres, odiaba ver su figura en los vestidos.

Cuatro, los tacones eran una de las peores torturas de este mundo, si bien el origen de los mismos era que lo jinetes pudieran montar su caballo con comodidad, él no se imaginaba que sirvieran para otra cosa.

Y finalmente, odiaba su figura, odiaba verse como mujer, odiaba su nuevo cuerpo.

Su única ventaja sería que tal vez tendría una oportunidad con Santiago.

¿Él estaría dispuesto a salir con ella?

Tal vez una vez con él podría olvidarse de todas estas sensaciones raras.

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Un día de Marzo había invitado a Santiago a salir.

Alejandra había salido con un vestido rojo, tacones, y maquillada.

No le gustaba como la veía la gente en la calle, no precisamente por las miradas lujuriosas de algunos hombres, sino por el hecho de que era vista como una mujer.

Había leído miles de veces historias en las que los protagonistas de historias de cambio de sexo les valía madres todo esto, ¿Por qué no podía ser así?

En ese momento se encontró con Santiago, ambos habían acordado en verse en la estación de Autobuses del municipio, ya que Santiago vivía a dos municipios de distancia.

¿Un Chico?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora