Cap.29: Y viene la calma

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—Tengo el presentimiento de que me van a madrear pero pues ¿Qué se le va a hacer? —Miguel, el cantante mexicano le dedicó una sonrisa triste a Hiro, Cass, Kubo, Baymax y los gemelos Matsuda quienes lo habían acompañado al aeropuerto para tomar el avión que lo llevaría de regreso a México.

—Lamento que tengas que irte tan pronto —dijo Alix —me hace sentir que es mi culpa...

—No Al, nada de esto es culpa tuya ya lo hablamos —Kenjiro tomó por los hombros a su hermana y le sostuvo la mirada firmemente.

—El tocayo tiene razón, en realidad fuí yo que decidí venirme de pata de perro, tú no te angusties por nada —Miguel puso una mano en la cabeza de su amiga de la infancia tratando de transmitirle tranquilidad. —Y como Hiro dice, ahora quedarme aquí sería un peligro así que no tengo de otra.

—Ay querido, ¡Fue muy divertido convivir contigo! Espero que no perdamos el contacto después de que te vayas —habló tía Cass mientras atrapaba al cantante en un apretado abrazo.

—Ay Cass, uste' aprieta casi igual a mi abuelita —rió el del lunar para después de unos segundos deshacer el abrazo — y claro que no perderemos contacto, ahí que Hiro le pase mi número pa' hacer una video llamada algún día ¿Sí o no, chinito?

—Sí... —la voz de Hiro sonó quebradiza y sus ojos marrones se veían cristalinos —¡Cuídate mucho por favor!

Sin pensarlo, el genio de la robótica envolvió en sus brazos al mexicano en un intento de ocultar sus lágrimas a los demás y de grabar bien en su mente la esencia de Miguel, pues sería la última vez que lo tendría cerca. Era muy rara la vez que Hiro era así de demostrativo de afecto y todos pudieron darse cuenta.

—Lo haré Hiro —respondió Miguel al tiempo que correspondía el abrazo que Hiro le daba. —cuídense ustedes también, y avisenme si algo más sucede ¿De acuerdo?

—Sí... —murmuró el pelinegro con tristeza para luego separarse del abrazo y retroceder hasta donde estaba su tía y Baymax.

—Hiro, estás llorando ¿Quieres un pañuelo? —habló de pronto el robot.

—Sí... gracias Baymax...— A Hiro le importó poco que su robot lo acabara de exponer, estaba muy desanimado como para reclamar.

—Los voy a extrañar muchísimo — Miguel se aferró a su maleta preparándose mentalmente para despedirse de una vez —esto no es un adiós, es un hasta pronto...

—Hasta pronto Miguel— dijeron Kenjiro y Alix al mismo tiempo mientras se tomaban de la mano dándose fuerzas uno al otro.

—¡Adiós Miguel, nos vemos pronto! —Cass volvió a darle otro abrazo a Miguel —¡Otro y ya! —luego se separó y lo volvió a repetir.

Miguel se rió.

Después de una ronda de últimos abrazos entre todos finalmente llegó la hora de que Miguel abordara su avión.
Lo último que pudieron ver fue la silueta de Miguel alejándose a la distancia haciendo ademán de despedida con su mano.

«Te prometo Miguel... » pensó Hiro en sus adentros «...que voy a encontrar a Byakko... y la haré pagar »

(...Días más tarde...)

La vida de Hiro era como una torre de Jenga, que todo el tiempo luchaba por mantenerse en pie debido al su trabajo, a su tía y a su labor de héroe, aunque en realidad todo comenzó cuando Tadashi murió hace ya siete años. Luego, casi sin invitación apareció Miguel Rivera en la partida, quién todo el tiempo estaba quitándole piezas gracias a sus sentimientos por él que corrían desenfrenados, y el hecho de que Byakko lo haya amenazado de muerte no ayudaba, a esa presión se le sumó Alix y aquella sospecha sobre su identidad que terminó siendo completamente falsa, fue como si la base de la torre hubiera sido reducida a solo una pieza y cada vez más corría el peligro de caerse. Su estabilidad se estaba perdiendo.

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⏰ Última actualización: May 13, 2022 ⏰

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