Rareza

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Estaba sentado en un sillón con un labradoodle negro acostado en sus piernas mientras se reproducía una pelicula de acción en la televisión. Definitivamente esa no era su casa. Se trató de levantar acomodando al perro en el sillón, cuando por fin pudo hacerlo decidió caminar por la habitación.

Las paredes eran blancas con varias decoraciones y fotografías. Algunas luces adornaban las orillas y las alfombras eran cómodas. 

Mientras recorría la planta baja, escuchó unos ruidos en la habitación contigua y se dirigió a esta.

Era la cocina y en ella había un chico con cabello castaño que estaba lavando unos platos.
Caminó despacio hacía él y tocó su hombro izquierdo con suavidad.

—Carajo Harry, me espantaste—el chico dió un pequeño salto dejando uno de los platos en el escurridor. Si no hubiera tomado con fuerza aquella pieza de porcelana, hubiera caído al suelo por el susto.

—Mañana debemos ir a la degustación de platillos con Jenna y estoy algo cansado Louis—el rizado lo abrazó y dejó un beso corto en su frente.

—Sube cariño, te alcanzaré en unos minutos. Me falta solo este plato— dijo separándose del rizado para después enjabonar el plato.

—No tardes, quiero darte algo antes de dormir amor—esta vez dejó el beso en la espalda del castaño.

Harry empezó a caminar instintivamente a las escaleras y se dirigió a una habitación amplia. En ella había una cama matrimonial y a cada lado una mesa de noche, abrió el primer cajón de la mesa que estaba de lado izquierdo y sacó de allí una caja plana aterciopelada. La dejó en la cama y se recostó un momento.

Todo era muy raro, él jamás había visto a ese chico en toda su vida y mucho menos había estado en esa casa, pero su cuerpo no obedecía lo que su mente dictaba, era como si fuera una grabación que podía ver pero no cambiar.

Sonó el despertador y abrió los ojos de golpe. Definitivamente ese sueño había sido el más raro que ha tenido. Se levantó de su cama para entrar al baño y mojarse la cara, necesitaba refrescarse.
Cuando secó su rostro con una toalla gris, se quedó varios minutos viéndose en el espejo.

Se dirigió a la cocina y abrió el refrigerador para sacar un poco de pasta que sobró del día anterior. Tomó un tenedor y empezó a comer. Detuvo su mirada en el reloj de la cocina como si esperará algo

—Carajo, la audición—subió a su habitación corriendo y en menos de diez minutos ya se encontraba con su portafolio en la puerta.

Se subió al primer taxi que pasó y le dió la dirección de la escuela de artes. Mientras el chofer conducía, Harry revisaba el portafolio que llevaba, asegurándose de llevar todas sus pinturas y bocetos además de las copias de las entrevistas.

Cuando el taxi aparcó y pagó, estuvieron a punto de caerse sus carboncillos que llevaba en la bolsa trasera del pantalón. Empezó a caminar de manera acelerada mientras seguía las indicaciones, que estaban pegadas, para llegar al punto de reunión.

—Tudley Adeline es tu turno—habló un chico de camiseta negra y jeans rotos.

—Hola, he llegado un poco tarde y me preguntaba si...—caminó hacía el chico de los nombres.

—Dime tu apellido, veré si ha pasado tu turno, si es así pasarás hasta el final— levantó la lista para empezar a buscar.

—Styles —el desconocido pasó varias hojas negando con la cabeza.

—Lo siento chico no estás en la lista.

—No me gustan las bromas—empezó a sudar de la frente.

—Mira por ti mismo—dijo mientras acercaba las hojas a Harry.

—Allí dice músicos, búscame en pintores y escultores—lo miró desconcertado—por favor.

—Te has equivocado de día Styles, hoy deben venir los músicos y mañana es tu turno.

—Oh, vamos, ¿en serio?

El sueño que tuvo realmente logró afectarlo, pero no lograba entender o saber el porque, si solo había sido un sueño extraño que parecía tan real. Al final de cuentas, un sueño.

—Revisa las fechas de tus hojas—mencionó señalado el portafolio.

—Carajo, pero... — su cerebro se desconectó cuando notó la presencia de un chico que sentía que conocía.

Un chico de ojos azules estaba saliendo del auditorio e instantáneamente Harry logró saber de quién se trataba. Miró de nuevo al chico de camiseta negra, mientras de reojo veía al castaño. Todo fue más raro porque pareció que él también lo había reconocido, ya que se detuvo a verlo tratando de descifrar su rostro, pero después de hacer contacto visual corrió a esconderse.

El ojiazul se fué lo más rápido posible de allí después de unos segundos.

—Vendré mañana entonces—dijo mientras empezaba a caminar lo más rápido a la salida, quería interceptar al chico de ojos azules.

—Asegúrate de llegar a la hora que marcan tus hojas.

Estando en la salida miró para todos lados, buscando señales del castaño, pero no encontró al chico por ninguna parte. Así que decidió parar un taxi y regresar a casa. Debía de preparase para la audición y los sueños solamente lo estaban desconcentrando.

Necesitaba concentrarse.

Dreaming About Him [L.S] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora