uno | desconocida

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uno | desconocida

– ¿Cuándo va a despertar? –preguntó Bepo por décima vez, causándole un tic nervioso en el ojo a su capitán.

–No lo sé. –respondió él de la forma más tranquila posible.

–Pero...

–Si vas a seguir preguntando mejor ve a revisarla. –fue su respuesta, Bepo asintió con un aura deprimida y disculpándose, salió de la cocina y caminó hacia donde la chica se encontraba. Law suspiró cansado, había pasado toda la noche anterior vigilando a la peli-verde, ya que se removía mucho en su cama y temía que se abriesen sus heridas.

–Penguin, este onigiri sabe horrible. –gruñó Shachi molesto, le aventó el onigiri a la cabeza y este se destrozó sobre su gorro, dejándolo lleno de arroz.

– ¡Capitán, mire lo que hizo! –exclamó Penguin molesto observando todo el arroz tirado.

–Shachi tiene razón, tus onigiris son asquerosos. –respondió él, Penguin entró en un aura deprimida y se tiró en una esquina de la cocina.

–Capitán, necesitamos un cocinero. –pidió Shachi. Law iba a responder pero en ese momento Bepo entró corriendo a la cocina.

– ¡No está! –gritó el oso asustado. – ¡La chica desapareció! –todos dejaron de hacer lo que hacían para mirar sorprendidos al oso navegante. – ¡Venga, capitán!

Se levantaron y prácticamente corrieron hasta donde se supone debía estar la chica aún dormida, todo estaba tal como lo había dejado Law la vez pasada que estuvo vigilándola, sólo que la peli-verde ya no estaba ahí.

– ¿Pero qué mierda...? –gruñó el capitán.

–Desapareció.

–Tenemos que buscarla, podría estar en cualquier parte.

– ¿A quién buscan? –escucharon una voz femenina detrás de ellos, todos a excepción del capitán se voltearon asustados.

– ¡A ti! –gruñeron ellos, la peli-verde sonrió en grande mientras reía.

–Es bueno volver a verlos, chicos. –los abrazó, ellos correspondieron extrañados.

– ¿Volver a vernos? –preguntó Shachi, la peli-verde asintió.

– ¿No me recuerdan? Nos vimos en Sabaody hace unas semanas. –ninguno se movió. –Soy parte de los Mugiwaras, ¡peleamos juntos en la casa de subastas! –exclamó sorprendida de que ninguno la reconociera.

– ¡Es cierto! –gritaron todos conmocionados, claro, a excepción del serio y tranquilo capitán.

–Sabía que no me olvidarían, amigos. –sonrió de nuevo. – ¿Qué hay de comer?

–Acabas de despertar después de casi caer en coma por tus heridas, recuéstate y descansa. –ordenó Law, la peli-verde negó haciendo pucheros. –No niegues, recuéstate. –eso fue más un gruñido que palabras.

–No quiero. –comenzó a hacer berrinche, Shachi y Penguin comenzaron a carcajearse en voz baja mientras el capitán les mandaba una mirada de odio.

–Bien, haz lo que quieras, pero si no vas a recostarte y esperar a que se curen tus heridas te irás, este barco no es un hotel. –el capitán se notaba claramente molesto con la actitud de la chica.

–Mm...no, quiero comer algo. –salió del lugar y caminó por el pasillo buscando la cocina. –Oye, un tierno oso polar, ¿sabes dónde está la cocina? –preguntó ella mirando a Bepo, este se sonrojó.

– ¡No me digas tierno! –gruñó avergonzado. –Por cierto, la cocina está por allá. –señaló.

– ¡No le digas! –gruñó esta vez Law, Bepo comenzó a disculparse.

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