👑 ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 2 👑

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Más allá del mercado del pueblo en el reino Karasuno, un jovencito se encontraba en el campo recolectando fresas en una cesta de mimbre que, cuyos cabellos naranjas desordenados se movían al compás del viento, esperaba el regreso de su hermana menor, pues se requería de su presencia para obedecer una orden de la CSR.

Aquella orden fue dada hace tres semanas, en la cual se mandó a un pintor famoso a dibujar el retrato de una doncella que se había hecho muy famosa en toda la región debido a su gran belleza

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Aquella orden fue dada hace tres semanas, en la cual se mandó a un pintor famoso a dibujar el retrato de una doncella que se había hecho muy famosa en toda la región debido a su gran belleza. El artista emprendió un viaje hacia el reino Karasuno en busca de la joven y cuando encontró su vivienda pidió permiso al hermano mayor de la joven antes de pintar, además de mostrarle el pergamino con el sello de la CSR.

A la llegada de la doncella, le explicaron la situación y sin oponerse ella accedió a la petición. Amablemente el hermano de la chica le brindó un espacio tranquilo y amplio al pintor y se alejó un poco para no interferir en su trabajo, sentándose en un pequeño tronco detrás de su hermana.

¿Podría pintar a mi hermano en vez de a mí? —pidió la campesina de cabello naranja sentada en el banquillo.

—Lo siento, pero me ordenaron que fuera un retrato de usted. Necesita ser una pintura de una doncella y eso es lo que haré —le respondió el artista.

—Mmm, entonces dibuje el rostro de mi hermano en vez del mío, todo lo demás puede tomarme como referencia.

—Señorita, —suspiró— no puedo hacer eso, si me descubren van a decapitarme.

—¡Oh vamos! Mire bien a mi hermano, ¿acaso no le parece que su rostro es perfecto para un arte tan espectacular como el suyo? Este tipo de oportunidades no se dan casi todos los días —le seguía intentando persuadir, obligándole a que viera a su hermano.

—Bueno, yo... —el pintor miró detenidamente al muchacho pelinaranja que observa tranquilamente el cielo.

Cuando el joven se percató de que su hermanita también lo observaba desde lejos, volteó para verla y sonrió. Solo eso fue suficiente para hacer sonrojar al pintor y sentir un flechazo directo al corazón, no podía negar el hecho de que el chico tenía un aura encantadora, era realmente precioso.

—¿Tenemos un trato? —preguntó la muchacha, convencida de la respuesta que le darían.
—¡Trato! —dijo el artista sin vacilar.
—¡Yeih~! —aplaudió satisfecha la pequeña, pues así era ella, nunca perdía la oportunidad de promocionar a su adorado hermano mayor.

Y así fue como aquel retrato se convirtió en una combinación de ambos hermanos. El rostro del joven y el cabello largo y vestimenta de la doncella.

¿Pero quiénes eran estos plebeyos cuya presencia se hacia notar como los rayos del sol?
Bueno, aquí comienza la aparición de nuestros protagonistas: Los hermanos Hinata.

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