--¡Erik, atento a tus espaldas!Escuché gritar a mi padre mientras me encargaba de un mordedor. En cuanto cayó delante de mí, me di la vuelta. En solo un segundo otro de ellos se abalanzó sobre mí, tirandome al suelo con la intención de morderme el rostro.
Un disparo que se disipó de a poco en el aire me hizo cerrar los ojos con fuerza. El mordedor ahora se encontraba sin vida, aún sobre mí. La sangre que brotó de su cráneo me manchó el rostro, sentía las salpicaduras en la frente y mejillas.
Papá fue a mi auxilio prontamente. Me sacó a la asquerosa criatura de encima y tendió la palma de su mano para ayudar a levantarme.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que acabes con los caminantes rápido? - su brazo apretó mi hombro izquierdo con mucha fuerza. Estaba molesto - Sigues dudando. No debes dudar ni un solo segundo de lo que vas a hacer.
Apretó la mandíbula con el rostro muy cerca del mío. Me opuse a mirarle a los ojos, de otra manera me sentiría sumamente intimidado por su parte.
Dejó escapar un suspiro y se apartó. Solo entonces pude soltar el aire que había estado reteniendo desde que supuse que me vería envuelto en probemas con él.
-Me cuesta un poco insertar el cuchillo en sus cráneos - me sincericé -. Es un poco difícil.
-Tienes que apretar el mango del cuchillo con mucha fuerza. Toma impulso y sé veloz al hacerlo, así entrará con facilidad - me aconsejó, al parecer más relajado con respecto a mi pequeño descuido.
Tomó todas sus cosas y avanzó sin mirar atrás.
-Regresemos a la casa con tu madre.
Fui detrás de él casi corriendo para alcanzarle. Ambos caminamos entre los árboles rumbo a la colina. Me preocupaba mucho el hecho de dejar sola a mi madre, aunque solo fuese por un par de minutos.
Últimamente papá me llevaba junto con él y nos adentrabamos en el bosque con la intención de hacerme luchar contra los mordedores que estuvieran andando por ahí. Quería que supiera cómo defenderme en cualquier ocasión, ya sea de las criaturas o de personas que buscaran lastimarme y tomar algo de mí.
Pero la verdad es que mis habilidades avanzaban lentamente, lo cual no me era favorable y ponía de mal humor a mi padre por no ver notables mejorías. Se sentiría satisfecho en cuanto lograra encargarme de los mordedores por mi propia cuenta, sin fallas en las cuales él tuviese que involucrarse para salvar mi vida.
El camino fue silencioso por unos cuantos minutos. No fue hasta que nos encontrábamos cerca de la colina que decidió romper la tensión entre los dos.
-Debes esforzarte, Erik - expresó con tranquilidad -. Sé que eres un niño, pero el mundo que conocemos ha muerto.
Mantuve la vista clavada en las hojas, ramas y pequeñas rocas esparcidas por el sendero.
-Así que es hora de crecer. No será fácil, pero sí necesario para sobrevivir. ¿Lo entiendes?
-Lo entiendo - acepté.
Sus palabras me inquietaron. Tuve el presentimiento de que se quedarían grabadas en mi subconsciente y saldrían a flote de vez en cuando. Pero era cierto, todo cambió de un día a otro, lo esencial era adaptarse lo más rápido posible a pesar de ser una difícil tarea.
-Hemos llegado - anunció.
Dejamos atrás el sendero y pronto nos encontrábamos subiendo la colina. El césped estaba seco y áspero; hacía un calor inmenso durantes esos días, casi insoportable.
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SALVADOR - [La marca de Erik]
Fiksi PenggemarCuando el apocalipsis le arrebató a Erik lo que tenía él llegó para darle un hogar, comida y sobre todo protección; sin embargo, ¿a costa de cuántos inocentes? Negan fue su apoyo, un mentor y casi un padre. Pero a veces quien nos muestra un camino d...