Capítulo 11.

287 43 0
                                    

Narra Sam

Cuando Ben me confesó que quería que me fuera a vivir con él no sabía que decir, era imposible que todo saliera bien tan de repente, en cierto modo, quería vivir con él, pero por otro lado se me hacía imposible, no quería involucrar a mis hijos en esto, ellos no tenían por qué vivir de esa manera.

-Sam, me encargaría de comprar una casa más grande, para que cada uno tuviera su dormitorio. Comentaselo a Jimmy y a Megan, yo se lo diré a mis hijos cuando lleguemos -dijo Ben con total tranquilidad-.

-No Ben, eso no estará bien, no sé como lo ves, pero no quiero. ¿Cómo crees que se sentirán nuestros hijos? no tendrán intimidad siquiera.

-Estarán bien Sam, hazme caso.

En ese momento me besó de esa manera la cuál él sólo sabía hacer. ¿Irnos a vivir juntos? Una locura, pero quizá una solución para mi malestar general, me sentía tan sóla y abandonada desde hacía cuatro años.

-Está bien -susurré- hablaré con ellos.

-Te quiero -susurró él besando mi cuello-.

NARRA FRANKY

Me desperté abrazado a Megan, de una manera que me di asco a mi mismo, ¿por qué mierda parecía un niñato enamorado? me extresaba el sólo hecho de pensarlo. Aún así no pude evitar quedándome mirándola hasta que despertó y su rostro se volvió rojo.

-Sonrojarse tan pronto no es bueno, cariño -dije en formade burla-.

-Cállate, ¿qué hora es?-me preguntó-.

-Las cuatro de la tarde, ¿por qué? -le pregunté-.

-Demonios, mi madre dijo que estaría aquí sobre las cuatro y media...rápido, llevame a casa.

Se cambió delante de mi, viendo su cuerpo desnudo, oh dios, su cuerpo, no era perfecto pero si muy sexy. Mi instinto animal me hizo levantarme y acercame a ella antes de que se pusiera su ropa, le lamí el cuello y comencé a besarlo, le di la vuelta y comencé a besarle sin reparamiento.

-Para -susurró cuando me alejé de ella para tomar aire-.

Sin pensarlo seguí besándola y la tumbé en mi cama, dejándola debajo de mi, mi rodilla ardía pero no me importó, comencé a bajar mis besos por su cuello hasta la loma de sus pechos, en ese momento me dirigí a su boca y la vi llorando. Me detube.

-¿Por qué lloras? .-le pregunté-.

-Siempre dices que no me tocarás y acabas haciéndolo -susurró mirando a otro lado-.

-No vuelvas a quedarte en ropa interior delante de mi, en tu vida, eres demasiado sexy -me levanté de sobre ella- vistete rápido, no vamos a llegar.

Me cambié rápidamente y bajé las escaleras al sótano cojeando para tomar mi moto, ella subió atrás de mi moto, para mi desgracia, cuando llegamos a su casa mi padre y su madre estaban allí, aparcando el coche en la maldita puerta.

Frené la moto y tan pronto como lo hice su madre vino corriendo hacia nosotros con cara de enfado.

-Creo que dejé claro que no te quería ver cerca de Megan -dijo apuntandome con el dedo-.

-Mamá tranquila, no ha hecho nada malo, sólo hemos estado hablando -dijo Megan quitándose el casco-.

-¿Por qué tienes los ojos rojos?, ¿has estado llorando? -preguntó a Megan mientras me miraba con fuego en los ojos-.

-Solo hemos estado hablando de lo que ha pasado con papá -mintió Megan-.

Megan bajó de la moto y mi padre comenzó a andar en mi dirección, pensé que me iba a pegar un tortazo mínimo, pero no lo hizo.

-Aparca la moto, está tu hermana aquí y Sam y yo tenemos que hablar algo con vosotros cuatro -dijo mi padre-.

Miré confundido a mi padre, ¿qué demonios?, después miré a Megan quién se encogió de hombros; bajé de mi moto con mi pierna sana y comencé a andar cogeando hasta el interior de casa de los Haner.

-¿Te has metido en otra pelea? -me preguntó papá por mi cojera-.

-No, me inqué un cristal al agacharme, se rompió un vaso -dije mintiendo un poquito-.

-Más te vale que sea verdad -dijo mi padre en forma de amenaza-.

Nos sentamos los cuatro adolescentes en los sofás, oh dios mio, que mal me parecía esto, alguna cosa rara pasaría, estaba seguro y así sucedió.

-Bueno -comenzó mi padre- Sam y yo, de jóvenes...fuimos pareja y bueno -él estaba jodidamente nervioso- hemos decidido ir a vivir juntos.

-¿Qué? -gritó mi hermana -.

-¿No lo has escuchado bien o qué? -le dije yo a Amy-.

-Ya, pero, ¿es que estáis locos? -preguntó ella-.

-Vamos a ver Amy, Sam y yo ya somos mayores para decirdir -dijo mi padre-.

-No os habéis parado en persar nuestra decisión -afirmó Megan- ¿y qué si no queremos?

-La decisión está tomada -dijo Sam-.

Los cuatro resoplamos ala vez, Jimmy soltó un "genial" irónico por su boca y su madre le fulminó con la mirada. Yo suspiré resignado, ¿qué otra cosa podía hacer? Mi padre era un cabezón e iba a hacer lo que le apeteciera.

-Lo que no voy a respetar es que te acerques a mi hija -dijo Sam señalándome- más te vale que te vea lejor.

-Ni que me interesara -dije riendo-.

En verdad, eso era una mentira, claro que me interesaba; miré a Megan quién me miraba incrédula e incluso un poco dolida.

-Aunque debo de añadir -dije mirando retante a Sam a los ojos- que si tengo que acercarme a ella, para cualquier cosa, lo haré, sin ningún miedo -dije con una sonrisa abariciosa en el rostro-.

-Te echaré de la casa, por eso no te preocupes -dijo Sam-.

-O te echaré yo a ti, quién sabe -dije riéndome-.

Mi padre me mandó a callar, obviamente le ponía de los nervios con mi "actitud" cosa que me gustaba, me había mentido sobre mi madre, tanto a mi como a mi hermana y eso no se lo perdonaría nunca. A no ser que tuviera el valor de decirmelo a la cara, que lo dudo.

Sam & The StormsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora