Parte 1: Alma gemela

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De niños, el tema de las almas gemelas era común, nadie podía esperar a cumplir los 16 años para descubrir quién sería su persona destinada. En ocasiones, los niños jugaban a que ya lo sabían, escribiendo en sus muñecas el nombre de la niña o niño que les gustaba como una declaración infantil de amor. Pero claro, el verdadero nombre de tu alma gemela no aparecía sino hasta poco después de cumplir los 16 años de edad y podía ser cualquier persona, cercana o desconocida.

Bakugo conocía a Deku desde muy niños, al punto en que no podía recordar un momento de su infancia en que ella no estuviera presente de alguna forma u otra. Comían juntos, salían a jugar juntos, fueron a la escuela juntos e incluso pasaban las festividades en la casa del otro. Sin embargo, Bakugo jamás admitiría que la veía como una amiga, siempre diría algo como que era un molesto grano en el culo o algo similar.

Contrario a los niños de su edad, Kacchan y Deku no solían tocar mucho el tema de las almas gemelas. Ambos estaban mucho más concentrados en las hazañas de All Might y en sus sueños y juegos de convertirse en los mejores héroes de todo el mundo. Sin embargo, hubo una ocasión donde el tema se tocó.

—Kacchan... — Llamó con voz débil y llorosa Deku, quien estaba sentada en la arena del parque, con sus piernas pegadas a su pecho y sus dedos trazando garabatos en el suelo. Bakugo, que estaba hasta ese momento a su lado, creando su "agencia de héroes" con una cubeta y arena, se giró a verla. — ¿Y si no tengo un alma gemela?

—No seas tonta, Deku. — Sin cuidado alguno, le dio una tremenda colleja que la hizo soltar varias lágrimas. A pesar de ser una niña, Kacchan nunca se había detenido al darle un golpe o la había tratado de forma especial, para él, ella era un chico más. — Todos tienen un alma gemela, hasta una inútil como tú.

—Pe-pero... — Sorbió su nariz y se talló los ojos con la manga de su suéter, mirándolo con duda. — ¿Y si no me quiere?

—¡Pues yo lo obligaré a quererte a explosiones si es necesario! — Gritó, con una sonrisa sádica y creando pequeñas explosiones en las palmas de sus manos. Deku lo miró sorprendida para luego sonreír y lanzarse encima de él en un tierno abrazo. — ¡Oye, quítate de encima, Deku inútil!

—¡Quiero a Kacchan como alma gemela! — Chilló al rubio, sin soltarse del abrazo pese a los empujones del chico. El rubio sintió su rostro arder de la vergüenza y un agradable cosquilleo en su pecho que no quiso reconocer.

—Pero ¿qué dices? ¡A parte de fea, loca! ¡Ya quítate de encima, destruyes mi agencia!

Después de eso, el tema no volvió a surgir entre ellos nunca más. Y pareciera que Midoriya lo había olvidado por completo, pues a los pocos días lo veía y actuaba como si nada, pero al rubio le costó mucho verla a la cara sin sonrojarse por un buen tiempo. Sin embargo, nunca olvidó el evento.

Cuando Midoriya no presentó ningún don y le contó entre llanto la visita al médico, Bakugo solo se quedó en silencio y la abrazó. Apenas se calmó, le amenazó de muerte con contar aquello y se alejó, dejando a Izuku con una sonrisa y un sonrojo en las mejillas. Pero eso no evitó que después su amigo se burlara y le echara en cara diario que su sueño se había frustrado para siempre. A veces, Bakugo era tan confuso que ni su fiel acompañante lo entendía.

La amistad fue en cierto declive conforme crecieron, pues si bien seguían frecuentándose, Bakugo seguía con una actitud burlona y agresiva contra ella. Y aun así estuvo con ella, consolándola, cuando su padre falleció en un accidente de auto. Simplemente la abrazó y la dejó llorar en su pecho hasta que se hartó. Kacchan era cada vez más confuso, podía ser tan amable como agresivo en cuestión de segundos.

Predicción de un futuro escritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora