Miércoles por la mañana
Ha cesado la tregua, vuelve a llover y esta vez parece que va en serio.
Ese día recuerdo que me desperté más pesimista de lo habitual, quizás fuera el cambio de tiempo, marché pronto hacia el trabajo ya que me encontraba algo inquieto, sabía que al medio día vería a Charlotte y puede que supiera más sobre el asesinato de su padre y de Mario. Marché entonces con la esperanza de que pasaran rápidas esas primeras horas del día. En el taller, recuerdo que estaba terminando de poner a punto un lienzo de un pintor francés con más de doscientos años de antigüedad, en realidad ni siquiera recuerdo el nombre del artista. Esto fue muy útil porque antes de que pudiera darme cuenta era la hora de coger un taxi, debía ir a buscar respuestas.
Una vez llegué, entré al cocal y ahí estaba Charlotte, esperándome tras el mostrador con el libro entre las manos, me acerqué a ella y empezó a contarme:
Zorba era una criatura mitológica y hay muchas versiones sobre todo lo que le rodea. La versión que más fuertemente ha resistido el paso de los siglos nos cuenta que Zorba, tras el apocalipsis fue enviado al submundo a cumplir condena por toda la eternidad. Una vez allí le pareció que aquel lugar no tenía suficiente sufrimiento y dolor como para llamarse infierno. Las torturas no eran lo suficientemente horribles, la conducta o era lo sufrientemente macabra, la eternidad pasaba muy despacio, fue entonces cuando Zorba utilizó su poder, disponía de la capacidad para conseguir que las personas vieran lo que él quisiera, de ese modo podía adquirir cualquier forma sin que nadie fuese capaz de darse cuenta, podría ser tu esposa o incluso tu propio hijo sin que fueses capaz de distinguirlos. De esa manera comenzó la masacre de almas, los hijos mataban a los padres, las madres mataban a sus hijos, hermanos a hermanos etc...
Cuenta la historia que fue la única alma que lucifer a desterrado del infierno a una zona neutral, y que únicamente recuperaría sus poderes cuando alguien se dejara embaucar en una apuesta a vida o muerte con él.
Cuenta la leyenda que esa zona neutral es nuestra realidad, nuestro presente, nuestro mundo.
Cuando terminó de contarme toda la historia podéis imaginar cómo me quedé, helado, muerto de miedo. Si era verdad habíamos despertado un gigante dormido y esto no había hecho más que empezar. Además añadió, la misma leyenda dice que para acabar con él se le debe arrebatar la espada y romper con ella el espejo que sujeta en la otra mano, con este gesto se rompe su realidad devolviéndolo así al inframundo.
Charlotte me confirmó que esto era todo y que no dejaba de ser una leyenda, que era improbable que algo así me sucediera. Me despedí de Charlotte con la intención de seguir investigando pero no sin antes invitarme al día siguiente para contrastar información. Yo iría en busca de Víctor y ella pasaría por casa de Mario. Y sin más nos despedimos hasta el día siguiente, de manera que volví al estudio.
Transcurría tranquila la tarde, estábamos ese lienzo francés y yo cuando llamaron de forma insistente a la puerta, abrí creyendo que sería un cliente pero para mi sorpresa era Fred, de manera que le hice entrar, estaba temblando, el rostro desencajado y con claros indicios de haber estado llorando, las venas de la frente hinchadas y los labios morados, pasado unos minutos tratando de rehacerse susurró algo con la mirada perdida hacia el fondo del estudio:
Fred: Víctor…
Yo: ¿Qué ha pasado Fred? ¿Qué le ha ocurrido a Víctor?
(Fred no respondía, seguía ausente, perturbado.)
Yo: ¡Vamos Fred! ¿Qué le ha pasado a Víctor?
Fred: El capitán Márquez se ha puesto en contacto conmigo, han encontrado el cuerpo de Víctor en su casa, una de sus vecinas llamó a la policía cuando vio salir la sangre por debajo de su puerta, ¡por Dios Leo, está destrozado, igual que Mario!
Yo: ¿Qué estás diciendo Fred? Es imposible, he estado hace unas horas allí y no estaba, su vecina Carmen tampoco lo vio llegar.
Fred: Leo te digo que lo he visto con mis propios ojos, vengo de su casa. Por increíble que parezca pasó esta mañana por el casino a saludarme pero quien podía imaginar…
Yo: tengo que ir a verlo.
Fred: ¡espera! Hay algo mas, te dejó esto, me lo ha dado esta mañana. Es una carta para ti, después me abrazó y se marchó.
Yo: no puede ser, no puede estar pasando esto. Tranquilo Fred iré a ver qué demonios ocurre, cuando tenga más información me reuniré contigo en el casino.
Dejé él estudia y a Fred, me dirigía a su casa y en el Parque de la Constitución me detuve un instante frente al estanque para poder leer la carta, saqué el sobre del bolsillo, tenía escrito:
“Sé por qué lo has hecho, no es culpa tuya te perdono.”
Se me encogió el corazón. Respiré profundamente mirando al cielo, y tras secarme las lágrimas abrí el sobre y comencé a leer:
“Leo, gran amigo, esta carta la leerás cuando yo ya no este. Te la escribo desde un profundo acto de comprensión, he entendido que todo ha pasado si poder evitarlo.
Tengo que contarte un secreto, hace algo más de un año que oculto una relación con una persona que seguro conocerás, se llama Charlotte, la hija del dueño de Boom, nunca os dije nada porque siempre que hablábamos de él nunca decíais nada bueno, también criticabais la apariencia de ella cada vez que la veíamos. Hemos ocultado esto a todo el mundo evitando el qué dirán, comprenderás lo duro que ha sido. Estamos enamorados y eso nadie lo puede cambiar.
La cuestión es que hace unas semanas, una noche en el Boom en la que tú te marchaste antes, yo decidí quedarme un rato mas, conocí un tipo y estuvimos charlando, se llamaba Izan. Hablamos durante un largo rato y sentí que conectamos de una manera como nunca antes había sentido, tuve la extraña sensación de que lo sabía todo de mí, de que tenía acceso a mi mente sin que yo pudiera evitarlo, me volvió vulnerable, poco a poco me llevo a su terreno y antes de que pudiera darme cuenta me convenció para aceptar un trato. Me garantizo que de esa manera Charlotte y yo podríamos empezar una vida juntos con todo aquello que deseásemos, el poder sería ilimitado, no tendríamos que seguir escondiéndonos, no te imaginas lo duro que ha sido este último año para mi Leo. A cambio yo debería hacer lo que él me pidiera y acepté.
Unos días atrás se presentó en mi casa para hablar sobre el trato y sus detalles. Dijo que era mi turno, que estaba preparado, debía arrebatarle la vida a mi mejor amigo y por supuesto me negué, era una locura por la que no estaba dispuesto a pasar. Él se enfureció y dijo que acabaría con toda la gente que significaba algo para mí y después se marchó sin decir nada más. Pasados unos días comencé a tener pesadillas y a sentirme cada vez peor, sé que tengo que contárselo a Charlotte pero dudo que me quede tiempo suficiente. Me temo que ya ha empezado con Mario y el padre de Charlotte y sé que ahora vendrá a por mí.
Si es así cuida de ella.”
La situación estaba totalmente fuera de control, no podía permitir que toda la gente a la que quiero muriera, mi tiempo se estaba agotando. Tampoco podía ir a casa de Víctor era demasiado arriesgado. Era tarde, las tres o cuatro de la madrugada…
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El Tercer Secreto
General FictionEsta obra cuenta la increíble historia de Leo Heinze, un inmigrante alemán que decide trasladarse a Murcia en busca de un cambio en su experiencia vital. Pasados unos meses comienzan acontecer una serie de sucesos fuera de lo normal de manera que ac...