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Advertencia: Contenido sexual explicito. Referencias a secuestro. 

Wen Kexing dormía profundamente abrazado al tibio cuerpo de su esposo

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Wen Kexing dormía profundamente abrazado al tibio cuerpo de su esposo. Anoche habían hecho el amor numerosas veces agotándolo; realizó una sola llamada muy temprano en la mañana, comunicándole al secretario personal que no iría a trabajar, pues tenía otros asuntos que atender, mucho más relevantes. Apagó el celular de última generación y volvió a dormir, aspirando el agradable aroma del cuerpo en sus brazos.

Por otro lado, Zhou Zishu estaba despierto. Las cortinas no estaban corridas del todo, por lo que un haz de luz entró topándose con el rostro dormido del hombre. Pensó en levantarse y preparar el desayuno, pero Wen Kexing no le gustaba cuando salía de la cama antes que él, tampoco tenía muchos ánimos de salir del calor que le brindaban esos fuertes brazos; así que inevitablemente se puso a pensar.

¿Cuántos años habían pasado?, honestamente no recordaba cuantos años tenía, seguía manteniendo la misma fecha de nacimiento y todos los años Wen Kexing se encargaba de celebrarlo en grande, pero personalmente para Zhou Zishu carecía de sentido.

Eso lo llevó a recordar su última celebración en el Pabellón de la Montaña Si Ji, era su boda. El Maestro Qin Huai Zhang, le había dejado como herencia un bello conjunto de túnicas nupciales que esperaba usara cuando se uniera en matrimonio; intentó recordar, pero solo llegó un destello de sus túnicas siendo desgarras con violencia. Sacudió su cabeza, no quería recordar esos días en los que estuvo secuestrado en los recovecos de la fría Montaña Qingya.

¿Por qué recordar esos tristes y amargos sucesos?, su marido ya no lo forzaba ni le mantenía encerrado, incluso había dejado de amarrarle cada vez que quería intimar con él, ahora Wen Kexing le consentía, lo llevaba de viaje a donde él deseara, incluso lo dejaba salir solo, sin compañía. Las cosas habían mejorado, estaba seguro.

A pesar de su última huida hace unos años, no fue porque realmente deseara escapar de Wen Kexing, ¡no! Esa vez había sido culpa de su marido; Zhou Zishu no compartía. En el pasado había cometido innumerables crímenes pasionales por celos, realmente enfermaba cuando hombres hermosos y mucho más jóvenes se le ceñían a su esposo y tocaban su esculpido cuerpo con esas asquerosas manos; no podía soportarlo. Wen Kexing siempre lo besaba y lo llevaba a la cama cuando descubría sus asesinatos, restándole importancia a las personas que mataba por ataques de celos, encomendando el trabajo de limpieza a su siempre discreto personal; deshaciéndose del cuerpo en silencio. Zhou Zishu llego a estar mal de los nervios y temió por mucho tiempo perder la cabeza como su marido, volverse un lunático sin compasión.

Llego a odiar a Wen Kexing, y se odio aún más por hacerlo; aquel hombre posesivo e inestable era su marido y era lo único que le quedaba en el mundo.

Había una fotografía encima de la mesa de noche aun costado de su cama, era una foto antigua en blanco y negro, Wen Kexing vestía un moderno esmoquin de ese tiempo y abrazaba a Zhou Zishu por la cintura, él vestía más sencillo, pantalones de tela y una camisa blanca delgada, arremangada a nivel de sus codos; no sonreía. Miró bien la foto, captando detalles que le llevaron a recordar ese día en que se tomaron la fotografía. Se sentó en la cama inclinándose para tomar el marco.

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