Día treinta y ocho.

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Querida Malú:

Al fin encare a Isaac y Mackena después de no hablarles casi un mes entero. Mackena se disculpó conmigo por contarle mi secreto a Isaac. Por supuesto que la perdone.

Isaac me dijo que en el fondo siempre supo que yo no era normal. Yo jamás me enteré de que susurraba cosas cuando éramos pequeños.

"Siempre que resolvías problemas matemáticos hablabas con alguien. En el fondo sabía que no eras normal."

Todo eso me lo dijo con una tranquilidad impresionante. Isaac no se siente incómodo cuando está conmigo, eso me reconforta mucho.

Querida Malú [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora