Segundo Acto: Planeación De Boda

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Después del desayuno, Kageyama se había pasado todo el día encerrado en la enorme biblioteca del castillo, donde, gracias a su mayordomo principal, Matsuda, un joven de apariencia y corte elegante, de cortos cabellos amarillos y ojos del mismo col...

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Después del desayuno, Kageyama se había pasado todo el día encerrado en la enorme biblioteca del castillo, donde, gracias a su mayordomo principal, Matsuda, un joven de apariencia y corte elegante, de cortos cabellos amarillos y ojos del mismo color, mayor por cinco años, y que lo había orientado lo suficiente como para conseguirle todos los libros necesarios con respecto a bodas.

Matsuda había estado al lado de Tobio desde que éste nació, crecieron juntos gracias a la relación de su apellido, Fudo, quien desde generaciones atrás se encargaba de actuar y trabajar con la familia real. Lo conocía mejor que nadie, y lo único que podía expresar en esos momentos, al verlo tan exhausto y hundiéndose más en las páginas de un libro sobre bodas cristianas, eran lágrimas de felicidad nada discretas que tenía que controlar con un pañuelo de seda (obsequio de Kageyama para su cumpleaños 21).

-Mi joven amo está creciendo -murmuró con expectativa, dando felicitaciones mentales al futuro novio de su príncipe, que lo había cambiado tanto en tan poco tiempo, que últimamente cuando Kageyama llegaba a casa después de la escuela, se notaba mil veces más animado que en secundaria.

Por su parte, Kageyama ya había hojeado más de 20 libros, todos apilados en el lado derecho de la enorme mesa donde se encontraba sentado, y del lado izquierdo todavía quedaban como 1000 libros más que no tocaba todavía, pero que tarde o temprano lo haría porque debía de estar bien informado a la hora de casarse con Hinata. Sin embargo, tenía algunos problemas tocando sus narices: él, Kageyama Tobio, el príncipe egocéntrico y mimado, sufría algunos problemas y se desenvolvían en dudas que se reflejaban en su brillante corona resbalando de su cabeza y las gafas rectangulares que se colocó para que la vista no le doliera escondían a la perfección su caos interior.

¡Existían diferentes tipos de bodas! ¡Demasiadas!

¿Cuál le gustara a Hinata Shoyo? Una budista, cristiana, musulmana, shinta, católica, hindú, judía, wicca, protestante... ahhhhhhhhh, ¡eran demasiadas! ¡Demasiadas!

Kageyama soltó el libro de sus manos, dejando que éste cayera de espaldas contra la enorme mesa, provocando un ruido sonoro que congeló a Matsuda.

-¿Se encuentra bien, mi señor? -El rubio se acercó hasta él, un tanto preocupado por verlo revolverse entre sus pensamientos donde en definitiva no sabía hacia dónde apuntar. Kageyama Tobio se encontraba cruzado de brazos y con el ceño fruncido, hecho una furia consigo mismo por no poder entender a su corazón.

-Matsuda, ¿sabes cómo se casaron mi padre y madre? -preguntó de improviso, ignorando la cuestión del mencionado ante su precaución de verlo lleno de enojo. Matsuda se quedó seco, al ver como esos potentes orbes azules lo atrapaban a través de los dos cristales de las gafas-. Sé que estabas muy pequeño cuando ellos se casaron, pero en ese momento yo todavía era un espermatozoide feo, así que no puedo saber cómo fue su boda.

-No, mi señor -contestó muy a su pesar el chico, dando una inclinación hacia abajo en modo de disculpa. Tobio no insistió más, dando un puchero pero entendiendo que Matsuda siempre ha sido alguien depistado y olvidadizo-. Pero, tengo entendido que en la actualidad, algunas bodas se pueden personalizar. Creo que las cristianas o católicas son las que más se han tomado esas libertades... -acordó de improviso, levantando su mano enguantada al aire como si con eso simulara tomar la palabra. Tobio tuvo un pequeño ataque de esperanza, y toda su curiosidad que era mostrada en un brillo característico en sus ojos azules, incentivaron a Matsuda para que continuara-. Podrían casarse con alguna temática que les guste a ambos -sugirió, finalizando su intervención con una amable reverencia que permitió que Tobio atara cabos sueltos.

Shoyo & Su Rey [KageHina] | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora