El ambiente se volvió tenso al menos del lado de Hinata, teniendo el diminuto impulso de sólo dedicarse a mirar hacia el suelo, tratando de ignorar por completo el simple movimiento suave de su «prometido» sobre sus cabellos naranjas. ¿Cómo habían llegado a parar a esa situación? En definitiva, no lo entendía, el movimiento tranquilo de las ágiles manos de Kageyama que parecía hacer buen uso de ellas gracias a sus habilidades como armador pasando sobre sus cabellos, con ese delicioso aroma a chocolate que a veces Hinata lograba percibir cuando estaban demasiado cerca durante las horas del club... ¡pero no era porque le prestara mucha atención a Kageyama!
A veces la regadera se abría y lo hacía cerrar sus ojos, sintiendo como el jabón recorría su piel y los largos dedos de Tobio se paseaban entre sus hebras.
Una situación como ésa: donde dos hombres estaban juntos, solos y desnudos en la bañera, uno tocando al otro y el otro sólo pegando lo más que podía su trasero contra el frío banco. Uy, sí, por supuesto, bienvenido contenido +18.
Sin embargo, muy ajeno a la realidad, llegaron a esa situación bochornosa para Shoyo porque Tobio lo había atrapado perdiendo el tiempo en la «piscina», lo riñó por no estar bañándose como era debido, y como si fuera un novio protector que le gustaba ejercer el papel de un cuidador, ahora estaba siendo lavado por él, ¡qué vergüenza! El ambiente silencioso que se mezclaba con la irónica lluvia de gotas golpeando su cara, harían llorar a Shoyo en más de un sentido por la necesidad que sentía de querer romper la tensión.
Debía de decir algo, algo, algo algo...
Hinata pensó y meditó muchas alternativas de pláticas, no sabiendo cómo iniciar con una sin que se viera forzada o artificial a la hora de ejecutarla y que muriera al instante. Claro, esa indecisión sólo duró unos cuantos segundos, ya que la duda de su pánico golpeando su paladar de la extraña situación donde se encerró sin saberlo lo estaba matando.
—Oye, Kageyama... —Lo llamó de improviso, al mismo tiempo que el agua de la regadera paraba y los dedos de Kageyama pasaban una vez más por sus cabellos... sólo que de una forma un tanto inexperta y violenta que el pequeño adolescente creyó que todo su cuero cabelludo se lo arrancaría.
—¿Qué pasa? —Que Kageyama estuviera tranquilo podía ser una suerte, pero por alguna razón, Hinata creía que eso era extraño: extraño y aterrador. Hinata dejó escapar un pequeño quejido de sus labios, y tuvo que recobrar la compostura al ser jalado antes de hablar.
—Nunca creí que serías una persona a la que le importara el amor —aseguró de improviso, teniendo que tragarse su pánico al apretar sus manos al hacerlos puños porque el movimiento violento de Tobio de querer imitar caricias cariñosas se detuvo sin aviso.
—Honestamente no me importa mucho —declaró con facilidad, permitiendo que Hinata terminara por abrir sus labios un poco, sorprendido y a la vez no con esa respuesta de alguien que sólo tenía ojos para su amado deporte—. ¿Por qué lo preguntas?
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Shoyo & Su Rey [KageHina] | En Edición
Fanfic▶¿Qué pasa cuando terminas interpretando todo de forma errónea? Hinata termina por prometerle al Príncipe Kageyama estar para siempre en el mismo escenario que él... en lo que respecta al voleibol. ¡Pero Kageyama termina interpretando todo como una...