"Es al separarse que uno se siente y comprende la fuerza con que se ama"
Dostoyevski
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Se podían escuchar los pasos de aquella persona acelerar, lo habían llamado para una reunión urgente y llegaba cinco minutos tarde. Conocía lo estrictos que eran sus superior con la puntualidad y resulta ser que él siempre era el impuntual.
Se detiene delante de una gran puerta color caoba, tiene dibujo de las doce constelaciones. Sin pensarlo mucho pudo su mano en un escáner el cual le permitía la entrada.
– Cetus ha llegado.
El peliblanco había dado un salto por el susto que le había dado la voz de aquella mujer, la detestaba con su alma siempre llegaba a asustarlo. Carraspea la garganta para recomponerse, al las puertas ya estar abierta se adentra a una sala con una mesa grande con seis sillas a cada lado y en una punta tres sillas, nunca se había utilizado.
Siguió caminando por aquella sala llegando a una puerta más normal, abrió entrando a una oficina que estaba algo desorganizada cosa muy extraña por parte de su superior. Ignorando aquel desastre avanza hasta sentarse en la silla desocupada, listo para recibir un regaño por la tardanza.
– Cetus llegas ocho minutos tardes. Tú deberías ser uno de los más rápidos, tienes la habilidad de hacer portales- empezó regañando el mayor de los tres presentes.
– Lo siento, lo siento. Pero es que me avisaron en medio del maldito baño- se quejó el peliblanco.
– Orión eso ahora mismo no es importante. Los he llamado para una reunión urgente ya que hoy me han informado de amenazas agendas a este planeta. No vienen con pensamientos pacíficos exactamente, nostros tres seríamos unos inútiles a el lado del enemigo. Lamentablemente nos vemos en la obligada necesidad de reunir a los doce- habló el superior.
– Ofiuco eso es una locura. No sabemos dónde están ellos. Tampoco sabemos si saben de la existencia de sus habilidades o a penas que si son de los elegidos- se quejó el peliblanco.
– Te equivocas ahí Cetus, si lo sé. Hice un afiche con todos los chicos y las coordenadas para buscarlos.
– ¿Como los buscaríamos exactamente?.
– Ahí pequeño amigo es donde entras tú- sonrío con malicia Orión– Vas a ser el encargado de buscarlos ya que tienes la habilidad indicada.
– ¿Eh?, Chicos por favor no sean crueles conmigo, mi corazón es sencible.
– Te quiero aquí en una hora- sentenció Ofiuco.
Cetus se iba a seguir quejando por la imposición que le habían dado, pero al notar la mirada amenazante de su superior decide asentir. Coge lo que le entrega Ofiuco y se retira, dejando a los dos mayores solos.
– ¿Crees que hicimos vine en dejarlo ir solo?- pregunta Orión mirando la salida– Sabes que no tiene pasiencia y es algo inestable de vez en cuando.
– Confía en él Orión, recuerda que en estos momentos hay que estar más unidos que nunca.
– Como digas.
Mientras tanto Cetus había ido al primer punto de recogida el cual no era mucho de su agrado. La prisión más protegida de Madrid. Lamentaría decir que tuviera que entrar directamente a ese lugar del demonio, por suerte su superior había puesto hasta la celda en la cual debería recoger al chico.
Al llegar se encontró una escena nada agradable. Un chico más jóven que él se encontraba sentado encima de un hombre que se veía mucho más fuerte que el jóven. Cetus miró el primer archivo, para luego mirar a él jóven quien ya se había levantado mirándolo desafiante.
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Nuevo comienzo
FantasyDoce chicos fueron elegidos para proteger al mundo y ser llamado los guerreros del Zodiaco, con diferentes habilidades cada cual diferente. Actualmente por problemas de que un mal mayor se acerca a la tierra hay que reunir a esos chicos y entrenarlo...