Sinopsis

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Mi nombre es Leah Stone tengo 17 años y mi vida es un completo y rotundo desastre.

Soy hija única. Mi madre es enfermera y trabaja en el hospital Seattle. Mi padre murió cuando yo nací. No conozco a mi familia paterna ya que a mi madre no le gusta hablar de nada relacionado a él. No tengo siquiera una foto.

Prácticamente lo único que sé es que murió, pero no sé de qué, cuando, ni donde está su tumba para poder ir a dejarle flores. Cada vez que le preguntaba a mi madre ella me regañaba o cambiaba constantemente de tema hasta que me aburrí y no pregunté más.

Soy una chica muy tímida, antisocial y de pocos amigos. ―por no decir ninguno-―Hasta hace muy poco tenía una vida normal dentro de lo que cabe, en un instituto normal, compañeros normales hasta que mi madre conoció a Ricardo. Un empresario millonario que vino por accidente a este pueblo arrastrando todo a su paso y llevándose a mi madre junto a él.

25 de diciembre 2019

―Leah tenemos que hablar

― ¿Qué pasa mamá? -miro con el ceño fruncido al señor a su costado- ¿Quién es él?

Ella esboza una sonrisa tímida hacia él y se acerca cariñosamente entrelazando sus manos. Repito la escena en mi cabeza una y otra vez viéndola a ella, a él y a la cercanía que emanaba de ellos. La seriedad de él al mirarme y la sonrisa enamorada de mi madre que no la dejaba ver lo que estaba sintiendo yo en ese momento.

― ¿Qué está pasando? -digo con voz cautelosa

―Nos mudamos-exclama emocionada mientras yo me quedo estática en el lugar

― ¿Que?

― ¡Ricardo me propuso irme a vivir con él!

¿Es una broma?ella me mira con enojo y avergonzada al ver a su novio fruncir el ceñoPero mamá ¿te volviste loca?le reclamo sin importar que ese hombre se encuentra ahí

¡Leah!,me regaña mi madre mientras yo la miro sin poder creer que haya tomado esa decisión sin decirme y justo en navidad; una fecha especial para ambas.

Mi madre comienza a regañarme y que la decisión está tomada, que arregle mis cosas ya que al día siguientes nos mudaríamos a Los ángeles.

Quise morir ese mismo día y sin decir absolutamente nada subí a mi habitación: triste y desolada. No tenía elección, era menor de edad y solo tenía a mi madre conmigo.

Ese día mi vida cambio por completo dando un giro inesperado. Aún recuerdo las suplicas hacia mi madre para que nos quedáramos, pero fue en vano. Ella había elegido a ese hombre y había tomado una decisión desde hace mucho y no le importo tomarme en cuenta.

De un día para otro tuve que acostumbrarme a una nueva vida:

Nueva escuela, nuevos amigos, nuevo hogar y hasta a mis nuevos hermanastros. Nunca en toda mi vida me imagine lo que significaría todo este cambio y lo que el destino tenía preparado para mí.

Sufrimiento, dolor, amistades nuevas, aprendizaje, mi primer amor, mi primer corazón roto y un montón de momentos que no elegí pero que me hicieron madurar y darme cuenta de varias cosas.


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