¡El intercambio de Jiang Cheng! (Parte 1)

1.4K 151 71
                                    

Todo estaba bien cuando se fue a dormir. Todo perfecto, de verdad que sí. O, por lo menos, mucho mejor de lo que lo había estado en años, eso desde luego. Durante el día anterior hizo su trabajo, entrenó a sus discípulos, puso a Liu PingYang a dar vueltas por los lagos corriendo junto a otro par de demonios deslenguados como ella a modo de castigo por pasarse de listos, le envió una carta a su sobrino, su respuesta y la de Wei WuXian avisando de que iban a pasar por el Muelle del Loto le dieron jaqueca... lo habitual. Llegó a su habitación en un estado de parcial agotamiento y se le pasó en cuanto su adorado esposo sugirió utilizar la cinta del clan Lan de forma poco ortodoxa (oh, si Lan QiRen supiera lo que hacían con ella) y follarle hasta casi perder el conocimiento, algo también más o menos habitual. Después, que no quepa duda, se cobró una divertida venganza que acabó con Lan XiChen jadeando sin resuello contra el colchón y pidiéndole que fuese más rápido. Y luego se fue a dormir. 

Normal. Normal. Todo normal.

Así que, si todo era tan normal... ¡¿qué demonios hacía un gato lamiéndole la nariz?! ¡En el Muelle del Loto no había gatos!

Jiang WanYin abrió los ojos, alertado e inquieto, listo para atacar como ese soldado que despierta por un grito de alarma en mitad de la guerra. Se incorporó de un salto sobre la cama (muchísimo más mullida que la suya, con las sábanas mil veces más suaves) y el gatito (la gatita, pero eso él no lo sabía) tumbado en la almohada le devolvió una mirada tan confusa como la suya propia. Era bastante bonita, aunque al líder Jiang no le interesaba lo más mínimo lo adorable que pareciese ni el gracioso patrón de manchitas blancas y negras, que empezaba en sus patas traseras y acababa pintando su cabecita triangular pero dejándole el hocico en blanco. La cachorra, Sandu, ladeó la cabeza a un lado mientras le maullaba, como formulando una pregunta. Por supuesto, Jiang WanYin no la entendió. Tonto. Su madre ya le había avisado de que los humanos a veces eran la mar de raros, pero... ¿tanto? Si Jiang Cheng siempre le acariciaba cuando le despertaba a lametones, así que no entendía por qué hoy no. Y no le gustaba. Además hoy su humano favorito olía raro. No sabía describirlo ni sabía muy bien a qué, solo que era... distinto.

La gatita se bajó de la cama de un salto, ante la mirada perpleja del cultivador, que todavía no entendía nada de lo que ocurría a su alrededor. No le hizo caso como venganza por no hacerle caso primero y se marchó por la rendija de la puerta entreabierta moviendo la cola de un lado a otro. Que se aguantase el humano raro, por listo. Tenía que contarle las noticias a su madre y a Liebing antes que nada, quizá ellos supiesen qué le pasaba.

Visto lo visto, hasta un gato o un perro sabría más que el propio Jiang WanYin en aquel momento.

¿Dónde demonios estaba?

Y aún más importante... ¡¿qué se suponía que hacía desnudo?!

(Spoiler: pensaba ignorar con bastante facilidad que en realidad él también se había ido a dormir sin túnicas de ninguna clase para tachar a su álter ego de desvergonzado, sí. Así se quedaba con la conciencia más tranquila.)

En realidad aquel hecho innegable, las marcas enrojecidas con formas que recordaban a una dentadura conocida surcándole los muslos, las extrañas prendas en el suelo y las aún más extrañas estructuras a su alrededor deberían haberle dado una pista clara sobre dónde se encontraba. No sobre el por qué, pero eso ya lo habían tachado de incomprensible meses atrás, cuando un día Lan XiChen simplemente dejó de intercambiarse con Lan Huan, tan de sopetón como empezó. Por desgracia, de poco sirvieron tales indicaciones, porque le dolía la cabeza y sus pensamientos iban a mil por hora, demasiado dispersos como para trazar un hilo coherente con el que descifrar el misterio que de pronto lo envolvía. Oh, por todos los dioses, ¿es que acaso no podía tener ni un maldito lunes normal?

Vida Extra [Between & Emperor's Smile]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora