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No podía apartar mi mirada de él. Se veía exactamente igual que la última vez que lo vi, cuando su mirada se posó en mi, sus ojos se abrieron más de lo normal.
Debía de estar igual de impresionado que yo, yo tampoco había cambiado mucho desde aquella vez a excepción de que quizás estaba menos delgada y mi cabello era más corto.
Ninguno de los dos despegaba la mirada del otro, haciendo que mis latidos golpearan con fuerza en mi pecho.

—¿Cinco?—Habla rompiendo el silencio Luther y este por fin aparta su mirada de mi.

—Hola, Luther—Escucho su voz, es justo como la recordaba y no puedo evitar que mis ojos se cristalicen.

Cinco camina dentro de la casa pasándonos por un lado y todos a excepción de mí comienzan a seguirlo.

—Hey—La voz de Klaus me saca de mi transe y lo volteo a ver—Ven, tranquila—Toma mi mano y caminamos juntos hasta nuestro pequeños escondite, el que usábamos como refugio de papá.

Nos acomodamos alrededor de la mesa y observamos cómo Cinco se pone a buscar cosas en los cajones y puertas de la cocina. Yo sentía mi pecho subir y bajar en repetidas ocasiones, no podía creer que el estuviera frente a mi. ¿Cuantas noches no llore hasta quedarme dormida al anhelar este día?.

—¿Que fecha es?—Vuelve a hablar Cinco provocando que de nuevo mi mirada se fije en el.

—Veinticuatro—Le responde Luther.

—La fecha exacta—Responde el mientras pone en la mesa un paquete de pan, crema de maní y malvaviscos.

—Marzo—Le contesta Vanya y yo agacho mi cabeza. No podía procesar bien lo que sucedía.

—¿Y bien? ¿Vas a hablar?—Le dice Luther al ver que Cinco no tiene más intención de hablar—¡Han pasado diecisiete años!—

—Ha pasado mucho más que eso—Le responde Cinco poniéndose frente a él y después se teletransporta.

—¿Donde estuviste?—Habla por primera vez Diego.

—En el futuro, es una mierda por cierto—Le contesta Cinco y me da una mirada fugaz.

De la nada siento como me desconecto. Escucho sus voces, pero como si estuvieran en otra habitación así que no entiendo lo que dicen. Aprieto mis puños tratando de relajarme pero es imposible, esto es demasiado para mi.
Papá muere, todos regresan y ahora tengo a Cinco frente a mis narices y pareciera que nunca pasó nada entre nosotros porque no es bueno para dirigirme la palabra.

—Zoé, Zoé—Siento como Allison me sacude y yo reacciono—¿Estas bien?—Asiento con mi cabeza y puedo notar en su mirada, qué siente pesar por mi.

—¿Cuánto tiempo estuviste ahí?—Pregunta Luther.

—Cuarenta y cinco años, más o menos—Le responde Cinco y yo frunzo mi rostro. ¿Estuvo atrapado todos esos años?.

—Estás diciendo que... ¿Tienes cincuenta y ocho años?—La pregunta de Luther hace que mis hermanos se den miradas confundidas entre ellos.

—No, mí conciencia tiene cincuenta y ocho pero al parecer tengo trece otra vez—Explica y toma entre sus manos el sándwich que había preparado. Eran los que Vanya solía hacerle, pff, idiota.

Espera ¿me estaba poniendo celosa por un maldito sándwich?.

—Pero ¿como es posible eso?—Habla muy confundida Vanya.

—Dolores insistía en que la ecuación estaba mal—Habla Cinco y siento de nuevo un escalofrío en mi piel. ¿Dolores? ¿Quien era ella?. En definitiva esto me estaba poniendo demasiado mal.

𝐄𝐧𝐜𝐮𝐞́𝐧𝐭𝐫𝐚𝐦𝐞 | CINCO HARGREEVES (Cancelada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora