•Él la recuerda, ella a él no.
•Esa canción quedó guardada en su corazón, pero la escondió para olvidarla.
•La luna siempre está acompañada por estrellas, aunque sea una pequeña.
•La luna, sus estrellas y luciérnagas... bueno, y como olvidar ese di...
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—Buenos días, Kaori-san —saludó Hoshi con entusiasmo mientras entraba a su lugar favorito; La tienda de Música.
—Buenos días, Hoshi-chan — correspondió la mayor.
—¿Ya llegó el nuevo sencillo de Camila en vinil? —preguntó poniendo sus manos sobre el mostrador.
—Oh, sí. Puedes buscarlo en la sección 4 —le guiñó el ojo divertida. —Por cierto, hace rato un chico fue para allá. ¿Puedes decirle que ya encontré los audífonos que me pidió, por favor?
—¡Claro que sí!
Kaori le tenía mucho aprecio a Hoshi, se conocían de hace un tiempo y aunque tuvieran una diferencia de 5 años de edad, eran muy buenas amigas. Kaori era como su hermana mayor.
La azabache iba dando saltitos hasta llegar a su destino. Al llegar vio a un chico rubio, supuso que él sería el chico a quien Kaori se refería.
—Hey, chico rubio. Kaori-san te busca —tocó su hombro.
—¿Kaori-san? —preguntó confundido.
Cuando volteó, Hoshi se quedó absorta por la impresión de ver al chico de frente. Su rostro era de un niño de 10 u 11 años, pero su altura era todo lo contrario. Su estatura y complexión lo hacían lucir mayor. Era muy lindo y sus lentes llamaron mucho la atención de Hoshi.
—Sí, la chica del mostrador. Dijo que ya había encontrado los audífonos que le pediste.
Él ya sabía quien era Kaori, puesto que era amiga de su hermano mayor, pero por alguna razón quería tener una conversación que pasara del "ah, gracias". Lástima que la emoción le ganó.
—¡Genial! —salió disparado hacia el mostrador.
—Que grosero. Un gracias no hubiera hecho daño, —musitó—aunque es lindo —sonrió y siguió con lo suyo.
...
—Veo que Hoshi-chan pudo encontrarte, Tsuki —sonrió Kaori.
—Sí —respondió rascando su nuca.
—Toma los audífonos y dile a tu hermano que lo iré a ver en el siguiente partido —dijo, extendiéndole los audífonos.
—Sí, yo le digo. ¡Ya verás, él será la estrella! —exclamó emocionado mientras pagaba su nueva adquisición.
Sus ojos emitían un brillo singular al hablar de su hermano. Después de todo, él era su ídolo, su modelo a seguir. Estaba a punto de salir, pero algo lo hizo dar la vuelta y regresar al lugar donde se encontraba la azabache.