CAPÍTULO 14

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Los árboles se veían como un cuadro borroso a través de la ventanilla del auto. Michael y Alanna conversaban conmocionados sobre el más reciente asesinato del desquiciado de los carteles. Aquella mañana de lunes no había oido más que eso; del propio del policia que le habían puesto el domingo en la noche para cubrir el puesto de Sam, en la radio y de la propia boca de Michael cuando le vio.

De cómo habían asesinado a Madelaide Rayden.

Y ciertamente, sentía que el estómago se le revolvía cuando hablaban de aquello. Cuando relataban sobre como habían encontrado el cuerpo de una jovencita que asistia al instituto que alguna vez le había albergado como un segundo hogar casi mutilado.

No fue consciente de que el automóvil dejó de moverse hasta que Alanna le sacudió con fuerza. —¡Lisa! ¿Estás en la tierra?

La de cabello castaño observo a su amiga y lanzó una sonrisa de lado antes de aceptar su ayuda para bajar del auto. La molestia en una de sus costillas no se iba pese a que estaba casi sana. Los tres caminaron hacía la puerta de la elegante propiedad. Alanna llamo a la puerta. —¿Asi que no sabes aún quién se ha mudado en la casa del lago?— cuestiono Michael.

Aquella mañana no había tardado mucho en comentarles a sus amigos la más reciente novedad no tan tétrica de su vida; sus misteriosos vecinos. Lisa miró al joven y nego —Aún nada. Supongo que en algún momento se presentaran, o quizás deba ir yo. — declaró. Si Sam Murich siendo policia poco había conseguido de información, no le quedaba más que esperar para saciar su curiosidad.

Cuándo la puerta se abrió, Lisa escaneó sin reparo alguno a la mujer frente a ellos; cabello rubio recogido prolijamente, vestimenta negra, tacones altos y una forma peculiar de expresión. Estaba seria pero de alguna forma parecía estar riendose de ella por lo bajo.

Lisa tuvo una mala impresión, sin embargo, despejo sus ideas. Seguramente era un prejuicio suyo producto de su mente inestable y diezmada entre miles de pensamientos.

—Buenos dias, Lisa.— murmuro la mujer antes de extender su mano en dirección a ella. La joven presto atención a sus uñas cortas y libre de esmalte antes de responder el gesto. —Soy la Licenciada Jesicca Beker.

Respondio el saludo retirando su mano con rápidez. —Un placer— le lanzó una mirada a sus amigos. Michael aclaró la garganta y le palmeó con suavidad uno de sus hombros.

—Iremos a Dolly's por un par de cafés — le informó. —Estaremos aqui afuera cuando salgas.

La risita de la doctora inundo el ambiente. —¿Porqué tanta seriedad?— cuestiono —No es que vaya a someterla a una lobotomía. —Alanna fue la única que lanzó una risa para no hacer sentir incómoda a la profesional.

Los tres amigos se despidieron, y cuando Lisa estuvo sentada en el despacho de la Licenciada Beker sintió el ambiente mucho más denso. Estrujo sus dedos entre sí. —Bueno, Lisa. Es un placer conocerte finalmente. —expresó la mujer antes de apoyar sus codos sobre el escritorio y mirarla fijamente. La joven se sintió cohibida y movió su mirada hacia los lados, escaneando de alguna forma el lugar.

—Habría venido antes si me hubiera llamado— pese a que no quiso, aquello sonó como un reproche. El hecho de que la mujer haya llamado a sus amigos antes que a ella le predisponia de mala manera. Le había hecho sentirse invadida en su vida privada.

La mujer rubia notó aquello. Sonrió —Me parecio conveniente darte un poco más de tiempo para que comiences las sesiones más...tranquila. — declaró. —No tienes que estar nerviosa. Puedes sentir este lugar como otro espacio para atravesar toda esta situación.

DEVIL'S WALKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora