CAPÍTULO 20

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LA LUZ AZULADA QUE INGRESABA POR LAS VENTANAS EN AQUEL DIA NUBLADO PARECIA HACER TODO MÁS LUGUBRE. Lisa movió sus ojos mieles desde sus pálidos dedos hacia la mujer rubia sentada detrás del escritorio negro que les separaba. Podría estar maldiciéndola, o gritando blasfemias pero había comprendido a la mala que aquello solo era perjudicial para ella misma. La hacia ver desquiciada. Le lanzaba más barro sobre su tumba. —¿Cómo te estas sintiendo? — quería creer que su preocupación era genuina, que sus ojos se entrecerraban levemente porque estaba preocupada pero simplemente no podia. Ni ella misma comprendía el recelo que tenia tan arraigado para con aquella psiquiatra. Simplemente quería correr cada vez que la tenia cerca y eso era una mala señal. 

Su cuerpo preparándose para enfrentar al peligro. 

Intento controlar su mal humor y esbozo una mueca que estaba lejana de volverse sonrisa. —Bien. 

—Sabes que si sigues mintiéndome no puedo ayudar en nada. —Lisa se sorprendió cuando la mujer se levanto de su asiento y comenzó a recoger sus cosas. ¿Eso era todo? 

—¿Esto es todo? —pregunto, la ira rasgándole la parre posterior de la garganta. —¿Desperdicio días aquí para que te vayas después de que? ¿Cinco minutos? 

El portafolio de la mujer apoyándose con fuerza sobre la madera hizo que los hombros de Lisa se movieran hacia arriba levemente por el sobresalto. Sus gélidos observándole con fijeza —No se cuanto más tardaras en entender que no soy tu enemiga. Pero hasta que estés negada a hacerlo, no podremos hablar de nada. —sostuvo de nuevo sus cosas y camino hasta quedar a un lado de su silla. —No con honestidad. — los pasos resonando sobre las cerámicas del suelo en cuanto comenzó a moverse en dirección a la puerta de salida de aquel consultorio. 

Un paso. 

Otro paso. 

¡Se esta yendo, idiota! 

Un paso más. 

¡Tu oportunidad se esta yendo!  

Lisa trago saliva y soltó finalmente la parte de su labio que estaba mordiendo con fuerza. —No puedo dormir en las noches...—su voz fue suficiente para cortar los pasos de la mujer en dos y se sintió victoriosa por algunos segundos. Por primera vez en días, parecía tener control de alguna situación que le involucraba. Ella no iba a irse. Estaba muy interesada como para eso. Tal y como lo predijo, la psiquiatra volvió a dejar su portafolio en el suelo a su lado y tomo asiento. La forma en la que inclino  su cuerpo sobre el escritorio fue una señal de que estaba escuchando y de que debía seguir hablando si quería llegar a algún lugar. —Tengo pesadillas cada vez que cierro los ojos. 

—¿Sobre qué? 

—La figura negra. 

—¿El asesino de tu padre? 

Lisa asintió. —Nunca puedo ver su cara, justo como en esa noche. — sintió su garganta rasposa cuando trago saliva. No fue completamente consciente de las lágrimas que mojaban sus mejillas hasta que paso sus manos para limpiarse debido a la molestia. —Todas parecen ser iguales en diferentes escenarios y él solo- —se frustro de un momento a otro — solo se queda alli parado, estático como si...como si intentara que algo más pase. Quizás solo quiere que actué de alguna otra forma, tendría que golpearlo o pedir ayuda o...— cubrió su rostro con una de sus manos cuando no pudo contener el llanto. Todo estaba superándola. 

—¿Entonces eso es? — La joven miro los ojos de la mujer, los cuales, habían adquirido un extraño brillo: un interés peligroso. —Lisa...¿crees que el asesinato de tu padre fue tu culpa? 

DEVIL'S WALKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora