Carta a una desconocida

¿Te acuerdas de mí?

¿Te acuerdas de mí?

Soy la chica que te encontraste en la estación de tren, cuando tuviste ese mal día y chocaste conmigo, haciendo que soltara mis cosas y se estrellaran contra las losetas blancas.

Soy la chica que te dijo de mala forma "fíjate" y no te volteo a ver, hasta que me ayudaste a levantar mis libros.

Soy esa que, al verte, te vio como si no fueras nada, hasta que escuche tu voz.

Soy esa chica de cabello largo y ondulado, esa que cambio su semblante y se disculpó al momento por hablarte así.

Esa chica de hace unos meses...

Con la que comiste helado derretido a causa del intenso calor que hacia esa noche, en ese local de colores neón y salas estilo años 60.

Pero...

¿Te acuerdas de mí?

Es la pregunta que ronda en mi cabeza desde hace un mes, cuando deje de recibir tus mensajes.

Han pasado días desde que supe de ti...

Me pregunto si esta es la respuesta que me da la vida, a esa pregunta que le hice hace unos meses...

Me pregunto constantemente en donde estarás, también pienso si estarás bien o si ya comiste...

Que ilógico preguntarme todo eso, si al final solo fuiste parte de unos meses de mi vida.

Me sorprendo pensando en ti a destiempo, a veces cuando cocino, algunas otras cuando trabajo, te cruzas como si nada cuando estoy haciendo cuentas y sin duda, estas en mis sueños...

A diario paso por donde trabajas, pensando, con un poco de esperanza para ser sincera, el poder verte y saber que sigues con tu existencia.

Pero paso sin respuestas de ti...

No es que sea una obsesiva, simplemente es mi camino al trabajo y no puedo reprimir mis ganas de verte y saber de ti.

Para ser sincera nunca me detengo a preguntar por ti, solo veo a través de la ventana del auto, si de casualidad estas por ahí.

Algunas veces también paso por tu casa, pero me limito a pasar de largo y no parar el auto y tocar tu puerta.

No pienses que te seguí, es solo que resulta que tenemos amigos en común, ¿qué curioso no?

Toda una vida en esta ciudad, con amigos en común, viviendo a pocas cuadras y nunca te vi.

Frecuentemente me pregunto si esa chica que me regalo dos noches, acurrucada en mis brazos, solo fue eso, una chica fugaz que tenia que dejarme esa sensación de paz y después desaparecer...

Que habilidad la tuya de estar tan cerca de mí y parecer invisible.

Pero...

 ¿Te acuerdas de mí?

Tengo que confesar que me aterra un poco reconocer que me proporcionaste tanta paz, me hubiera gustado conocerte más, vivir mas cosas y escuchar tu risa más seguido, mirar tus labios y sentir tu vibra...

Pero no se puede tener todo en esta vida ¿no?

Me hubiera encantado seguir compartiendo mi tiempo contigo y posiblemente vivir alguna experiencia más a tu lado...

Pero tengo claro que algo más importante esta pasando en tus días, para que desaparecieras de este modo.

Te fuiste, sin más, aun siendo una desconocida... no me diste la oportunidad de saber más de ti.

Un día dijiste, que eras tu y tu desastre, lo que nunca te dije, es que sí, eras tú, tu linda sonrisa y tu desastre... 

Lo que me falto decirte es que disfrutaba mucho de ti, de nuestras platicas y sin duda de abrazarte y sentir la calma interna de tu ser...

Donde estés, solo espero que estés bien, aquí todo está igual, vivo en el mismo lugar, escribo a destiempo y continuo con mi perpetua soledad.

Es tan irreal como te filtraste en mi vida, no es que camine por el mundo conociendo chicas como tú, aunque si conozco mujeres, nunca dejo que se queden.

Pero, esta vez quería que te quedaras, quería que me siguieras haciendo sentir bien, suena egoísta lo sé.

Pero tienes ese efecto en mí, ni siquiera nos tocamos tanto, no hubo palabras de amor, ni siquiera tuvimos sexo.

Algunas veces pienso que no solo eras tú la del desastre, yo también lo era...

Posiblemente lo viste en alguna acción mía, en alguna esquina de mi cama, posiblemente entre líneas... no lo sé

Quisiera negar que estoy desconsolada por tu partida, tan repentina, pero a estas alturas de mi vida, no sirve de nada negarlo.

No olvido tus ojos verdes y ligeramente rasgados, con tu piel morena y tu cabello lacio, a la altura del hombro, tus uñas pintadas de ese verde bonito, esta claro que era tu color favorito.

No olvido cuando llegaste a mi casa, en tu bicicleta negra, traías una blusa blanca y pantalones cortos y una sonrisa genuina.

Esa tarde vimos películas, después hablamos bastante sobre nuestras luchas, sobre nuestros logros y al final del día, te acostaste a mi lado.

Como si fuéramos una pareja casada hace años, que tienen esa complicidad al dormir y se acomodan de manera cotidiana.

Esa noche escuchaste mis mayores miedos, ¿porque te los dije? Ni yo misma lo sé. Escuchaste atenta, sin interrumpir, teníamos como fondo el sonido de tu respiración y eso me dio una sensación de paz.

Tu nombre también permanece marcado, debería de olvidarlo, como todos los demás, pero resulta que es especial ¿Quién se llama como tú?

Resulta que eres la única que conozco con ese nombre.

Ópalo...

Entonces...

¿Te acuerdas de mí?

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P.D: No odien a opal jajajaja.