Capítulo 10

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Comencé a moverme lentamente, apreté los ojos al sentir la claridad de la luz sobre ellos, mi cuerpo aún estaba dormido

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Comencé a moverme lentamente, apreté los ojos al sentir la claridad de la luz sobre ellos, mi cuerpo aún estaba dormido.

Sin abrir los ojos moví mis piernas, y lo que sentí me dejó inmóvil... Alguien estaba en la cama conmigo.

Lentamente comencé a girar, para encontrarme a un ángel a mi lado, o eso parecía, porque aunque fuera el Diablo, para mí lucía como un ángel que dormía profundamente.

Rusia

Lo observé detenidamente y de manera detallada. Cada poro de su rostro parecía estar descansado, su cabello negro estaba ligeramente desordenado y sentí un impulso por acomodarlos.

Cuando al fin todos mis sentidos despertaron por completo, recordé cómo lo pasé anoche, bailando con él, y ahora estaba aquí, durmiendo con Rusia .

Lentamente me puse de pie, no quería despertarlo se veía tan lindo así. Con cuidado salí de la habitación.

Fui hasta el baño llevando ropa cómoda, tomé una ducha rápida, me cambié, y salí.

Al volver a entrar a la habitación noté que Rusia seguía durmiendo, solo que ahora ocupaba casi toda la cama.

Lo observé detenidamente, había algo distinto en él hoy, algo que no sé bien que es.

Tomé mi celular y fui directo a la cocina para a hacer el desayuno.

Desde lejos escuché el sonido de las llaves.

— ¡Buen día! — Lanzó fuerte una inconfundible voz.

— ¡Shhh! — Dije saliendo rápido de la cocina. Australia me miró extrañado.

— ¿Hola? — Me miró como pidiendo una explicación, pero yo le sonreí y sacudí mi mano — ¿Qué tal? ¡Hace como dos o tres días que no te veo!

— ¡Baja la voz! — Le reproche en voz baja. Me miró bien.

— ¿Por qué?

— Emh... ¿Cómo has estado? — Pregunté para cambiar el tema, y claro que funcionó, Australia amaba contarme de su vida, más aún si el idolatrado Kuwait estaba involucrado.

— Ni te imaginas. Nunca he estado mejor en mi vida. — Habló de lo más feliz mientras se sentaba en el sillón.

— Ya imagino cómo debe haber quedado el pobre de Kuwait. — Dije divertido. Australia rio por lo bajo.

— Creo que por una semana no podrá moverse. — Reí a carcajadas.

De pronto, escuchamos que la puerta de la habitación era abierta, y ambos volteamos en su dirección.

¡Mierda!

La quijada de Australia prácticamente se cayó al suelo al ver a Rusia parado en la entrada del cuarto.

Q.V.M.A.A.D (RusAme)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora